Plaza
llena. Todos a hombros. Ponce con cuatro orejas, El Juli solo con dos por pinchar
sendas faenas y el ganadero con un indulto y todos los arrastres aplaudidos.
Apoteósico final tuvo la feria.
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadir45
Foto: EFE
La Monumental fue un volcán desde la primera
suerte hasta que los protagonistas abandonaron el ruedo en andas. La reedición
del mano a mano celebrado hace dos años resultó un acierto rotundo para la
empresa. Abarrotaron los tendidos, aficionados y notables, medios de todo el
país y fuera de él, para vivir el epílogo feliz de la feria, que ya es casi siempre
una certeza triunfal.
El clima fresco, pero seco también contribuyó, y
otra vez Ponce venció. Tenemos que decirlo así, pues los mano a mano son por
definición competitivos. Pero no lo hizo por que cortó más orejas, pues al
final eso explica poco, sino por el contraste que la exquisitez fluida de su
tauromaquia, marcó frente al toreó poderoso y visceral del más arrimado Juli.
Ambas versiones válidas por supuesto para el público. Los coros rugientes de
¡Pooonce! y ¡Juli - Juli!, en sus respectivos turnos lo manifestaron.
El encierro de Ernesto Gutiérrez, muy cómodo,
parejo y colaborador. De comedido peso y apretadas puntas, negro todo, embistió
con diversa codicia y clase, pero encima con una repetición y un fondo casi que
inagotables. Desde “Canario”, el primero, indultado, hasta “Espumoso”, el
sexto, fueron ovacionados. No picados, también es cierto. Bueno, al fin y al
fin y al cabo, esa suerte no goza de simpatías por acá. Como tampoco hoy el
tercer par. Blandeó el quinto, pero recibió sabia terapia y se sostuvo. Algunos
escapistas que buscaron las tablas, fueron capturados por las muletas.
En resumen, muy en el tipo y el talante de la
ganadería, pero más en el concepto local que es propio y no se parece a
ninguno. “El toro de Manizales”. Lo dice claramente la total aprobación de la
clientela, el orejerío amputado, que de haber atinado más los estoques hubiese
sido total, y, claro, los honores al ganadero. Con material tan propició los
dos maestros eximidos de lo épico se entregaron a lo estético, cada uno a su
estilo, y la música de las faenas excepcionales y de las otras no cesó en toda
la tarde.
Enrique Ponce, abrió su libro gordo y eso hubiese
sido suficiente quizás, pero además desbocó su inspiración. Tres faenas de
consonante y delicada tesitura, en las que la lentitud, la secuencia, el
dominio y el inmaculado temple alternaron las suertes fundamentales con
improvisaciones y variantes floridas. Verónicas genuflexas, largas cordobesas,
poncinas y condesas a pedido de aficionados, naturales de rodillas, remate del
último tercio con el capote, simulación de la suerte de recibir despachando al
indultado directo a la puerta de toriles... Hizo lo imaginable y lo
inimaginable con una facilidad pasmosa, convirtiendo de salida la plaza llena
en un manicomio. Cortó cuatro orejas y no fueron seis por un lapsus con la
espada.
El Juli, quién lo creyera, pareció acusar el peso
argumental de su alternante. Se le notó vehemente toda la tarde, ansioso de
superar la apuesta y eso terminó afectando el desparpajo proverbial de su toreo
y su gran eficacia estoqueadora. No hay otra explicación para haber pinchado
dos faenas que pese a no haber tenido la naturalidad de sus mejores creaciones
eran de triunfo indiscutible. También tiró de repertorio. Tapatías, en respuesta
a un grito salido del tendido alto, lopecinas espectaculares, cartuchos,
luquesinas y fulminó al cuarto por arriba ganando sus únicas dos orejas. A los
otros no les atinó de una, ni recibiendo ni al volapié. Sin embargo, la plaza
se le rindió sin reato, con no menor pasión que a Ponce. Los coros de ¡Torero!
¡Torero! Y los cantos fueron para los dos.
Al final salieron ambos a hombros, acompañados de
Miguel Gutiérrez, el hombre que cría el toro sobre el cual la afición de
Manizales ha levantado su credo.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Ernesto Gutiérrez, en el tipo de la casa, parejos, cómodos de cara,
nobles y con mucho fondo. Indultado el 1º “Canario” Nº 107, negro, cuatreño de
498 kilos. Los demás aplaudidos En el arrastre.
Enrique
Ponce, dos orejas simbólicas, dos
orejas y vuelta.
El
Juli, saludó tras petición de
vuelta, dos orejas y palmas.
Incidencias: Saludaron Ricardo Santana y Jaime
Mejía tras parear al 4º. *** Al terminar la corrida salieron a hombros Enrique Ponce, El Juli y El ganadero Miguel
Gutiérrez.
13 de enero 2018. Monumental de Manizales.
7ª de feria. Sol y nubes. Lleno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario