La
anulación de una multa a Miura provoca una campaña por la integridad de la
fiesta
Toro «Tiznaolla», de Miura, lidiado por Román el 3 de junio de 2018, en Las Ventas. Foto: PLAZA1 |
ANTONIO
LORCA
Diario EL
PAÍS de Madrid
La asociación nacional de presidentes de plazas de
toros de España (ANPTE), que integra a más de 200 representantes de la
autoridad, ha iniciado una campaña contra la manipulación fraudulenta de las
astas de los toros, —el conocido afeitado—, sin que exista confianza en la
efectividad de tan oportuna iniciativa.
Los presidentes muestran su preocupación por la
generalización de este fraude, que, aunque atenta gravemente contra la
integridad del espectáculo, ha perdido importancia en la exigencia de los
aficionados y no figura entre las preocupaciones del público.
Pero, hoy por hoy, se afeita y mucho. Esta es, al
menos, la opinión de José Luis Fernández Torres, máximo responsable en
funciones de la ANPTE.
“Hemos llegado a una situación lamentable”,
afirma. “En los años 80 y 90 se analizaban una media de 280 pitones por
temporada, y en 2018 solo infundieron sospecha los seis toros de Vellosino
lidiados en agosto en Huesca”, continúa.
“El afeitado está generalizado hasta extremos lamentables”
(José Luis Fernández Torres)
“Los espectadores desconocen la realidad y no les
importa, y la afición está en franca minoría, pero este es un problema que debe
preocupar a los equipos gubernativos porque la integridad del toro es la base
del espectáculo”, enfatiza Fernández Torres.
Los presidentes han elaborado un manifiesto, un
protocolo y unas conclusiones para llamar la atención sobre el fraude, y
solicitan a las administraciones la adopción de medidas para evitarlo.
La excusa es un toro de Miura, lidiado en Madrid
el 3 de junio de 2018: Tiznaolla, número 85, cárdeno claro, de 541 kilos de
peso.
Sus pitones astillados en el ruedo motivaron su
análisis, cuyo resultado fue concluyente: el toro había sufrido una
manipulación previa a la celebración del festejo. Confirmado el positivo por
afeitado, la Comunidad de Madrid sancionó al ganadero con 6.000 euros de multa.
Eduardo y Antonio Miura recurrieron la multa, y el
pasado 20 de octubre una sentencia del juzgado de lo Contencioso Administrativo
número 4 de Madrid anulaba la sanción. La sentencia argumenta que el toro
superó satisfactoriamente los dos primeros reconocimientos (dando por hecho que
llegó íntegro a la plaza), y que si sufrió una manipulación posterior no puede
atribuirse a los ganaderos, pues rebasa la esfera de su ámbito de
responsabilidad.
“El toro estaba afeitado, como ha quedado
acreditado en el fallo judicial” afirma el presidente de la ANPTE. “Otra cosa
es que no se han cumplido las previsiones que establece el Reglamento en el
sentido de que una vez que llegan los toros a la plaza deben estar sometidos a
una vigilancia constante hasta el momento de su lidia”, añade. “Como no se ha
actuado correctamente, el juez dice que el toro estaba manipulado, pero no
puede sancionar al ganadero porque el fraude se ha podido producir en las
dependencias de la plaza, en cualquier momento, antes de salir al ruedo”.
A juicio de la ANPTE, esta sentencia “podría crear
un peligroso vacío alrededor de la imputación de la responsabilidad por la
comisión de estos actos de mutilación a los toros, si las distintas
administraciones responsables y los equipos presidenciales no ponen en marcha
nuevos mecanismos y protocolos de actuación que extremen el celo procedimental
para garantizar la identidad e integridad de la fiesta”.
“De no asumir esta posición, —prosigue la ANPTE—
se podría establecer un espacio de impunidad de estas infracciones, y los
ganaderos se verían aún más forzados contra su voluntad a tener que asumir el
chantaje mafioso del afeitado de sus animales, y se estaría así atentando
directamente contra la lealtad e integridad que son el soporte ético de la
fiesta y la mejor garantía de su supervivencia”.
“El fraude ha existido siempre, pero es que ya se están
utilizando hasta rayos x portátiles”
Ante esta situación, los presidentes de la ANPTE
han pedido a las administraciones públicas que no permitan la indefensión de la
tauromaquia, y plantean un conjunto de sugerencias para evitarlo.
Las más destacadas son las siguientes:
- modificación de normativas para que las
atribuciones de vigilancia y custodia que corresponden a los ganaderos se
concreten en una fórmula más definida.
- establecer un procedimiento obligatorio y
aleatorio para el análisis de los cuernos de los toros lidiados o devueltos,
como ya hizo en el año 2015 el Gobierno vasco o se practica en Francia desde el
año 2001.
- en ausencia de los medios humanos disponibles,
la tecnología actual permite realizar con bajísimo coste un control exhaustivo
online mediante cámaras de grabación de todo cuanto ocurre en los corrales y
chiqueros de la plaza
- difundir entre todos los intervinientes en las
presidencias de los festejos taurinos un protocolo de recomendaciones para
evitar el fraude del afeitado, instándoles a que las sigan fielmente.
El presidente en funciones de la ANPTE, José Luis
Fernández Torres, no tiene mucha confianza en que se arbitren medidas para
erradicar el fraude en los toros. Se queja de que en el proceso contencioso
administrativo planteado por Miura no asistió ningún representante de la
Comunidad de Madrid, y no espera que se presente recurso contra la sentencia.
“El afeitado ha existido siempre”, comenta, “pero
hemos pasado de quitarle dos centímetros al pitón, el veneno que se decía,
hasta utilizar rayos X portátiles para comprobar hasta dónde se puede cortar
para que no se toque el macizo córneo”.
Además de la desidia administrativa, Fernández
Torres hace autocrítica y apunta a que la preparación del envío de pitones para
su análisis obliga a los equipos a permanecer en la plaza dos horas después del
festejo, y no todas las personas están dispuestas a ese sacrificio.
“Y hay un Reglamento Taurino, el de Andalucía”,
concluye, “que imposibilita que los pitones de un toro sean analizados si no se
ha lidiado bajo la responsabilidad del ganadero”.
A pesar de todo, hay una voz, al menos, que clama
en el desierto y llama la atención sobre la necesidad de preservar la
integridad del toro, que es un cimiento fundamental de la fiesta.
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