PACO AGUADO
Antes siquiera de que sonaran los primeros
clarines en Ajalvir, el mundo del toro ya había comenzado a agitarse en España.
Como si las campanas hubieran tocado a rebato, los últimos diez días han sido
un nervioso ir y venir de notas de prensa, de convocatorias en redes sociales,
de reuniones “concienciadas” y de noticias en los medios, envueltas en un tono
que iba desde a la euforia al ardor guerrero o la suspicacia.
La sensación, en principio, de tal ajetreo es que
algunos, por fin, se han puesto a trabajar en defensa de sus intereses –ya
veremos si particulares o comunes–, forzados por la evidencia de la
abrumadoramente crítica situación que atraviesa un espectáculo rodeado de
enemigos externos y minado por los internos, tal y como hace años llevamos
describiendo en esta columna semanal.
La primera en dar un paso ha sido la patronal
ANOET, la hasta ahora y durante lustros inmovilista asociación de grandes
empresarios taurinos a la que, con un año de retraso desde su llegada a la
secretaría general, parece que el reactivado Simón Casas quiere dar algo de
sentido y/o contenido.
Aunque se antoje muy tarde –se debió hacer lo
mismo con casos tan apremiantes como el de Vitoria, el cierre del Coliseum
de La Coruña o el resto de plazas
sitiadas por políticos antitaurinos– los empresarios han decidido denunciar las
leoninas condiciones de los últimos pliegos de arrendamiento, en concreto los
de Zaragoza y El Puerto de Santa María.
De momento, lo han hecho a través de una nota de
prensa cargada de expresiones alarmistas pero en la que, como lógica conclusión
de la denuncia, se echa de menos un párrafo más: aquel en el que se afirmara
que los afiliados de ANOET renunciarán a presentarse a ambos concursos o que,
en su caso, habrían decidido emprender acciones legales contra los textos
redactados por sendas instituciones públicas, la Diputación de Zaragoza y el
ayuntamiento de la ciudad gaditana.
Sí, se echa en falta una reacción más contundente
por parte de los empresarios que la de la simple queja, por grandilocuente que
sea y por mucho que, buscando la que debería ser una ya larga cooperación con
otros estamentos, hayan solicitado también la ayuda de ganaderos (UCTL),
toreros (UT), subalternos (UNPBE) y la Fundación del Toro de Lidia.
Y ha sido precisamente esta última reunión de
asociaciones taurinas, celebrada el pasado viernes en Madrid, la que ha
despertado las mayores suspicacias, pues hay quien cree que, a tenor de la
también consiguiente nota de prensa conjunta sobre la misma, Victorino Martín,
como presidente de la FTL, ha caído en una especie de trampa tendida por Simón
Casas para apoyarle en su causa contra los pliegos abusivos sin que haya una
relación recíproca entre las partes.
Pero convendría no precipitarse demasiado a la
hora de emitir juicios de valor sobre esta reunión que otros por el contrario,
y también adelantando los acontecimientos, han calificado de histórica –cuánto
les gusta esa palabra– cuando apenas si fue una toma de contacto. Puede que
tanto unos como otros hayan tomado demasiado pronto la delantera a los hechos,
sin esperar a las nuevas reuniones que se esperan y a la temática y las medidas
que de ellas se desprendan.
En principio, la unión de los estamentos más
fuertes para afrontar la tremenda problemática que amenaza al toreo español es
una medida urgente y absolutamente imprescindible para garantizar el futuro no
ya a medio o largo sino a cortísimo plazo. Por tanto, bienvenida sea este
primera reunión, pues ya va siendo tarde para enseñar los dientes y hacerse
respetar entre una clase política que no cesa en su continuo goteo de medidas
coercitivas y sangrantes contra la tauromaquia.
Es bueno, sí, que el toreo se mueva de una
puñetera vez, aunque las dudas a partir de ahora se centren en la dirección
hacia dónde lo hace o en saber si esa inicial arrancada es de un bravo algo
tardo o se trata solo de un amago de manso. Pero, aun así, hay un dato para la
esperanza, como es la reciente incorporación a la presidencia de la Fundación
del Toro de Lidia de Victorino Martín, lo que parece garantizar, al menos, un
mínimo de continuidad en el empeño.
La fuerza vital, la seriedad, el prestigio y la
que se puede describir como inhumana capacidad de trabajo de este otro gran
Victorino, omnipresente en todos los foros de promoción y de defensa, pueden y
deben resultar el mejor y más potente catalizador de este enésimo intento de
unión sectorial. De hecho, y no parece que por casualidad, todos estos
movimientos recientes coinciden con el paso adelante al frente de la FTL del
famoso y astuto ganado, al que por otra parte no parece muy probable que nadie
haya podido engañar.
Así las cosas, solo cabe dar a este nuevo impulso
de trabajo en común un mínimo margen de confianza, como esos cien días de
cortesía que se dan a los gobiernos, para empezar a opinar con más rigor sobre
sus iniciativas. No conviene sofocar el fuego ahora que parece que empieza a
prender, alentado por una aparente, aunque todavía espontánea y poco
coordinada, reacción colectiva de profesionales y aficionados en defensa de
nuestros derechos.
Porque al tiempo que se mueven los profesionales,
también los alcaldes y las comisiones organizadoras de las principales ferias
de novilladas, a la llamada del regidor de la toledana Villaseca de la Sagra,
han creado una asociación para reclamar a las instancias públicas un mejor trato
fiscal y económico para los festejos de base, cuyos presupuestos ya inasumibles
amenazan, más seriamente que los pliegos de condiciones, la continuidad del
espectáculo.
Con ellos habrán de tratar también las
agrupaciones profesionales, apoyándolos y coordinando acciones conjuntas
–siempre y cuando no caigan en la típica, tópica y absurda tentación de reducir
puestos de trabajo entre los de luces– de cara a aprovechar este invernal
impulso de orgullo espontáneo y disperso que, de fracasar, bien pudiera ser el
último antes de la derrota definitiva.
Porque, por tener, esta aún tibia reacción del
toreo español, cuenta hasta con su punto insumiso y rebelde, como el de Martín
Arranz al negarse a devolver las llaves de la Venta del Batán que quieren
cerrar los "progrefascistas" de Manuel Carmena, a los que, siguiendo
taurinamente el espíritu indignado del 15-M , se estaría pagando con su propia
moneda.
Claro que otra cosa será lo que el veterano
taurino proponga ahora en su proyecto de "Tauromaquias Integradas"
para darle al espectáculo un cambio que nadie ha pedido, ni siquiera los beatos
del animalismo, empeñados únicamente en la abolición. Porque de plantear un
disparate tanta valentía para la lucha de guerrillas se quedaría en un alarde
tan vano como si a los próximos concursos de Zaragoza y El Puerto acabaran por
presentarse finalmente varios de los empresarios de ANOET… Tiempo al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario