miércoles, 31 de enero de 2018

DESDE EL BARRIO: Al menos, se mueven

PACO AGUADO
Antes siquiera de que sonaran los primeros clarines en Ajalvir, el mundo del toro ya había comenzado a agitarse en España. Como si las campanas hubieran tocado a rebato, los últimos diez días han sido un nervioso ir y venir de notas de prensa, de convocatorias en redes sociales, de reuniones “concienciadas” y de noticias en los medios, envueltas en un tono que iba desde a la euforia al ardor guerrero o la suspicacia.

La sensación, en principio, de tal ajetreo es que algunos, por fin, se han puesto a trabajar en defensa de sus intereses –ya veremos si particulares o comunes–, forzados por la evidencia de la abrumadoramente crítica situación que atraviesa un espectáculo rodeado de enemigos externos y minado por los internos, tal y como hace años llevamos describiendo en esta columna semanal.

La primera en dar un paso ha sido la patronal ANOET, la hasta ahora y durante lustros inmovilista asociación de grandes empresarios taurinos a la que, con un año de retraso desde su llegada a la secretaría general, parece que el reactivado Simón Casas quiere dar algo de sentido y/o contenido.

Aunque se antoje muy tarde –se debió hacer lo mismo con casos tan apremiantes como el de Vitoria, el cierre del Coliseum de  La Coruña o el resto de plazas sitiadas por políticos antitaurinos– los empresarios han decidido denunciar las leoninas condiciones de los últimos pliegos de arrendamiento, en concreto los de Zaragoza y El Puerto de Santa María.

De momento, lo han hecho a través de una nota de prensa cargada de expresiones alarmistas pero en la que, como lógica conclusión de la denuncia, se echa de menos un párrafo más: aquel en el que se afirmara que los afiliados de ANOET renunciarán a presentarse a ambos concursos o que, en su caso, habrían decidido emprender acciones legales contra los textos redactados por sendas instituciones públicas, la Diputación de Zaragoza y el ayuntamiento de la ciudad gaditana.

Sí, se echa en falta una reacción más contundente por parte de los empresarios que la de la simple queja, por grandilocuente que sea y por mucho que, buscando la que debería ser una ya larga cooperación con otros estamentos, hayan solicitado también la ayuda de ganaderos (UCTL), toreros (UT), subalternos (UNPBE) y la Fundación del Toro de Lidia.

Y ha sido precisamente esta última reunión de asociaciones taurinas, celebrada el pasado viernes en Madrid, la que ha despertado las mayores suspicacias, pues hay quien cree que, a tenor de la también consiguiente nota de prensa conjunta sobre la misma, Victorino Martín, como presidente de la FTL, ha caído en una especie de trampa tendida por Simón Casas para apoyarle en su causa contra los pliegos abusivos sin que haya una relación recíproca entre las partes.

Pero convendría no precipitarse demasiado a la hora de emitir juicios de valor sobre esta reunión que otros por el contrario, y también adelantando los acontecimientos, han calificado de histórica –cuánto les gusta esa palabra– cuando apenas si fue una toma de contacto. Puede que tanto unos como otros hayan tomado demasiado pronto la delantera a los hechos, sin esperar a las nuevas reuniones que se esperan y a la temática y las medidas que de ellas se desprendan.

En principio, la unión de los estamentos más fuertes para afrontar la tremenda problemática que amenaza al toreo español es una medida urgente y absolutamente imprescindible para garantizar el futuro no ya a medio o largo sino a cortísimo plazo. Por tanto, bienvenida sea este primera reunión, pues ya va siendo tarde para enseñar los dientes y hacerse respetar entre una clase política que no cesa en su continuo goteo de medidas coercitivas y sangrantes contra la tauromaquia.

Es bueno, sí, que el toreo se mueva de una puñetera vez, aunque las dudas a partir de ahora se centren en la dirección hacia dónde lo hace o en saber si esa inicial arrancada es de un bravo algo tardo o se trata solo de un amago de manso. Pero, aun así, hay un dato para la esperanza, como es la reciente incorporación a la presidencia de la Fundación del Toro de Lidia de Victorino Martín, lo que parece garantizar, al menos, un mínimo de continuidad en el empeño.

La fuerza vital, la seriedad, el prestigio y la que se puede describir como inhumana capacidad de trabajo de este otro gran Victorino, omnipresente en todos los foros de promoción y de defensa, pueden y deben resultar el mejor y más potente catalizador de este enésimo intento de unión sectorial. De hecho, y no parece que por casualidad, todos estos movimientos recientes coinciden con el paso adelante al frente de la FTL del famoso y astuto ganado, al que por otra parte no parece muy probable que nadie haya podido engañar.

Así las cosas, solo cabe dar a este nuevo impulso de trabajo en común un mínimo margen de confianza, como esos cien días de cortesía que se dan a los gobiernos, para empezar a opinar con más rigor sobre sus iniciativas. No conviene sofocar el fuego ahora que parece que empieza a prender, alentado por una aparente, aunque todavía espontánea y poco coordinada, reacción colectiva de profesionales y aficionados en defensa de nuestros derechos.

Porque al tiempo que se mueven los profesionales, también los alcaldes y las comisiones organizadoras de las principales ferias de novilladas, a la llamada del regidor de la toledana Villaseca de la Sagra, han creado una asociación para reclamar a las instancias públicas un mejor trato fiscal y económico para los festejos de base, cuyos presupuestos ya inasumibles amenazan, más seriamente que los pliegos de condiciones, la continuidad del espectáculo.

Con ellos habrán de tratar también las agrupaciones profesionales, apoyándolos y coordinando acciones conjuntas –siempre y cuando no caigan en la típica, tópica y absurda tentación de reducir puestos de trabajo entre los de luces– de cara a aprovechar este invernal impulso de orgullo espontáneo y disperso que, de fracasar, bien pudiera ser el último antes de la derrota definitiva.

Porque, por tener, esta aún tibia reacción del toreo español, cuenta hasta con su punto insumiso y rebelde, como el de Martín Arranz al negarse a devolver las llaves de la Venta del Batán que quieren cerrar los "progrefascistas" de Manuel Carmena, a los que, siguiendo taurinamente el espíritu indignado del 15-M , se estaría pagando con su propia moneda.

Claro que otra cosa será lo que el veterano taurino proponga ahora en su proyecto de "Tauromaquias Integradas" para darle al espectáculo un cambio que nadie ha pedido, ni siquiera los beatos del animalismo, empeñados únicamente en la abolición. Porque de plantear un disparate tanta valentía para la lucha de guerrillas se quedaría en un alarde tan vano como si a los próximos concursos de Zaragoza y El Puerto acabaran por presentarse finalmente varios de los empresarios de ANOET…  Tiempo al tiempo.

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