FERNANDO
FERNÁNDEZ ROMÁN
@FFernandezRoman
Ahí la tienen, brazos en alto, ovacionando a los
que la ovacionan, que es triquiñuela de estos outsiders que nos invaden desde
las barricadas de la política nueva y nuestra para que la ovación recibida no
pare. Es lo que pudiera llamarse la eficacia del viceversa: tú me aplaudes y yo
te aplaudo… para que me sigas aplaudiendo. Es, por supuesto, Manuela Carmena,
venerable señora que comenzó yendo en Metro a la oficina (el despacho de la
Alcaldía de Madrid, nada menos), y ahora ya le mola más el coche oficial. Pero
no ahora, sino a los pocos días de viajar en ese cocedero suburbano del “antes
de entrar, dejen salir”. Ahora se ha quitado el parche cosmético del mes de
julio pasado, cuando para no armar demasiado ruido con su intención de cerrar
la Escuela Taurina del Batán, ofreció un contrato a los toreros Joselito, Bote
y alguno más para llegar hasta fin de año pagando la mitad, prácticamente. De
los 60.000 € anuales que aportaban los regidores de anteriores Consistorios,
desembolsa Carmena 32.000 €, y van que chutan. Dijeron entonces que era un
detalle, un gesto, un rasgo de generosidad, un cambio de planes, de cara al
futuro. Que Ahora Madrid (el partido poligámicamente político que parte el
bacalao, auspiciado por la susodicha señora) cambiaba el chip con respecto a
los toros; pero la mosca del escepticismo seguía tras la oreja de la suspicacia
para los que hace mucho tiempo que venteamos la catadura (políticamente
hablando) de la gente que nos gobierna, ahora en Madrid. Sin más preámbulos: Carmena y Ahora Madrid, han
desmontado la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda, que funcionaba desde hace
41 años en ese pequeño pulmón verde de la capital del Reino, que es El Batán de
la Casa de Campo.
Carmena, insisto, hizo un paripé, en el pasado mes
de julio, porque, en el fondo –como nos temíamos—, el desmantelamiento taurino
de El Batán ya estaba urdido por los ahoramadrileños desde que tomaron posesión
de su plaza de concejal/ala: de toros, nada. El Contrato entre la Escuela
Taurina y el Ayuntamiento vencía en estas fechas… y ya mismo le han dado puerta
a Joselito y compañía. Misión cumplida. De toros, nada de nada. ¿Pero a quién
querían engañar?
Lo lamentable es que, en aquellas fechas de
supuesta recogida de velas, la edil del PSOE, Mar Espinar, declaró que “era
obligación del Ayuntamiento de involucrarse en garantizar el acceso del
ciudadano a la cultura”. Bella frase, vive Dios; ¿pero de verdad se creyó doña
Mar que la alcaldesa lo hacía como
reconocimiento al hecho cultural de la Tauromaquia? Creo, más bien, que fue un
alivio para su Grupo, a la vista de tanta incoherencia y tanta permisividad,
por mor de una trágala auspiciada por el sectarismo que todavía subyace en su
propio partido; un balón de oxígeno para justificar la muleta que le prestan a
quienes van a acabar por ganar la liga del disparate y la copa de la
incompetencia.
Vamos a ver, señores/as socialistas: que ella solo
quería quitarse de encima el incomodo movimiento taurino que podría propiciar
la clausura de la Escuela, y se le ocurrió prorrogar ese Contrato,
sorprendentemente, por seis meses, para después echar el candado al Batán y
tirar la llave al lago de la Casa de Campo. Que de toros, nada de nada, oiga.
Que Ahora Madrid se encarga ahora, (a través de esa sociedad
político-económica-administrativa que se llama Madrid Destino, una especie de UTE-pública que se supuestamente
se dedica a promover el turismo y la cultura en la capital de España), de darle
salida a un enclave geográfico, plácido y clorofilado, estratégicamente
ubicado, en el mismo tuétano de una urbe polucionada bárbaramente. O lo que es
lo mismo, un bombón para cualquier empresa de capital riesgo o similar… o un
despilfarro para cualquier ocurrencia que surja de la preclara (?) mente de
esta jurista metida a alcaldesa y los
muchachos y muchachas de nuevas generaciones del populismo que la acompañan en
su noble tarea, como Regidora Mayor. Los que se aplauden a sí mismos, vamos.
El Batán se puede convertir el día de mañana en un
taller gigantesco de cualquier cosa que
huela a demagogia, a una huerta para reinsertados o similar. Ahora Madrid puede
hacer plastilina con esa tajada densa e inmensa de zona verde en la que muchos
pasamos buena parte de nuestra primera juventud, yendo a ver los toros que se
lidiarían la feria de San Isidro y admirando los rostros de los héroes que se
enfrentarían con ellos por la tarde en la Plaza de Las Ventas. O comiendo una
paella fantástica en aquél restaurante al aire libre. El aire libre, sí, que
era una bendición. En esas estábamos cuando conocí a Marcial Lalanda, tres años antes de su muerte, y por poco no
llego a los toros a las siete de la tarde, de lo que me fascinó su figura y su
palabra.
Ahora su nombre desaparecerá como epígrafe de la
Escuela Taurina de Madrid y del recinto
donde se entrenaban, hasta hoy mismo, los chicos que quieren ser
toreros, que es una aspiración tan digna, tan honesta y tan constitucional como
cualquier otra en nuestro país. Ahora se tendrán que ir a Las Ventas a torear
de salón y a que les hablen de toros en las salas acondicionadas al efecto,
tras el respingo carmeniano del año pasado, y la reacción de la Comunidad de
abrir la Escuela José Cubero Yiyo, a sus expensas (a las de la Comunidad,
digo). Ahora serán las cosas muy distintas.
Ahora, Madrid (con coma de por medio) se queda sin su aula taurina más
emblemática por culpa de Ahora Madrid y de su mejor adalid, Manuela Carmena. No
le den más vueltas.
Aquél Batán era un mundo aparte. Un oasis en el que vivir y soñar, fuera de una sociedad contaminada por tantas cosas. Una esmeralda (joya verde) que el pueblo de Madrid tenía empeñada en ese Monte de Piedad que se llamó La Venta del Batán y que ha rescatado Carmena por que así se lo pide el cuerpo, henchido de ideología antitaurina y porque para eso es la que manda en el gobierno de El Foro ¡Menuda joya, es la mandamás del Ayun!
Aquél Batán era un mundo aparte. Un oasis en el que vivir y soñar, fuera de una sociedad contaminada por tantas cosas. Una esmeralda (joya verde) que el pueblo de Madrid tenía empeñada en ese Monte de Piedad que se llamó La Venta del Batán y que ha rescatado Carmena por que así se lo pide el cuerpo, henchido de ideología antitaurina y porque para eso es la que manda en el gobierno de El Foro ¡Menuda joya, es la mandamás del Ayun!
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