La temporada taurina de Sevilla, una de las más
importantes de España, se inauguró hoy con el pregón del escritor español
Idelfonso Falcones, un texto que estuvo centrado en las críticas a los antitaurinos
y los elogios al toro bravo.
El acto, organizado por la Real Maestranza de
Caballería en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla, se celebró en el
teatro Lope de Vega de la capital andaluza, horas antes de la primera corrida
en la que los diestros Antonio Ferrera, José María Manzanares y Andrés Roca Rey
lidiarán toros de Victoriano del Río.
Los pasodobles "Nerva" y "Dávila
Miura", interpretados por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, dieron
paso al discurso de a Falcones (Barcelona, 1959), quien calificó su
intervención de "temeraria" por atreverse a hablar de toros en
Sevilla, "cuna de la fiesta moderna".
Falcones, autor del libro superventas "La
catedral del mar", retrocedió a su niñez, a la memoria de las dos plazas
en la ciudad de Barcelona, donde se prohibió por ley el toreo en el año 2012,
aunque una sentencia del Tribunal Constitucional español la declaró nula cuatro
años después, algo que "no ha modificado la realidad que se vive en
Cataluña: seguimos sin toros", dijo.
También recordó la afición compartida con su
madre, afirmando que el universo taurino se vincula a los "recuerdos de
personas queridas entrelazados con tardes gloriosas".
Falcones lamentó que en la actualidad tenga que
vivir su afición lejos de Cataluña, una parte de España "que por más
empeño que pongan algunos, ya celebraba festejos taurinos en la Barcelona del
siglo XIV y no por un rey basto, guerrero, sino Juan I, intelectual, mecenas,
amantes de las letras y la poesía".
El novelista declaró que "la liberación
animal y el fin de su sufrimiento están considerados desde los grupos políticos
y filosóficos afines como una de las causas que ocupará -y parece que eso se
está produciendo- un lugar en las reivindicaciones sociales del siglo
XXI".
"Los animalistas no sólo encarnan el bien
común, esa idea indiscutible, sino que se imputan la representación de la
mayoría social promoviendo la tensión pública, el rencor contra la casta.
Siempre hay que elegir enemigo, en este caso un colectivo que encuentra arte y
sentimiento en las corridas de toros", dijo.
El pregonero defendió que "el toro es bravo
no sólo porque animal y ganadero cumplen los requisitos reglamentarios sino
porque lo demuestra en la plaza".
Se preguntó por la preferencia de un toro bravo:
"¿Morir en un matadero como los mansos o hacerlo peleando en la plaza de
la que además algunos, los mejores, salen vivos?"
"El toro bravo está destinado a luchar o ser
sacrificado, nadie va a alimentarlo sin la contrapartida de un
rendimiento", afirmó el escritor. "Nadie, ni los ganaderos ni el
Estado ni los animalistas ni los abolicionistas", subrayó.
Falcones concluyó dedicando su texto a los toros
bravos y citó los nombres de todos los animales que habían merecido el perdón
en la plaza de la Maestranza de Sevilla.
"Dos de ellos lo fueron en una tarde como la
de hoy, la del Domingo de Resurrección, un día propicio para que se repita la
gesta del toro bravo que sortea la muerte mostrando su casta y su trapío".
/ EFE
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