Costos hacen casi inviable su organización
Nada fácil el momento que pudiéramos estar atravesando para el toreo en 2018. Foto: Aníbal García Soteldo |
RUBÉN DARÍO
VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
El panorama taurino para el 2018 no parece ser
nada halagador como lo fue en 2017, año que recientemente dejamos atrás, en el
recuerdo como el que menos festejos haya albergado la historia de la tauromaquia
venezolana. Un panorama sombrío que se acrecienta con el reciente anuncio por
el nuevo alcalde de Maracaibo de cerrar para la celebración de festejos
taurinos el ruedo de la Plaza de Toros Monumental.
Sí lo de Maracaibo viene ser solo una decisión más
populista que otra cosa, que perjudica notablemente el delicado estado en el
que se encontraba su herida feria taurina, bien es que nada o poco ha
interesado a los principales estamentos taurinos nacionales. ¿Dónde están los
pronunciamientos de toreros, subalternos, ganaderos, empresarios, peñas
taurinas en un momento como este, donde politiqueros de mala hora hacen y
deshacen a su gusto de un espectáculo que fue y ha sido importante recaudador
de ingresos tributarios a sus arcas, por poner un ejemplo de todo lo que
representa?
El horizonte en otros frentes no es indiferente. El
ambiente ferial en San Cristóbal atraviesa por momentos delicados, ante el
embate que implica salir de festividades navideñas y caer a menos de tres
semanas en ferias, donde el dinero para algunos alcanza para apenas comer. Muy por
encima quedan los deseos de observar unos carteles cónsonos con lo que puede
albergar una afición exigente como la tachirense, que contara como aliciente
ver en su arena la presentación como matadores de toros de Manolo Vanegas y Jesús
Enrique Colombo, sobre todo este último, donde apuesta a encerrarse en
solitario, al albur de su tremenda campaña novilleril y enormes, al fin, deseos
de contar con un verdadero ídolo local.
Y si nos trasladamos a Mérida, observamos la
enorme apatía que hay por el abultado abono taurino que por última ocasión estará
organizando la polémica empresa taurina actual, quien se ha nutrido de
excesivos nombres de coletas de poco interés o atractivo para el aficionado, lo
que hace que por encima de esto se encuentre a la expectativa lo que pueda
deparar el éxito económico de una cita que cuenta con la ventaja de encontrarse
con el salvoconducto de las festividades de Carnaval para la ciudad, y hace del
espectáculo taurino la única ventana de ocio para propios y foráneos en la capital
emeritense.
Las demás plazas venezolanas lucen un panorama de
incertidumbre. Tovar espera el llamado a licitación de su edición septembrina,
mientras que otras de mayor peso como Maracay o Valencia viven el sueño de la intransigencia
tras el cierre a “cal y canto” de sus arenas, por acción política y económica
al igual que taurina, que nos hace vivir del recuerdo de tiempos pasados
mejores.
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