La
nieve embellece y endurece el campo bravo. Anuncia buena primavera pero castiga
a los animales más débiles. La pandemia provocará un cambio sensible en el
panorama ganadero de los próximos años
JOSÉ LUIS
BENLLOCH
@JLBenlloch
Redacción APLAUSOS
La nieve ha cubierto el campo bravo de un manto
blanco espectacular. El fenómeno trae belleza, augurios de buena primavera pero
también incertidumbre y más trabajo para darles de comer a los ganados mientras
dure la nevada. Es de las pocas noticias buenas en el mundo del bravo que al
castigo del 2020 se verá obligado a añadir el de un 2021 que barrenará en el
infortunio para convertirlo en un duro/durísimo largo puyazo. Tanto que no son
pocos los expertos que auguran un evidente desequilibrio entre oferta y demanda
que acabará forzando un cambio sensible tanto en el tipo de toros a lidiar como
en el nombre de las ganaderías que prevalezcan en las ferias como sucedió en
los años posteriores a la Guerra Civil. A ese nivel, sí, aseguran que pueden
llegar los efectos del mal-año que hemos vivido.
Con ese panorama tan poco halagüeño por delante,
estos días los ganaderos andan pendientes de la veracidad del refranero que
asegura aquello de año de nieves, año de bienes, porque no crean que encuentran
perchas más consistentes para fortificar su resistencia tras la fallida temporada
2020 que les ha dejado en el campo o en manos de los carniceros el noventa por
ciento de las camadas. Estas nieves de ahora auguran una gran primavera de
pastos, como ya sucedió el año pasado en el que en terminología campera, y tal
como decía recientemente Adolfo Martín, hubo hierba hasta en los tejados, lo
que permitió que los ganados, salvo los toros de saca, comiesen del suelo para
hacer bueno aquel otro refrán que asegura que Dios aprieta pero no ahoga,
aunque a estas alturas ya son muchos los ahogados en diverso grado.
No son pocos los expertos que auguran un evidente
desequilibrio entre oferta y demanda que acabará forzando un cambio sensible
tanto en el tipo de toros a lidiar como en el nombre de las ganaderías que
prevalezcan en las ferias como sucedió en los años posteriores a la Guerra
Civil
Los hay que ya han echado la toalla sin más
remisión, entre los que se encuentran principalmente los que llegaron en el
aluvión del boom inmobiliario en busca del lustre social que da o daba el anunciarse
en los carteles de feria; los hay, los de vocación y tradición, que se han
arremangado y han vuelto a asumir, por si lo habían olvidado, que ser ganadero
es profesión alejada de las moquetas de los hoteles y los faustos feriales, y
si hay que echarse a caballo o que montarse en el tractor se hace; y luego
están aquellos otros a los que les ha bastado, por ahora, con adelgazar los
costos y seguir montados en su estatus a la espera de mejores momentos.
NIEVE EN LA DEHESA
Entre las imágenes más espectaculares de estos
días de nieve un año más figuran los cercados de Vistahermosa, la finca
climatológicamente más inhóspita del mundo bravo, donde pastan los toros de la
ganadería Los Maños, propiedad de la familia Marcuello. Situada en Luesia, en
el pre-pirineo aragonés, donde el frío es compañero habitual de sus
santacolomas. Desde finales de año una capa de unos 10 centímetros de nieve
cubre la finca y con la llegada de la borrasca Filomena el grosor subirá
alrededor de otros 35 centímetros más, explicaba José Luis Marcuello a Juan
Cristóbal García en Aplausos. “Hace días que se congelan las tuberías y los
abrevaderos amanecen con una capa de 20 centímetros de hielo”, asegura el
ganadero de Los Maños, que añade: “si va a más será más complicado acceder a los
toros para echarles de comer, pero donde no lleguemos con el tractor lo haremos
con el saco al hombro, no será la primera vez”.
Los garcigrandes siguen estando entre los más solicitados
incluso en estos tiempos de pandemia, tanto que a estas alturas ya le han
pedido corrida para las principales ferias incluso se sabe que ya hay disputas
entre las figuras por anunciarse con sus toros
En Salamanca, otra zona con fama de dura, el frío
no es más clemente y estos días aprieta de valiente. Justo Hernández, dueño de
Garcigrande, no niega el frío pero en una charla personal se apunta a la teoría
del cambio climático: “Esto ya no es lo que era, ya casi han desaparecido los
carámbanos de los tejados pero aun así una semana de frío y nieve no nos la
quita nadie todos los años”. Y no cree en aquello de año de nieves, año de
bienes: “para el ganado no es buena la nieve. Los animales aguantan el frío
seco pero la humedad no es nada buena, al contrario. La humedad con el frío
provoca muchas bajas”. La noticia buena en su caso es que los garcigrandes
siguen estando entre los más solicitados incluso en estos tiempos de pandemia,
tanto que a estas alturas y a pesar de la incertidumbre sanitaria que amenaza
la temporada venidera, ya le han pedido corrida para las principales ferias
incluso se sabe que ya hay disputas entre las figuras por anunciarse con sus
toros, cuestión que no ha querido confirmar: “Eso ya no lo sé” asegura, pero yo
sí.
Y sin necesidad de viajar lejos de la Comunidad,
en el termino San Mateo, la finca La Fonteta, propiedad del castellonense Pedro
Jovani, aparecía ayer cubierta de nieve ante la expectación de los ganados que
poco habituados a estas circunstancias se abrigan apelotonándose en los
raseros.
Escrito por José Luis Benlloch en Las
Provincias el 10/01/2021
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