Manuel Escribano |
PACO AGUADO
Fotos: EFE
Después de varias ferias con sonados éxitos en
esta plaza, indulto incluido, la famosa ganadería de Victorino Martín vivió hoy
su cruz en la Maestranza de Sevilla, donde lidió una corrida ayuna de raza y de
fuerzas que arruinó por completo el espectáculo. Los tendidos de Maestranza de
Sevilla volvieron a llenarse este sábado al reclamo de los toros de Victorino,
que desde hace varios años llevan ofreciendo un buen espectáculo casi
garantizado en una plaza donde los aficionados aún recuerdan el juego excelente
de ejemplares como «Cobradiezmos», el toro de este hierro indultado en la feria
de 2016.
Pero, después de que tantas veces le cayera de
cara, la ganadería extremeña vivió la cruz de la moneda en una tarde en que la
emoción iba abandonando el ruedo a medida que salían por chiqueros los seis
descastados o flojísimos ejemplares que se embarcaron esta vez desde la finca
"Las Tiesas".
En tipo de la casa, es decir, bajos de agujas
(casi todos), largos, sueltos de carnes y con pitones engatillados a veleto,
los "victorinos", que lucieron divisa negra en señal de luto por la
muerte de su ganadero hace unos meses, echaron un borrón sobre el gran palmarés
de su hierro en Sevilla. Alguno, sí, mostró cierto empuje inicial y hasta una
evidente calidad en sus embestidas, como el quinto, solo que, la casta y la
fuerza le iban abandonando al paso de sus cada vez más mortecinas embestidas.
Pero, al menos, ese ejemplar propició de salida el
único momento vibrante de la tarde, cuando Manuel Escribano, que se había
mostrado empeñoso con su complejo toro anterior, lo saludó con una apurada
larga cambiada a portagayola, siguió de rodillas con otras dos en la misma
puerta de toriles y aún le cuajó seis o siete lances templados que el animal
tomó con profundidad y entrega. Pero ahí se acabó todo, porque tras pasar por
el caballo de picar, el cárdeno comenzó a afligirse en el inapropiado inicio de
faena que le aplicó por bajo el sevillano para después irse agotando en los
apenas diez o doce naturales en que, con voluntad pero casi sin vida, intentó
seguir la muleta. Con todo, Escribano dio a su muerte la vuelta al ruedo en
recuerdo al vibrante saludo capotero que acabó pesando en el global.
Otro de los pocos momentos reseñables de la
corrida se vivió durante la lidia del sexto, que por no emplearse apenas ante
las telas tuvo más fuerzas y duración, aparentemente. Daniel Luque, que no se
había arrugado antes ante las cortas y "orientadas" embestidas del
tercero, logró sacarle a este último una buena serie de pases con la derecha,
citándole con la muleta retrasada para aprovechar así, con cierto empaque, sus
medias arrancadas. Sonó la música por ello, pero, rompiendo el espejismo, el
toro ya no quiso más "baile".
El resto de la corrida, incluidos los discretos
tercios de banderillas que protagonizó Escribano, se diluyó en la memoria tanto
como la casta de los "victorinos", pese al buen oficio de Antonio
Ferrera ante un lote sin opciones, por afligido el primero y por absolutamente
vacío de casta y de fuerzas el cuarto. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Victorino Martín, de correcta presencia y en tipo de su encaste,
que apenas dieron un mínimo juego por su falta de casta y energías. El mejor
fue el quinto, con clase, pero sin brío alguno y de escasísima duración; y los
peores, primero y tercero, con cierto peligro y complicaciones defensivas.
Antonio
Ferrera, de fucsia y oro: dos
pinchazos y estocada trasera caída (silencio); estocada (silencio).
Manuel
Escribano, de negro y oro: estocada
y dos descabellos (ovación); estocada trasera (vuelta al ruedo tras
insuficiente petición de oreja).
Daniel
Luque, de tabaco negro y oro:
tres pinchazos y estocada corta (palmas); pinchazo y estocada trasera
atravesada (palmas).
Entre las cuadrillas, Raúl Caricol y Alfredo
Cervantes saludaron tras banderillear al sexto.
Sexto festejo de abono de la feria de Abril,
con lleno en los tendidos (unas 12.000 personas), en tarde agradable.
Daniel Luque, de gran dimensión este sábado, fue recibido al entrar a la plaza con una pancarta "Daniel Luque paga lo que debes"... más guasa sevillana imposible |
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