sábado, 23 de enero de 2021

OBSERVATORIO TAURINO - La pandemia vuelve a amenazar el calendario taurino

La feria invernal de Valdemorillo ya ha sido suspendida y el ciclo de Olivenza ha quedado aplazado mientras crecen los interrogantes en torno a Castellón, Valencia y... Sevilla
 
ÁLVARO R. DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO DE ANDALUCÍA
 
2021 se parece peligrosamente a 2020. El cambio de año, de alguna manera, se había convertido en una frontera psicológica abierta al optimismo. Pero las cifras y los hechos son tozudos. La pandemia campa a sus anchas, prácticamente sin control, volviendo a pulverizar las estadísticas de contagios y fallecimientos. Nadie puede negar, a estas alturas, que estamos pagando la tímida apertura social y económica que se orquestó para ‘salvar’ unas navidades que a la postre sólo han servido de condena. Y ese precedente va a pesar en los próximos meses.
 
Pero hay que rebobinar un poco más. Mientras crecía la esperanza y se hablaba del retablo de maravillas que traería aparejada la vacuna se empezó a cocinar la reactivación del negocio taurino. Las empresas más encopetadas del universo de la tauromaquia sabían que no se podía volver a dejar los ruedos de mayor alcurnia en barbecho. Sería letal... Pero esa declaración de intenciones de la patronal taurina se está dando de bruces con la indeseada realidad que, en el último tramo del mes de enero, apunta a nuevas restricciones, endurecimiento del toque de queda y limitaciones cada vez más severas de la movilidad entre los distintos municipios y provincias. ¿Qué pasará en primavera? Nadie tiene una bola de cristal...
 
Cancelaciones y aplazamientos
 
En medio de ese panorama, ya se han cancelado algunos festejos menores como la novillada de promoción y el mediático encierro que se organiza cada año en La Puebla del Río con motivo de las fiestas de San Sebastián. Pero el primer ciclo de entidad que ha sido oficialmente cancelado es el de Valdemorillo. El alcalde de la localidad madrileña, Santiago Villena, ya ha hecho público este acuerdo de la junta de gobierno local señalando que “la actual situación epidemiológica y el respeto y aplicación de la normativa vigente en nuestra región nos obliga a adoptar esta triste y difícil decisión”.
 
En cualquier caso, la primera gran cita de las figuras del toreo debía tener lugar en Olivenza a comienzos de marzo. A este escenario consolidado se ha unido también en los últimos años el coso cubierto de Illescas pero ha sido la coqueta plaza extremeña, gestionada por Pepe Cutiño y la FIT, la primera en declarar oficialmente el “aplazamiento” de su feria. La decisión se acordó este miércoles tras una reunión de la ‘Comisión Taurina de la Feria del Toro’, formada por representantes de ayuntamiento de Olivenza, la empresa gestora, la propiedad de la plaza de toros y las diferentes asociaciones de hosteleros de la localidad, que tiene en ese ciclo taurino uno de los principales activos turísticos y económicos de su calendario. La empresa, eso sí, recalca que se trata de un “aplazamiento” a través de una nota de prensa en la que advierte de “la imposibilidad” de celebrar la feria en sus fechas habituales que este año pivotarían entre los días 5 y 7 de marzo.
 
“La fecha definitiva saldrá de la decisión que tome esta Comisión Taurina que se reunirá periódicamente para valorar la evolución de la pandemia”, precisa el mismo comunicado. La empresa de Olivenza reconoce que se trata del “peor momento desde que se iniciara la crisis sanitaria” y supedita la celebración de la feria a que “la situación sanitaria esté más controlada, atendiendo a la responsabilidad que tenemos como ciudadanos”.
 
De la Magdalena a las Fallas
 
El tiempo sigue volando y también apremia. Las fiestas de la Magdalena de Castellón ya ha sido suspendida pero existía interés por parte de la empresa del coso levantino por mantener, de alguna manera, el pulso taurino en sus fechas tradicionales. La evidencia de los hechos ya ha llevado al equipo empresaria que representa Alberto Ramírez a esbozar un plan B que pasaría por trasladar el ciclo taurino al mes de junio entre las fiestas de San Juan y San Pedro. La empresa ya tiene asumido que es muy difícil que la actual situación socio-sanitaria pueda dar un giro radical en las próximas semanas pero también está convencida de la necesidad de abrir la plaza en 2021. Así lo reconocía Ramírez en la web de Aplausos, dispuesto “a dar toros sí o sí en cuanto las autoridades sanitarias nos lo permitan”. Las intenciones de la empresa de Castellón pasan por “dar una feria lo más extensa que podamos y con el mayor número de figuras posible” aunque, eso sí, marca una línea roja irrenunciable: que las autoridades permitan abrir la plaza, al menos, al 50% de su aforo.
 
La siguiente feria de la gran temporada es la de Valencia, que tradicionalmente pivota en torno a la fiesta de San José. En 2020 fue la primera ficha en caer que, con un efecto dominó, condenó uno tras otro la práctica totalidad de las ferias taurinas. Su plaza de toros está gestionada por Simón Casas que no ha renunciado a su retórica habitual al proclamar que se encuentra “dispuesto a esperar hasta finales de febrero para montar una Feria de Fallas en 15 días”. La intención es lo que queda aunque para ello, tal y como reconocía el productor francés en Mundotoro, habrá que esperar que se puedan dar “un mínimo de condiciones razonables para dar toros”.
 
¿Podrán reunirse esos condicionantes en poco más de un mes? La respuesta empieza a ser obvia pero el calendario taurino valenciano tiene otras fechas para recuperar su pulso si la situación mejorara en los siguientes meses. Por otro lado, Casas tiene la intención de reabrir la plaza de Las Ventas -que dirige en unión de Rafael Garrido- pero, en cualquier caso, será en un formato muy distinto al que estábamos acostumbrados. La última palabra la tendrá, más allá de la decisión puntual de los responsables políticos, el propio desarrollo de la pandemia.
 
¿Qué pasará en abril?
 
Nadie tiene aún esa respuesta aunque el calendario da algo más de margen a Ramón Valencia para materializar los festejos que está montando al frente de la empresa Pagés después de una temporada completa de fundido a negro. Los planes, detallados en el último Observatorio Taurino, pasan por mantener la lujosa fachada del Domingo de Resurrección –con Morante, Roca y Aguado en el cartel- y organizar dos tramos de cuatro festejos en torno a los últimos fines de semana de abril. Hay ganaderías escogidas; una interesante baraja de toreros y hasta un esbozo de carteles que ya han sido avanzados en algunas webs especializadas. Pero... una cosa son los deseos y otra –bien distinta- la tozuda realidad de esta maldita pandemia que impide hacer planes a medio plazo. ¿Se podrá abrir la plaza de la Maestranza al 50% de su capacidad en poco más de dos meses? Las dudas son más que razonables. En esta tesitura, los Pagés –que se están conduciendo con cautela sin afirmar ni desmentir nada- podrían mirar hacia el otoño, mientras la sociedad entera concede el beneficio de la duda a la aplicación de esas vacunas que vuelven a poner en evidencia tantas incompetencias.
 
No hay que darle demasiadas vueltas. Cada día que pasa es una derrota que se amplía con otras suspensiones inevitables, como la parte lúdica y festiva de la Feria del Caballo de Jerez. El sector quiere darse ánimos con algunas noticias de doble lectura. Una de ellas son las visitas de los veedores de la Casa de la Misericordia de Pamplona a las ganaderías reseñadas el pasado año aunque la entidad, organizadora de los festejos de San Fermín, ha advertido que se trata de mera “cortesía”. ¿Podrá reeditar Garzón el festejo de Córdoba en las mismas condiciones que el pasado 12 de octubre? ¿Habrá un clima propicio para que el mismo empresario pueda reabrir el coso de Morón? Siempre nos quedará el otoño...

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