viernes, 19 de enero de 2018

La Feria de San Sebastián impulsa el desarrollo del Táchira

Jesús Ramírez "El Tato"

La añeja tradición de los festejos populares viene de la alegre sugestión de una España taurina, rica en tradiciones, defensora de sus costumbres, cuya influencia se enraizó por nuestros pueblos, que han sabido mantenerla pese a latigazos que buscan su desaparición.

En todos los pueblos tachirenses los festejos anuales se conocen como ferias y fiestas y se celebran siempre invocando al patrón del lugar.  Refiere el historiador Marcos Figueroa, que el señor Pedro María Gutiérrez el 8 de enero de 1835, se obligaba a llevar a cabo tres días de fiestas en honor al santo mártir patrono San Sebastián, pero también señala el cronista de Lobatera en su libro sobre las Cofradías, que en 1.774, fueron donados seis toros para lidiarlos en la plaza central.

DESDE LA PLAZA MAYOR

San Cristóbal, la acogedora capital del Táchira, ha visto sus corridas de toros en su antigua plaza mayor, hoy llamada Juan de Maldonado, totalmente remodelada frente a la Catedral y a la antiquísima fábrica de muebles de los Noguera, donde por cierto el licenciado Hugo Domingo Molina adquirió por cuotas, los primeros juegos de recibo para su quinta en la urbanización Torbes.

En la plaza el Pantano, según refieren los historiadores, hoy plaza Bolívar, en la plaza de La Ermita frente al mercado, en la plaza El Cambural, hoy plaza Urdaneta, en la plaza El Samán se organizaron eventos feriales taurinos en la capital tachirense hasta que en la plaza de la Concordia, hoy llamada Plaza Venezuela, las ferias se pusieron pantalón largo el 18 de enero de 1965 con la transformación postinera de la Feria de San Sebastián.

DE LA CONCORDIA A PUEBLO NUEVO

A partir de entonces, de aquella plaza de madera levantada en La Concordia, donde los hermanos Zúñiga celebraron las primeras corridas con ganado de casta y llenos  impresionantes las tres tardes, quedaron atrás, forjados para el recuerdo perenne, las ferias y fiestas típicas con sus plazas de bambú cruzadas por banderolas, con su localidad de "gallinero, donde había que llegar temprano a buen resguardo para evitar los chorros de orine, mistela y calentaíto, así como desperdicios de dulces abrillantados y confites.

En los alrededores de la plaza, los tarantines improvisados expendían la carne paipana, el queso, las alpargatas de suela, las ruanas y demás abrigos confeccionados por la laboriosa gente de Capacho y Palmira

LOS PRIMEROS TOREROS LOCALES

Eran conocidos los nombres de toreros locales que hacían alardes sacando los toros de sus querencias.  Sonaban toreros como Carrilito, Piedrita, el popular Galaviz, Teófilo Pineda o Mazamorrero que murió por cierto en la plaza de Zorca.  Sonaba Pablo Ortiz que comenzó toreando serio y resulto como el primer torero bufo de aquellos pueblos que en las postrimerías de su accidentaba vida recorría las calles con conversaciones distorsionados y le llamaban "El loco Pablo" que compartía popularidad con Muela e gallo, María Bonita, Parra el campanero de la Ermita, Pedro Chapuza y el loco Arecio que usaba como volante un caucho de bicicleta causando gracia a los viandantes.

Otros toreros de la época que acaparaban fechas por todos los pueblos eran Serrutti, Cerrajillas, Vilma, Villanueva y Pedro Pineda así como el peruano Alejandro Campos Campitos, quien luego fue banderillero y organizador de festejos en cuanto pueblo tuviese iglesia y sitio para levantar una plaza improvisada.

TACHIRENSES EMPRENDEDORES

El empeño de un grupo de hombres de darle jerarquía a su feria, hizo realidad la existencia de una de las mejores ferias de América. Como por arte de magia, corrió hacia el noroeste de la ciudad, la cinta asfaltica que llevaría hasta la plaza monumental de Pueblo Nuevo, se prolongó la avenida 19 de abril, nació la avenida España y se levantaron los pabellones feriales de Colombia y Venezuela en un gran complejo ferial que hoy es motivo de orgullo de todos los venezolanos que visitan la capital tachirense todos los eneros.

Hugo Domingo Molina y el arquitecto Eduardo Santos Castillo, fueron pilares fundamentales de una idea que pronto acogió otros nombres para desarrollar un hermoso proyecto que se convirtió en palpable realidad, que cambio el aire pueblerino de la feria y enrumbo automáticamente la ciudad por el sendero del desarrollo y la dimensión internacional.

ESTE AÑO OTRO RETO: LA CRISIS

Este año está todo preparado para el gran evento ferial en medio de las más importantes expectativas, gracias al empuje y decisión de la C.A. Plaza de toros de San Cristóbal con el licenciado Hugo Domingo Molina a la cabeza, retomando el camino de la seriedad y la responsabilidad que esperan los aficionados, con el calor y entusiasmo de los tachirenses emprendedores, que creen y apuestan en grande por su terruño.

Una feria de dos corridas de toros, una novillada y un festival de aficionados prácticos son el marco de interés que convoca a los aficionados de todo el país, con los nombres  como base de dos valores locales como Jesús Enrique Colombo y Manolo Vanegas como atractivo principal y además con el gran incentivo del reto ganadero que viene desde Mérida cuando el joven hierro de San Antonio arraso con los premios con el toro hecho, con trapío y lámina y además bravura y nobleza, derrumbando mitos y aferrándose al triunfo que hoy motiva a todos los criadores de reses de lidia, entre ellos a los Molina Colmenares, que con sus hierros de triunfo se comparten la torta ganadera del interesante ferial de este año con innovadores carteles del 25 al 28 de enero.

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