Mientras
España entera se mete en el congelador y trata de sacudirse la nieve caída, el
toreo sigue haciendo cábalas en torno a la compleja recuperación del negocio
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO
DE ANDAUCÍA
Gran parte de la piel de toro está remendada de
nieve mientras el país entero aguarda el machetazo de la ola de frío que
rematará este gélido inicio de año. ¿Año de nieves año de bienes? Ojalá... Pero
los presagios son otros. La incapacidad administrativa para poner en pie un
sistema de vacunación ágil y eficaz se suma a la inevitable reactivación del
famoso bichito, que ha tomado fuerza y alas después de los excesos y la
relajación, no sabemos si inevitable, de las celebraciones navideñas. A partir
de ahí, la actualidad taurina se enhebra a la realidad social volviendo a hacer
buena la sentencia orteguiana.
Ya lo hemos contado en las últimas semanas. Las
principales empresas del sector trabajan –después de asumir la letalidad de
permanecer otro año en barbecho- en la reapertura condicionada de los grandes
escenarios del toreo sabiendo que nada podrá ser como era. El año 2021, de
alguna manera, se erigía en una suerte de frontera psicológica que ha animado
esos intentos de resucitar el negocio. Pero los hechos podrían ser más tozudos
que los deseos. La inminencia de esa tercera ola que ya es certeza estadística
no es el mejor decorado para el asunto. Este mismo lunes hemos estrenado nuevas
restricciones, toque de queda adelantado y la renovación del cierre perimetral
que separa a Andalucía del resto de una España que sigue dando bandazos. La
pregunta es... ¿Hasta cuándo?
Dificultades
Con ese panorama, mientras el tiempo corre y
apremia, es difícil formalizar ningún contrato más allá de adquirir compromisos
con toreros y ganaderías, que están a verlas venir. Lo hemos escrito en alguna
ocasión. El actual desarrollo de la pandemia impide hacer planes a largo e
incluso a medio plazo. De un día para otro todo puede saltar por los aires.
Toca operar en corto, montar los espectáculos que se puedan poner en pie en
función del rigor de las distintas normativas que vayan dictando las
autoridades en cada momento. Se trataría, en definitiva, de recuperar la
agilidad empresarial de otro tiempo cuando las corridas se anunciaban de
domingo a domingo y los toreros repetían de un día para otro en función de sus
méritos. Al menos –eso sí es novedad- contamos con la disposición a abrir las
plazas pero las voluntades, ay, no bastan...
Resumiendo: las previsiones –como toda España- han
quedado congeladas. Los planes de Olivenza y Levante andan pendientes de las
respectivas normativas que emanen de las comunidades extremeña y valenciana
pero... ¿quién puede asegurar nada en este momento más allá de las buenas
palabras y las declaraciones de intenciones? La pandemia marca su propio guión
y el final de este túnel sigue dibujándose demasiado lejos.
Y Sevilla...
Nos interesa más, por proximidad y vecindad, lo
que pase en Sevilla. Ramón Valencia ya había avanzado su intención de dar
toros, desembarazado de las fechas tradicionales –la Feria de Abril ya ha sido
suspendida por el Ayuntamiento- y buscando el amparo de los fines de semana de
la Pascua Florida. Respetaría, eso sí, el carácter inaugural del Domingo de
Resurrección con un cartel que haría honor a la fecha. La única línea roja
marcada pasa por poder vender la mitad del aforo de la plaza de la Maestranza, poco
más de 5.000 entradas. Sobre la mesa, dicen, hay hasta ganaderías reseñadas: se
habla de los hierros de Juan Pedro Domecq, Garcigrande, Jandilla, Santiago
Domecq, Victoriano del Río, Victorino Martín, Núñez del Cuvillo y Miura.
También se cuenta ya con la disposición por parte de los toreros pero la cruda
verdad es que, hoy por hoy, no se puede dar un paso más...
A pesar de todo, ya se barajan algunas fechas para
abrir la temporada en Andalucía. En el tintero de 2020 quedaron dos festejos de
la llamada ‘Gira de Reconstrucción’ que se anunciaron en Aracena y después de
algunas peripecias se acabaron organizando –y suspendiendo- en Ubrique. El
rotundo cierre perimetral decretado a finales de octubre en numerosos
municipios andaluces frustró esos mano a mano de Urdiales y David de Miranda y,
especialmente, el de Pablo Aguado y Rafa Serna que reeditaba rivalidades de
otro tiempo. Ahora se habla de recuperar ambos eventos entre los días 26 y 27
de febrero, vísperas de la festividad de Andalucía, que este año cae en
domingo. Del escenario definitivo nada se sabe aunque vuelve a estar encima de
la mesa, entre otras opciones, la posibilidad de abrir el coqueto coso de
Aracena. Con permiso del covid, no sería mala excursión para inaugurar la
temporada... Pero todo está por ver.
El ejemplo de los ganaderos
Nos vamos marchando pero lo hacemos con un pequeño
homenaje a los que se levantan antes de las claritas para cuidar a su ganado.
Con la que está cayendo, muchos criadores están dando lecciones de bienestar
animal a los animalistas de salón. Ya se sabe que una cosa es predicar y otra
–bien distinta- dar trigo. Los ganaderos se han tenido que remangar para que
sus reses puedan comer y beber y tener algo de refugio en el campo helado.
Ser ganadero de bravo en el primer cuarto del
siglo XXI no es ningún privilegio, sino el compromiso con una forma de ver la
vida, el campo y el hombre que sólo puede mamarse desde la cuna. Mientras
tanto, el abracadante director general de los derechos de los animales –uno de
esos carguillos bien remunerados creados en las órbitas podemitas del gobierno-
se dedica a desbarrar y atacar al mundo de la Tauromaquia desde su poltrona. No
merece la pena ni mencionar el nombre del gachó...
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