Antes de seguir. Antes que nada. Una pregunta.
¿Qué diferencia hay entre un escrache a un político y un escrache a un
aficionado a los toros cuando acude a la plaza?... O más exactamente a miles de
aficionados a los toros cuando acuden a la plaza... Esa me la sé, esa es muy
sencilla, en que el primero acaba en el juzgado y en los titulares de prensa y
el segundo acaba con un ¡circulen, circulen! de la poli a los escracheados que
quieren protestar... Otra pregunta a consecuencia de las anteriores. ¿Por qué
un aficionado a los toros tiene menos derechos que un político al que no le
gustan los toros?... Esa no la sé ni acierto a descifrarla si antes no
aceptamos que los españoles no somos iguales ante la ley. Siempre lo quería
preguntar y me he dicho, de hoy no pasa, ahora que estamos a punto de comenzar
una nueva temporada de escraches, no pasa. Otra pregunta: ¿por qué lo uno es un
escrache intolerable y lo otro el ejercicio de la libertad de expresión?... Lo
tenía que peguntar también ahora que, como aficionado, me siento más respaldado
por la Fundación, que anda tomando cartas la mar de drásticas en el asunto. Cada
recurso, cada queja suya, es una victoria. A propósito, me gusta la Fundación,
es necesaria la Fundación y aún me pregunto por qué no llegó antes. Seguro que
ella, la Fundación, toma medidas frente a esos escraches, puro Santo Oficio,
que sufrimos a las entradas a las plazas mientras escuchamos un circulen,
circulen de lo más desconsiderado.
Los empresarios prefieren, ellos se lo pierden, el mutismo a
la ambientación previa del viene este o aquel o el de más allá, que tanto gusta
a los aficionados y tanto anima las vísperas e imponen en las negociaciones ¡de
esto ni una palabra a la prensa!
Y ahora al grano. La brega informativa de la
semana ha transcurrido como impone el calendario en los despachos, en los que
ha habido más miga en las cuestiones gremiales que en los frentes de
programación y contratación de las primeras grandes ferias, tajo este en el que
los empresarios prefieren, ellos se lo pierden, el mutismo a la ambientación
previa del viene este o aquel o el de más allá o lo contrario, que tanto gusta
a los aficionados y tanto anima las vísperas. Hasta el punto de que ya es un
clásico en las negociaciones aquello de ¡Por favor, de esto ni una palabra a la
prensa!
En lo gremial, por fin, el niño mordió al perro,
una feliz rareza, o lo que es lo mismo: hubo unión del colectivo empresarial
posicionándose contra los pliegos mercantilistas llamados a dinamitar el futuro
de la Fiesta. Es bueno, buenísimo que se hayan dado cuenta, ahora solo queda
que actúen en consecuencia. Que lo que no escribieron en el comunicado final
porque no debían pero está en la mente de todos, se cumpla. Me refiero a la
abstención. Que los políticos tomen nota, que se dé sensación de seriedad y
para ello ni qué decir que están prohibidas las traiciones, los esquiroles y
demás expresiones de filibusterismo. El acuerdo mejoró pocas horas después con
la reunión de Las Ventas a la que se sumaron ganaderos, matadores, picadores y
banderilleros, incluida la Fundación. Ahora que al fin están todos, aprovechen
para dar viabilidad a la Fiesta, que no es lo mismo que aprovéchense de la
Fiesta. También es un buen momento para que todos, tout le monde, toditas las
gentes, aprovechen para sumarse a la Fundación Toro de Lidia, herramienta
imprescindible para el arbitraje en el sector, para la promoción y defensa del
mismo más allá de las cuestiones puntuales y profesionales como ha dicho muy
bien Victorino en los Encuentros de esta semana.
Por fin el niño mordió al perro, una feliz rareza, hubo unión
del colectivo empresarial. Solo queda que actúen en consecuencia, están
prohibidas las traiciones, los esquiroles y demás expresiones de filibusterismo
Trabajo tienen para virar la deriva
político/recaudatoria de las administraciones. En plena campaña de los
profesionales pidiendo respeto económico y viabilidad para el sector, los
responsables de la plaza de toros de Cáceres la sacan a concurso para los
próximos dos años, prorrogables a otros dos, con una principal novedad que pasa
de tener una subvención municipal a pedir un canon. En 2016 ya consiguieron que
no hubiese toros. Se salieron con la suya. Este año insisten. Trabajo tienen,
insisto, tozuda es la cuestión.
En cuanto a los carteles de las primeras ferias, a
la hora de cerrar esta edición hay pocas cosas definitivas más allá de que
están siendo, como dije en Las Provincias, de cocción lenta. En Castellón han
tenido preparada la rueda de prensa de presentación en varias ocasiones y otras
tantas la han aplazado. Esta vez va en serio, esta semana fumata blanca. En
Valencia tienen como tope legal un mes antes del primer festejo, hasta el día
10 aproximadamente y solo una cosa está clara en cuanto a nombres externos a la
empresa, que Ponce sí estará y que Juli, una pena, salvo reconsideración
radical de las partes a última hora, no estará. Y que acabe ahí el divorcio es
lo que hace falta.
Es un buen momento para que todos, tout le monde, toditas las
gentes, aprovechen para sumarse a la Fundación Toro de Lidia, herramienta
imprescindible en la defensa del sector
POSDATA.-
El Ayuntamiento de San Sebastián, en sesión plenaria, ha tumbado la moción
propuesta, ¡qué cansinos son!, por EH Bildu y Podemos que pretendía impedir la
celebración de festejos taurinos en Illumbe. Hay que agradecer la postura del
PNV, PSOE-PSE y PP, sin olvidar a Manuel Martínez Azcárate, que siempre mantuvo
tensas las costuras en los despachos, y hay que lamentar que tengamos la
necesidad de defendernos. ¡País! / Redacción APLAUSOS
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