El
valenciano vino, vio y convenció cortando las dos orejas al toro de su debut en
Colombia. Los nacionales Leandro de Andalucía y Juan de Castilla no superaron
las dificultades del encierro de Kike Álvarez.
JORGE
ARTURO DÍAZ REYES
@jadi45
Foto: EFE
Román, vestido de corinto y oro, entró y salió de
la Monumental por la puerta grande. Su toreo fresco, juvenil y alegre sintonizó
perfecto con la nobleza del segundo Paispamba, pero más con la simpatía de la
clientela que lo adoptó desde su primer florido recital de capa. Cuatro
delantales, tres chicuelinas y una brionesa de saludo; y de quite, después de
que “Curro” descabalgara a Efraín Ospina, tres talaveranas, una gaonera, una
caleserinas y una larga XL. La soleada plaza, casi llena explotó de gozo bajo
el cielo azul. Como para no ser menos Raul Martín se luce con los palos y
saluda.
Las dos rodillas en tierra, la muleta por delante
y cuatro derechazos engarzados con dos más de pie y uno de costado largando por
alto echaron más leña en el fogón. Dos tandas más derechas, abrochadas de un
temple admirable ya que la cornamenta era inquieta. La música se sumó al
barullo y todo fue una rumba. Naturales, obligados, capeínas, kikrikís y un
cambio repentino por la espalda salpicaron la faena de notas felices.
Todos a voces, nadie distraído, nadie aburrido. A
la salida de un circular invertido el negro aprieta, pero resuelve sin
descomponerse. Cuatro manoletinas y uno final de pecho igualan para quizá lo
mejor de la faena, esa estocada entrando de frente y aclamada con estruendo,
que rodó al muy encastado Paispamba. El presidente se sumó a la fiesta y tiró
los dos pañuelos, de una. Bien. Manizales era una fiesta. La vuelta triunfal
con mucho ruido y cosas, le tiraban de todo, hasta el bastón.
Salió también a por las dos del quinto que tumbó a
Viloria y se puso el ruedo de ruana en el segundo tercio. Pero era manso y
bronco. No se ahorró, por él no fue que la faena no remontó. Ni siquiera el
brindis al tendido joven que le alentó con alma, vida y corazón pudo ayudar.
Además, el malo se tragó un estocadón en la cruz obligando a dos descabellos y
el aviso que sonó al tiempo que doblaba. Pero ya el triunfo no se lo quitaba
nadie.
Leandro de Andalucía, tiene hechuras e intenciones
toreras, pero su tauromaquia no dio para meter los dos mansos y la parroquia en
la canasta. Lucho por ponerse, pero no. Al primero le pegó dos pinchazos, un
espadazo completo y tres golpes de descabello que merecieron clarinazo y al
cuarto un fierrazo caído.
Juan de Castilla, no tuvo mejor fortuna con su
lote. Uno soso, tardó y mansurrón y el otro, el jabonero sexto, que dio una
espectacular pelea en la vara de Hildebrando Nieto, sacando el caballo a los
medios y encelándose largamente con la cara baja. Pero ahí dejó toda la
bravura. Después sus caminatas mansas fueron tratadas a distancia considerable
por el paisa que no se confió nunca. De remate, estocada bien ejecutada que
salió por el brazuelo y no hizo efecto necesitando cruceta.
El encierro de Paispamba, bien presentado, con
decorosa romana y digno armamento, trajo poder. Que lo digan los fortachos
Ospina y Viloria que mordieron polvo. Todos fueron al caballo y pelearon por su
divisa, pero como decía, ahí, en el peto, dejaron la bravura. Destaca, mas no
salva, el ovacionado segundo.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Paispamba, bien presentados y broncos y encastados en manso.
Ovacionado el 2º.
Leandro
de Andalucía, silencio tras aviso
y silencio
Román, dos orejas y palmas tras aviso.
Juan
de Castilla, silencio y silencio.
Incidencias: Saludó Raúl Martín tras parear al segundo y Hernando Franco “El Popis” tras parear al 4º. *** Al terminar la
corrida Román salió a hombros.
Miércoles 10 de enero 2018. Monumental de
Manizales. 4ª de feria. Sol. Casi lleno.
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