Este martes en medio del abandono y la
indolencia de más de 24 años de su cierre
*** Un homenaje a don Carlos Salas, periodista caraqueño
convertido en notario de la historia fundamental de los toros en Venezuela. Y a
mi maestro Carlos Eduardo Misle "Caremis", caraqueño vocacional y
taurino pasional, quien me trazó el camino que para comprender a Caracas y
entender la Fiesta de los Toros había que ser periodista...
*** Carlos Eduardo Misle murió el 16 de febrero de 2004, a la
edad de 79 años.
Víctor José
López EL VITO
@vejotaele
Le cuento a José Luis Ramón, apreciado amigo
y el último director del semanario 6
Toros 6, que cuando Juan Belmonte vino a Venezuela hace ya 102 años exactos,
llegaba procedente de El Callao donde había abordado el vapor Montserrat. Llegó
Juan Belmonte a Puerto Cabello el 5 de marzo de 1918 procedente dde Lima, donde
había dejado ilusionada a Julia Cossío la bonita limeña que habría de
convertirse en su esposa.
El enlace matrimonial ocurriría tras de una
brevísima faena entre notarios que debía realizase ante testigos, folios y
documentos cara a las autoridades civiles peruanas.
Entrando en corto y por derecho, el matrimonio de
Juan Belmonte fue un enlace por poder.
El mismo día que Belmonte llegó a Puerto Cabello,
abordó uno de los dos hispano-suizo que el presidente de la República, el
general Juan Vicente Gómez, su
amigo, le envió para que se desplazara a Caracas. El viernes 8 de marzo de 1918
Juan Belmonte visitó las obras del
complejo multiuso del Nuevo Circo en funciones de un experimentado inspector
que rendiría información al general Gómez.
Fue recibido por el general Eduardo
Mancera, inspirador e iniciador de la obra quien estuvo acompañado por
distinguidas personalidades del gobierno de la República de Venezuela. Belmonte le informó a Juan Vicente Gómez de lo qué vio y cómo
lo vio. Lo que fue tomado en cuenta.
A los días de su inspección, el 10 de marzo, Juan Belmonte inició su temporada de
Caracas, contratado por la empresa del viejo Circo Metropolitano con una
corrida toros procedente de los potreros del general Juan Vicene Gómez en Mariara
que, como era la costumbre en Venezuela habían sido seleccionadas para la
lidia. Belmonte se presentó en el
Circo Metropolitano de Caracas. Lo hizo en compañía del peruano Luis Canessa y del bilbaíno Rufino San Vicente, Chiquito de Begoña, matador de toros vasco con quien había
alternado en el Perú en las plazas de Acho en Lima, Cusco y Arequipa. El
trianero repitió en la capital venezolana el 19 de marzo, tarde de triunfo a lo
Belmonte, es decir entre ovaciones y
con salida a hombros por la calles de la ciudad a hombros de un público
enloquecido.
La temporada de Belmonte, exitosa y fascinante como todo lo que le rodeara la vida
del trianero fue de gran estímulo para el remate de las obras del Nuevo Circo
de Caracas.
Leemos en el Nuevo Diario, periódico caraqueño
afecto al régimen que “el gobierno del Distrito Federal construyó
una red de tranvías con el propósito de facilitarle a la población el acceso a
los diversos espectáculos, que se programarían en el edificio multiuso. La red
de railes cubría el pavimento del corazón en el viejo casco de la capital
venezolana llegando desde el Boulevard de El Cristo hasta el Nuevo Circo”
(El Nuevo
Diario, 7/10/1918).
“Día por día era mayor la expectativa,
comenzaba ante los preparativos que la Empresa Nuevo Circo de Caracas para el
estreno de este soberbio edificio que representa uno de los triunfos
arquitectónicos más grandes de los ingenieros venezolanos Chataing y Muñoz
Tébar, se había convertido en objeto de frecuentes visitas al edificio, orgullo
de la Caracas modernizada.” (El Nuevo Diario,
19/1/1919)
A las 4:30 p.m. del 26 de enero de 1919, fue inaugurado el Nuevo Circo de Caracas con
dos toreros vascos en el cartel, dos donostiarras para más señas que actuaron
mano a mano aquella tarde de inauguración. Serafín
Vigiola Torquito y Alejandro Sáez Alé. Los toros procedían de los potreros de Bucarito, dehesas pertenecientes al
general Juan Vicente Gómez. Según el
cronista taurino Vara Rota, el resumen de la corrida es el siguiente: “… palmas a la Empresa por los esfuerzos
realizados. Torquito, colosal. Alé, regular. Bombita y Niño de Rubio,
sobresalientes. Los demás, estorbando mucho” (El Nuevo
Diario, 26/02/1919 y El Universal, 27/02/1919).
LA HERENCIA DEL METROPOLITANO
Hasta esa fecha en Caracas las corridas de toros
se organizaban en el Circo Metropolitano, vieja plaza de toros de la ciudad
inaugurada el 2 de febrero de 1896
por dos toreros gaditanos. Manuel
Hermosilla y Francisco Jiménez Rebujina. El Metropolitano había
sustituido las destartaladas plazas de madera donde se celebraron los
espectáculos en tiempos de la colonia y posteriores a la Independencia. Tuvo un
aforo para 4 mil 500 espectadores, y fue escenario para la presentación de
afamados toreros y para el desarrollo de espadas venezolanos que, como Eleazar Sananes Rubito y Julio Mendoza,
se convirtieron piedra angular del escalafón taurino nacional
El Nuevo Circo fue el escenario más importante
para el desarrollo y proyección de la fiesta de los toros de Venezuela en sus
100 años de existencia. Aquella, su primera temporada, la de 1919, marcó el
rumbo de la fiesta de los toros por más de ochenta años. Los primeros y muy
importantes pasos se dieron con el toro criollo. Un vacuno que procedía del bous taurus y que, por razones
económicas y políticas desaparecería absorbiéndole el bous indicus. Cruzas que con el paso de los años hicieron del toro
criollo un animal imposible para el lucimiento artístico de los toreros.
LA ERA DE SANANES
El primer triunfo de un torero en la arena del
Nuevo Circo ocurrió el 26 de septiembre de 1920, cuando Alejandro Sáez Alé fue
premiado con un rabo tras ejecutar una faena aclamada por el público. La
historia de la fiesta en Venezuela registra con destacada importancia el arribo
a Caracas de Eleazar Sananes Rubito, torero caraqueño de origen
sefardí que venía de Lima, Perú, como triunfador de la temporada en la plaza de
Acho de 1921. Fue recibido en la Estación del Ferrocarril de Caño Amarillo el 3
de marzo a su regreso de Lima, ciudad que le reconoció en el triunfo, y, como
consta en diarios de la virreinal urbe, triunfó en la plaza de Acho. Sananes debutó en el Nuevo Circo el 24 de marzo mano a mano con Manuel Molina Lagartija y cortó dos orejas saliendo a hombros. A la semana,
en otro mano a mano, toreó con Julio
Mendoza, que por años sería su más enconado rival. El Negro Julio, caraqueño
como Rubito,
que se convertiría en gran rival de Eleazar
Sananes. Rubito recibiría la alternativa en Madrid, en tarde de festejo
Regio conmemorativo del aniversario de Alfonso
XIII y Mendoza lo haría en
Salamanca, confirmándola más tarde en Las Ventas. Ambos toreros abrieron un
amplio camino en una España generosa en bondades para la formación de espadas
profesionales venezolanos.
La primera y única Corrida Regia celebrada en
Venezuela tuvo lugar en el Nuevo Circo de Caracas el 9 de mayo de 1921. Fue en
honor a SAR el Príncipe D. Francisco
María de Baviera y Borbón, corrida en la que participaron Francisco Rivera Pérez, Rubito y Julio Mendoza. Lleno rebosante en la plaza, por lo que fue
necesario acondicionar la azotea del Palco Presidencial.
LOS BIENVENIDA EN CARACAS
Para la temporada de 1922 se anunció la
adquisición en España de toros procedentes de las ganaderías de Veragua y de Villagodio, reses adquiridas por el matador de toros Isidro Martí Flores quien, en julio de
1921, había resultado herido en Beziers, Francia, por un toro de Pérez Tabernero. Flores, herido y sin haberse curado y por cumplir con la
negociación de los toros españoles para la temporada de Caracas, se embarcó a
Venezuela. En el viaje de agravaron sus heridas y como consecuencia murió en
Caracas el 6 de diciembre de 1921. El 8 de enero de 1922 se celebró la Corrida
Homenaje Póstumo a Flores con cinco toros criollos y uno de Veragua, primer toro español lidiado en
el Nuevo Circo. Actuaron aquella tarde Joselito
Martín, Alejandro Sáez, Rodalito,
Carrerito,
Rubito y Marinero. En marzo del año 22 hizo su presentación en el Nuevo
Circo Rafael El Gallo. El hermano
mayor de Joselito se presentó tres tardes. Alternó con Angelete
y El
Andaluz. En la corrida del 5 de marzo, El Gallo tuvo una tarde
de inspiración triunfando clamorosamente.
La temporada de 1928, plena de carteles con
nombres de diestros de renombre, logró su cenit el 8 de marzo con la
presentación de los becerristas Pepe
y Manolo Bienvenida ¡Todo un éxito! Repitieron los hijos del
Papa Negro el domingo 14 otro
triunfo. La tercera actuación de los Bienvenida
fue el 25 de marzo, para la que el general Gómez
les regaló a los niños toreros dos toretes de media casta La cuarta
presentación consecutiva de los becerristas Pepe y Manolo Bienvenida
fue el 15 de marzo cuando lidiaron toros criollos de don Emilio Llamozas y dos toretes media casta de La Providencia. Fue la tarde de la despedida de los hermanos Bienvenida.
GONZALO GOMEZ DUEÑO Y SEÑOR
Al concluir el año de 1928, el coronel Gonzalo Gómez, hijo del Presidente de
la República adquirió la propiedad de la plaza de toros Nuevo Circo. Entre las
reformas que propuso redujo el tamaño del ruedo. Como empresario Gonzalo Gómez inauguró la temporada
invernal de 1930 con toros de su ganadería La
Quebrada, con Victoriano Roger Valencia II como atracción del
cartel y de la temporada. El 9 de noviembre se presentó Cayetano Ordóñez Niño de La Palma
con una impresionante actuación meritoria de las orejas y el rabo de un gran
toro de La Quebrada. Repitió el
maestro de Ronda y fundador de la dinastía el 23 de noviembre para triunfar con
corte de tres orejas y un rabo.
Niño de la Palma y Valencia
II alternaron en mano a mano con dos toros puros de Esteban Hernández, divisa azul celeste,
encarnado y blanco y cuatro toros de La
Quebradita el 7 de diciembre. Relata don Carlos Salas que “Victoriano Roger en su tercer toro,
Lapistero de nombre, negro, meleno, bragado, cuando realizaba una faena a base
de naturales imponentes y adornos sobrios y elegantes al compás de la música
suspendió la faena. La presidencia, a petición del empresario don Gonzalo Gómez
ordenó fuera retirado el ejemplar de don Esteban Hernández a los corrales, dada
su bravura y excelentes condiciones de toros de lidia; se armó el gran
escándalo en el público, que pedía a gritos siguiera la faena. La protesta fue
sofocada por la policía ya que tomaba caracteres de tragedia”. … Debido
al escándalo y protesta en esta corrida, don Gonzalo Gómez, dueño y señor de la Empresa Taurina y de la Plaza de
Toros e hijo del “dueño de Venezuela”,
el General Juan Vicente Gómez,
resolvió continuar la temporada en la plaza de toros de La Victoria, estado
Aragua.
MUERE GÓMEZ, EL GRAN BENEFACTOR
En diciembre de 1935 murió el general Juan Vicente Gómez, quien fuera
propietario del poder público y del destino de la República de Venezuela
durante 27 años. Fue Juan Vicente Gómez
el hombre que sembró la fiesta de los toros en Venezuela. Él y sus hijos
construyeron plazas de toros, entre ellas el Nuevo Circo de Caracas y la
Maestranza de Maracay además de las plazas de La Victoria y Arenas de Valencia.
Fundó ganaderías como la ganadería La
Quebrada, La Providencia y la de Guayabita
con reses de la vacada cordobesa de Pallarés
del Sors, un pie de cría adquirido gracias a su amistad con don Antonio Cañero y Juan Belmonte.
En 1936 se celebraron 22 festejos en la plaza de
Caracas, uno de ellos de gran importancia para Venezuela organizado el 23 de
febrero por el empresario Capriles Power
con toros de Pallarés, que eran
entonces propiedad del Banco Agrícola y Pecuario. La ganadería de Pallarés del Sors fue la vacada base
para la formación de la ganadería prócer nacional, la ganadería de Guayabita, que en ese momento era
administrada por el gobierno que la había expropiado a los herederos del
general Juan Vicente Gómez, difunto
presidente de la República de Venezuela.
La ausencia de Gómez en la cima del poder se manifestó en la merma de festejos en
la temporada del Nuevo Circo y, hecho notorio, el que un ente público como el
Banco Agrícola y Pecuario administrara la única ganadería de lidia que había en
Venezuela, producto de una selección realizada en Córdoba por don Antonio Cañero y Juan Belmonte a solicitud de sus buenos amigos los hermanos Gómez Núñez, hijos del general y
grandes benefactores del asentamiento y desarrollo de la Fiesta de los Toros en
Venezuela.
En 1937 se redujo a ocho corridas la temporada,
incluyendo el tradicional ciclo económico. Fueron contratados para el Nuevo
Circo Joaquín Rodríguez Cagancho, Fernando Domínguez, Curro
Caro, Alfredo Corrochano, Pepe Gallardo, Chiquito
de la Audiencia, Carnicerito de Málaga, Julio Mendoza y Juanita Cruz.
EL FRACASO DE DOMINGO ORTEGA
En enero de 1938 fue la presentación del toledano Domingo Ortega, contratado en Lima por
el empresario sevillano Eduardo Pagés,
quien organizó una temporada de cinco tardes en el Nuevo Circo. Llegó el
maestro de Borox con merecida fama de figura. La Empresa de Pagés adquirió
toros de la ganadería peruana de La Viña
y el debut de Ortega fue el 10 de enero alternando con Carnicerito de Málaga
para lidiar toros peruanos de La Viña
de don Víctor Montero. Fueron cuatro
las corridas con toros de La Viña y
una de reses españolas de Pallarés.
El fracaso de Ortega fue absoluto,
al extremo de escuchar los tres recados la tarde de su debut ante los toros
peruanos y la tarde que actuó en solitario con toros españoles del Marqués de Los Altares y tres de Pallarés.
La ganadería de Pallares, importada por don Florencio
y Juan Vicente Gómez Núñez, hoy las
afamadas ganaderías de Benítez Cubero y Lora
Sangran, lidió sus primeros productos nacidos en Venezuela en 1939 con el
nombre y divisa grana y oro de Guayabita.
Fue el 17 el de septiembre en una
corrida de toros en el Nuevo Circo organizada por Teodoro Aponte, para la presentación en Venezuela del gran de Lorenzo Garza y la reaparición del
zamorano Félix Rodríguez II. Los
toros de Guayabita fueron bautizados
con los nombres de Atrevido, Clavellino,
Lunarito, Perdigón, Chaparrito y Castellano,
Garza dejó muy grata impresión,
cortándole la oreja a Chaparrito y
siendo muy ovacionado toda la tarde. Se repitió el mano a mano el 24 de septiembre,
también con toros de Guayabita
desiguales en presentación y mansos de comportamiento.
Andrés Gago
organizó la temporada invernal de 1939 – 1940, con reses españolas procedentes
de las dehesas del Marqués de Villamarta,
Surga, Felipe Bartolomé, Santa Coloma y Miura
y contrató a Manuel Jiménez Chicuelo, Antonio García, Joaquín
Rodríguez Cagancho, el mallorquín
Jaime Pericás ídolo de las damas, Pepe Gallardo y a José Ignacio Sánchez Mejías.
MÉXICO DICE PRESENTE
En 1940 el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser
propiedad de Luis R. Branger, según
documento registrado este día bajo el nº 39, Tomo 4, Protocolo Primero, del
Registro Inmobiliario del Segundo Circuito del Municipio Libertador del
Distrito Capital (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones). Branger compra el edificio a Gonzalo Gómez, quien también le vende la plaza de Toros de La
Victoria. La temporada de Andrés
Gago dejó positivo impacto entre los aficionados, ello estimuló al
empresario Vicente Pastor organizar
una temporada con la Cuadrilla Juvenil Mexicana y reses de Guayabita. Cuadrilla de muy jóvenes toreros que integraban los
hermanos Juanito Vela y Pepe Vela, Manolo Torres y los
banderilleros José Ávila, Antonio Tovar
y Raúl Vanegas, siendo los picadores
Jesús Fernández Veneno y Tomás Villegas Agujetas. Director artístico Eugenio Alvarado. Los novillos de Guayabita resultaron extraordinarios. Juanito Vela en el quinto novillo cortó
las orejas y el rabo el 14 de abril cortó orejas y rabo y el 21 de abril
triunfó con novillos mexicanos procedentes de la ganadería tlaxcalteca de La Laguna. Manolito Torres fue el triunfador al cortar dos orejas y rabo al
último novillo y salió en hombros de multitud en la plaza caraqueña. Aquella
fue la primera vez que se lidiaron en
Venezuela reses de procedencia mexicana. Para el 28 de abril se contrató
una corrida de la emblemática ganadería mexicana de Piedras Negras y Manolo
Torres volvió a triunfar en tarde que cortó dos orejas y rabo.
De esta temporada surgió una competencia entre Guayabita y La Laguna, con una gran entrada en el Nuevo Circo triunfando Juanito Vela y Manolo Torres. Se iniciaba un idilio entre la afición caraqueña y
los toros de México. Sociedad de mutua admiración que se confirmaría en la
temporada de febrero de 1941 con los toros de La Laguna lidiados mano a mano por Carlos Arruza y Arturo
Álvarez El Vizcaíno quien fue
corneado por el sexto toro. Arruza
con Polvorín realizó gran faena
cortando las dos orejas y rabo. Completó la temporada una corrida de Zotoluca y otra de Piedras Negras. Los nexos de Carlos
Arruza y Andrés Gago, torero y
apoderado, crearon vínculos muy fuertes con Caracas y los hermanos Andrés y Fernando Gago, la plaza del Nuevo Circo y el empresario exitoso que
descubrió la mina del toro mexicano para exponer cada temporada su joyel
taurino de ases españoles por él representados.
LOS DOMINGUÍN
El 6 de julio de 1941 Domingo González Mateo Dominguín
presentó en el Nuevo Circo de Caracas a sus hijos Domingo, Pepe y Luis Miguel.
Luis Miguel, el menor, fue el
triunfador al serle otorgado las orejas de uno de los buenos toros de Guayabita. Aquella tarde nació una
relación muy importante entre Caracas y los Dominguín, en especial
con Luis Miguel que fue un torero
tan de Caracas.
El empresario Carrerito repitió el cartel el 13 de
julio agotándose el papel para la segunda presentación de los hijos del Tiburón de Quismondo en la capital
venezolana, en las que Pepe y Luis Miguel cortaron orejas y salieron
a hombros. La cuadrilla de los hermanos
González Lucas estuvieron integradas por los picadores Manuel Suárez Aldeano y Luis
Pinillos Umeño y los banderilleros Cástulo
Martín, Ginés Hernández Ginesillo, Mauricio de la Rubia, Próspero Herrera
Capita y Adolfo González Manforte…
Todos destacarían más tarde en momentos de la historia grande del toreo en
Caracas.
En agosto de 1941 se presentó en el Nuevo Circo el
maestro Fermín Espinosa Armillita Chico, contratado por el
taurino español Emilio Cebrián,
quien más tarde destacaría en Venezuela como apoderado de Joselito Torres. Cebrián
representó al Maestro de Saltillo dos
tardes en las que Armillita se presentó en el Nuevo Circo los domingos 1º y 8 de
agosto mano a mano con Silverio Pérez.
Armillita
cortó un rabo la primera tarde y cuatro orejas y un rabo la tarde del 8 de
agosto de 1941.
La temporada de 1943 fue extensa, muy rica en
acontecimientos. Se celebraron 24 espectáculos entre corridas de toros y
festejos económicos originándose una competencia entre importantes empresarios
como don Horacio Carrasquero y el
sevillano Andrés Gago. Fue el año de
la presentación de Mario Moreno Cantinflas en Caracas, y la
temporada de los grandes los triunfos de Rafael
Vega de los Reyes Gitanillo de Triana.
MANOLETE
Cuando el nombre de Manolete cundía por el
mundo, se anunció en Maracay su presentación para dos corridas de toros
organizadas por Andrés Gago. Hubo la
intención que antes se presentara en el Nuevo Circo pero las autoridades
taurinas del Distrito Federal no autorizaron las reses de Guayabita por no reunir el trapío los ejemplares seleccionados para
la presentación del “monstruo” en
Venezuela. Andrés Gago, enamorado de
Venezuela y consciente de lo que significa Caracas solicitó el permiso para
presentar a Manuel Rodríguez Manolete en el Nuevo Circo. Lo hizo
en un festival el 19 de mayo de 1946.
A través de sus 100 años y permanente actividad
taurina en el Nuevo Circo se han celebrado muchos y muy importantes festivales,
pero aquel de Manolete fue trascendental por su significado y porque cuando
aún con el sabor de lo disfrutado en la arena, lo vivido en la plaza y en la
ciudad, los aficionados sufrieron del impacto de su trágica muerte en Linares.
El festival se celebró a beneficio de la Campaña Nacional de Alfabetización con
novillos de Guayabita. El cartel
estuvo integrado por Rafael Vega de los
Reyes Gitanillo de Triana, Manolete,
Julio Mendoza y los hermanos Oscar
y Ricardo Martínez. Este festival
fue el adiós de Manolete a Venezuela, y su despedida de América porque a dos
meses y días la muerte le esperaba en el pitón izquierdo del toro Islero de la ganadería de Miura en la plaza de Linares cuando el
cordobés murió matando.
IDILIO PROCUNA Y CARACAS
En diciembre de 1946 la Empresa de Alejandro Arratia Oses, hombre de radio
y de mercadeo muy ligado a la fiesta, presentó primera corrida de la Temporada
con toros mexicanos de La Trasquila.
Contrató a un grande en la historia taurina criolla, Julio Mendoza, que en su reaparición en el Nuevo Circo cortó tres
orejas y rabo, Luis Procuna estuvo
fatal, viendo irse un toro al corral y el León de León Antonio Velásquez estuvo voluntarioso. Para la segunda corrida, el
15 de diciembre también con toros de La
Trasquila y de Guayabita el
mexicano Luis Procuna se convertiría
en ídolo de la afición de Caracas gracias a su triunfo sin precedentes en Caracas.
El Berrendito de San Juan cortó las
dos orejas, el rabo y una pata del bravo toro Caraqueño de La Trasquila
tras una emotiva y muy original faena rematada con soberbia estocada. Desde
aquel 15 de diciembre de 1946 Caracas tuvo un torero que solo otro Luis superaría en afecto e idolatría, Luis Sánchez Olivares Diamante Negro. Procuna
alternó aquella con Antonio Velásquez
y Julio Mendoza.
Y LLEGÓ EL DIAMANTE
La temporada de 1948 comenzó con los malos
augurios desplegados durante la Temporada del Instituto Nacional de
Alfabetización con los estruendosos fracasos de madrileño Manolo Escudero, y del cordobés Agustín Parra Parrita,
que se presentaron junto a Paquito Muñoz
y el carabobeño Oscar Martínez ante
los toros de Guayabita cuya
mansedumbre provocó la suspensión adelantada de los festejos anunciados por el
empresario Cayetano Pastor.
El 28 de noviembre fue el debut en Venezuela como
matador de toros de Luis Sánchez
Olivares Diamante Negro. Un
torero de gran importancia en Venezuela por su relación de ídolo con el pueblo
de Caracas. Era el regreso de Luis
Sánchez a Venezuela, luego de una brillante campaña como novillero puntero
que abrochó con una alternativa de lujo en 1948, el 29 de septiembre, en
Granada de manos de Paquito Muñoz
con el testimonio del sevillano Manolo
González con el toro "Estornino"
de Félix Moreno Ardanuy.
La corrida del debut del Diamante Negro en
Venezuela fue organizada por el matador de toros Raúl Acha Rovira, con
toros de Vistahermosa de don Francisco García, de Bogotá, Colombia.
El festejo se celebró a las dos de la tarde y no a las cuatro como es la
tradición en Caracas. La situación política generada por el Golpe de Militar en
contra del presidente Rómulo Gallegos,
autor de Doña Bárbara provocó los cambios.
A la hora de la corrida había toque de queda,
tanquetas en las calles, colas frente a las taquillas y llenos los graderíos
del Nuevo Circo. Una nación desobediente, por ver a Diamante Negro. Había
nacido el ídolo de multitudes, nunca antes en la historia venezolana se conocía
un caso igual, parecido había sido el de Eleazar
Sananes Rubito, pero no con la
intensidad popular que provocaba Luis
Sánchez por quien la afición de Caracas “vendería
su colchón” para ir a los toros. Luis
Sánchez Olivares Diamante Negro
en 1949 encontró la otra cara de la rivalidad artística, y fue con el
valenciano Alí Gómez, matador de
toros con alternativa en la Monumental Plaza México investido por Lorenzo Garza. Eran dos matadores de
toros criollos que llenaron a la afición por instantes. Fue ilusión de un día
de una pareja que como barca sin timón en manos de sus apoderados navegó sin
rumbo y al garete. Sus apoderados, tan ambiciosos que dejaron ir entre los
dedos de sus avaras manos auténticas fortunas.
El 11 de diciembre de 1949 en el Nuevo Circo con
una corrida colombiana de Francisco
García, ocurrió lo que esperaba la afición: se reunieron Luis Miguel Dominguín, Antonio Velásquez
y Diamante
Negro. Los tres diestros cortaron orejas y rabos y salieron de la plaza
por la Puerta Grande. El público los paseó a hombros por las calles del corazón
de la ciudad antigua y los llevó hasta la Plaza Bolívar. Por ellos había
esperado la afición y también la plaza de Caracas. Las barreras fueron
cubiertas por el Cuerpo Diplomático acreditado en Venezuela, en representación
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los Estados Unidos de
América representados por sus Embajadores. Un lleno impresionante y una
atención política sembrada por la situación tensa de la política de Guerra
Civil Española, la Guerra Mundial y Venezuela que se abría al mundo como una
importante potencia petrolera… y en la arena tres grandes toreros se jugaron la
vida ante bien presentados y muy bravos toros de Francisco García. Ha sido una de las tardes históricas en los anales
del Nuevo Circo de Caracas.
LA HEGEMONÍA GIRÓN
Diamante Negro abrió caminos en
España, senderos que muchos venezolanos emprendieron destacándose entre todos
la dinastía de los hermanos Girón
fundada por el maestro César Girón y
que integraron sus hermanos Rafael,
Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis
cada uno de ellos autor de una página importante en los anales del Nuevo Circo
de Caracas. César, figura universal
de la fiesta, Curro, primerísima
figura del toreo.
Todo comenzó el primero de octubre de 1950 en el
Nuevo Circo. Mano a mano entre César
Girón y el alumno preferido del maestro Pedro Pineda, Moreno Sánchez en el Nuevo Circo con novillos de Cayetano Pastor. Moreno Sánchez fue lesionado por el primero de la tarde, Girón se quedó con la novillada que la
despachó de cinco estocadas, un pinchazo y le cortó las orejas y el rabo
abriendo la Puerta Grande del Nuevo Circo. Fue tal el escándalo que armó Girón que a la semana le repitieron, y
volvió a triunfar impresionando a Fernando
Gago que desde ese instante se convertiría en su apoderado. Fernando, hermano del ya muchas veces
mencionado Andrés Gago apoderado de Carlos
Arruza en España.
Los triunfos de Girón en Caracas se repetirían como cuentas milagrosas de un
bendito rosario de éxitos. El Nuevo Circo se convertiría en el patio de este
gallo, el reñidero donde César Girón
los esperaría a las figuras del toreo consagrados en España y en México, año
tras año haciendo de Caracas un bastión irreductible de la causa torera de
Venezuela. Curro siguió desde el día
de su presentación junto a Antonio
Ordóñez y El Calesero el ejemplo de su hermano mayor. Con Rafael y Efraín abrirían la Puerta Grande del Nuevo Circo las tardes cuando
los cuatro hermanos actuaban en el cartel, llenando la plaza de público y la arena
de competencia.
Es un largo camino el de la hegemonía de los Girón en Venezuela y Sudamérica con el
Nuevo Circo como cuartel. Un período que abarcó desde aquella presentación en
1950 del novillero César Girón hasta
finales de los años ochenta cuando Curro
en el ocaso de su brillante carrera defendía la enseña de la más importante
casa torera de Venezuela: la Dinastía
Girón.
Los hermanos Rafael
y Curro debutaron en Caracas una
tarde de apoteosis para la dinastía el 3
de febrero de 1957 cuando abrieron la puerta Grande del Nuevo Circo luego
de triunfar con toros de Santo Domingo.
Curro Girón cuatro orejas y un rabo,
Rafael una y César Girón una oreja. El 10 de noviembre de 1957 un toro de Peñuelas hirió a Diamante Negro al entrar
a matar. La oportuna e inteligente intervención de don Ángel Peralta le salvó la vida al ídolo nacional. Manzanero fue el nombre del toro
heridor, y sus orejas le fueron llevadas al torero en la enfermería. También
con la divisa de Santo Domingo, 20 de julio de 1958, se presentó en el
Nuevo Circo el emeritense César Faraco,
quien venía de triunfar en Madrid el día de su alternativa. Faraco llenó de ilusión a la afición
con su triunfo en Caracas, cuando le cortó las orejas a su primer toro. Faraco repitió por este triunfo ante una
corrida de Zacatepec pero resultó
gravísimamente herido. Fue el 30 de noviembre cuando alternó con Alfredo Leal, debutante y Curro Girón triunfador de la tarde.
En 1963 murió el propietario del Nuevo Circo de
Caracas, Luis R. Branger; la plaza
de toros pasa a ser propiedad de Bárbara
Rutmann de Branger (viuda del difunto) y sus hijos Elena Branger de Valladares, Leopoldo Luis Branger Rutmann y Rafael María Branger Rutmann, según
Planilla Sucesoral Nº 49 de fecha 17/01/1963, agregada al Cuaderno de Comprobantes
bajo el Nº 131, folio 239, primer trimestre, del Registro Inmobiliario del
Segundo Circuito del Municipio Libertador del Distrito Capital.
PEPE CÁCERES SE PLANTA EN LA ARENA
El maestro colombiano Pepe Cáceres ha sido uno de los toreros emblemáticos de la historia
del Nuevo Circo. Lo fue por su rivalidad frontal ante César y Curro Girón. La
tarde de su debut en Caracas 1963, con toros de Piedras Negras, Cáceres
cuajó una hermosa faena que la prensa calificó como “La faena de cristal”, pues aunque César Girón fue el triunfador con dos orejas, el colombiano
habiendo cortado una fue el más destacado.
Manolo
Chopera y su socio Sebastián
González tomaron el timón en la dirección empresarial del Nuevo Circo e
introdujeron en la organización de los festejos interesantes cambios
aprovechando su conexión con plazas como San Cristóbal, Barquisimeto y
Valencia. La venta de abonos para la temporada fue de gran impacto y el
agregado de festejos emblemáticos como La Corrida de la Prensa fue otro.
La primera Corrida del Círculo de Periodistas
Deportivos (CPD) la primera Corrida de la Prensa que se organizó en 1964 con la
participación de José Manuel Pérez Pérez
y Abelardo Raidi. Toros de Santín 3, Guayabita 2 y Pastejé 1
formaron el encierro del festejo se celebró el 19 de abril de 1964. César Girón división de opiniones,
pitos y una oreja, y Pepe Cáceres
aviso, silencio y silencio. Juan Corso
sobresaliente de espadas. Mano a mano, lleno con el papel agotado. César Girón fue premiado con el trofeo
Pluma de Oro del CPD. Se inició esta tarde un clásico del toreo en Venezuela,
cuya sede el Nuevo Circo marcaría un hito histórico en nuestra tauromaquia.
Hasta que circunstancias económicas provocaron que se sustituyera al Nuevo
Circo por la plaza Monumental de Valencia como el escenario de la Corrida de la
Prensa.
EL CORDOBÉS TAMBIÉN PASÓ POR CARACAS
Una transición de actividades taurinas hacia la
plaza de Valencia ocurrió con la llegada de Manuel Benítez a los carteles en Venezuela. La presencia de Manuel Benítez El Cordobés, sus honorarios, influyó en directamente en los
cambios de sede. La noche del 10 de noviembre de 1964 marcó el camino. El
Cordobés por haber caído heridos Emilio
Oliva y Sérbulo Azuaje tuvo que
despachar en solitario una corrida de San
Mateo que le sacó de quicio y despachó entre broncas. El Nuevo Circo de
Caracas no fue plaza para el torero de Córdoba, aunque desde un inicio se le
esperó con ilusión, admiración y curiosidad no hubo empatía con la afición
capitalina. Todo lo contrario con otros toreros que Caracas hizo suyos desde el
primer instante, tal fue el caso de Antonio
Chenel Antoñete quien,
precisamente en una Corrida de la Prensa (1967) cuajó un toro de Reyes Huerta que le abrió la puerta de
par en par. Fue una tarde en la que compartió cartel con Antonio Ordóñez que escuchó sendas broncas en sus toros y Curro Girón dos orejas y ovación.
El grupo de figuras del toreo que hizo de Caracas
una escala obligada en su campaña durante el invierno español estaban Paco Camino, Diego Puerta, Antonio Ordóñez
y el grupo emergente de toreros mexicanos integrado por Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera quienes en oportunidades eran impuestos por los
propios ganaderos aztecas cuyas reses eran base fundamental de la temporada de
Caracas.
GREGORIO QUIJANO Y SU SIEMBRA
En los años setenta, un visionario llamado Gregorio Quijano transformó a la
afición de Caracas y las funciones del Nuevo Circo de Caracas, sembrando
temporadas de novilladas muy activas. Ello provocó una mayor actividad en la
plaza, no solo a nivel de los espectáculos sino en las funciones de la
actividad, las escuelas taurinas, las peñas de aficionados, los gremios
taurinos incluyendo las asociaciones de ganaderos. Fue Quijano un luchador infatigable en beneficio de la fiesta desde que
procedente de Santander llegó a Caracas con sus hermanos Quijano San Miguel. Lideró el sindicato de banderilleros que se
enfrentó con grandes empresas como la de Manolo
Chopera y de otras nacionales que contrataban las cuadrillas y servicios
para las plazas donde celebraban espectáculos. El enfrentamiento con los
poderosos lo asoció con Jerónimo
Pimentel que para la época manejaba las plazas de Bogotá y de Cali en
Colombia con vínculos muy fuertes con ganaderías neogranadinas que le servirían
a Quijano para la temporada de
novilladas en Caracas, primero, y más tarde en otras plazas venezolanas.
Estas temporadas organizadas por Taurivenca
primero, y más tarde por Gaprofica, la empresa formada por un grupo de
ganaderos que encabezaron Hugo Domingo
Molina, Orlando Echenagucia, Sebastián González y Alberto Ramírez Avendaño y el empresario Roberto Marubini que se inició en los festejos menores para luego
organizar la Corrida de la Prensa en Valencia y las temporadas de la Plaza de
La Chinita de Maracaibo, animaron la formación de toreros en Venezuela, en
temporadas para las que se contrataban espadas de Colombia, México y de España
junto a los criollos venezolanos. Muchos de ellos llegaron a la alternativa, y
varios al rango de figuras en sus tierras tal fue el caso de Enrique Calvo, Jorge Herrera en
Colombia, Marcos Ortega, Jorge Gutiérrez
y Alfredo Gómez en México y en
España Angel Majano, y en Venezuela
muchos que se formaron en diversas temporadas organizadas por distintas
empresas.
El Nuevo Circo, además de La Corrida de la Prensa,
en su momento estelar fue el escenario de las corridas del Cuerpo de Bomberos,
Cuerpo Técnico de Policía Judicial PTJ, Ejército Nacional, Policía de Caracas,
Colegio de Abogados, Instituto Nacional de Deportes y de la Feria de Caracas en
temporadas por abono que se realizaban cada año entre noviembre y diciembre
habiendo sido promotores de estos festejos empresarios como Manolo Chopera, Sebastián González, Julio
García Vallenilla, Curro Girón, Alberto Vogeller, Carlos García Vallenilla,
Jerónimo Pimentel, Hugo Domingo Molina entre otros.
SILVETI Y BENÍTEZ CON LA CRUZ DE HIERRO
La última
corrida de toros celebrada en el Nuevo Circo de Caracas fue organizada por el
empresario Roberto Marubini, el 2 de marzo. 1997. Fue el festejo del Cuerpo
de la Policía Técnica Judicial (PTJ) con toros de la ganadería de La Cruz de Hierro, vacada propiedad de
don Orlando Echenagucia Hernández y
de su hijo Pedro Vicente Echenagucia.
Fueron contratados dos toreros emblemáticos para la afición de Caracas,
triunfadores en anteriores oportunidades, toreros que siempre acompañaron a la
divisa de La Cruz de Hierro en sus
momentos más difíciles y que, entre ellos, mantuvieron una muy torera
rivalidad. Del resultado del festejo en su ficha técnica se resumiría: Alejandro Silveti (Bronca tras 1 aviso,
Silencio y 2 orejas) y Leonardo Benítez
(Silencio, 2 orejas y Palmas). Mano a mano. Sobresaliente: Ramón Guevara. Vuelta al quinto toro, lidiado por Alejandro Silveti “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos. Ultima corrida celebrada en
el “Nuevo Circo”. Triunfador: Alejandro
Silveti y Leonardo Benítez.
Orden de lidia: 1°) “Inocente”, número 75, 490 kilos; 2°) “Rey del Campo”, número 89, 461 kilos; 3°) “Lancero”, número 83, 475 kilos; 4°) “Pies de Liebre”, número 96, 451 kilos; 5°) “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos y 6º) “Indio Libre”, número 73, 503 kilos.
Más tarde se despidió la fiesta de los toros del
Nuevo Circo de Caracas con una temporada de novilladas organizada por la
empresa del grupo de ganaderos Gaprofica, integrada por Hugo Domingo Molina, Sebastián González, Alberto Ramírez Avendaño y
Orlando Echenagucia Hernández. Fue
el 29 de julio 1997 el último festejo taurino celebrado en la
plaza del Nuevo Circo. Se lidiaron novillos de Luis Gandica por los novilleros Javier Cardozo (Vuelta y 1 oreja), Morantes Pérez (Vuelta y Silencio tras 1 aviso) y Dionner Mendoza (Vuelta tras 2 avisos y
Vuelta). Presentación en Caracas de Dionner
Mendoza con el novillo “Jalisco”, número 82, 409 kilos
VÍCTIMA DE LA CORRUPCIÓN
Hoy la plaza está abandonada, llegando a este
estado por causas de la corrupción de los gobiernos de la ciudad de Caracas, la
indiferencia de quienes fueron sus propietarios de última hora que públicamente
consideran que en Caracas las corridas ya no constituyen un evento rentable, y
resulta menos costoso mantenerlo cerrado, Rafael
Branger, dueño del Nuevo Circo, decide cerrar sus puertas. El 13 de
noviembre de 1998 la Resolución Nº 012-98, dictada por el Presidente del
Instituto del Patrimonio Cultural, el Nuevo Circo de Caracas es declarado “Bien
de Interés Cultural de la Nación” (Gaceta Oficial, 13/11/1998).
La familia Branger
intenta recurso de reconsideración de la Resolución Nº 012-98 ante el
Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural e interpone recurso jerárquico
ante el Ministro de la Secretaría de la Presidencia (Tribunal Supremo de
Justicia, Decisiones). Tras el fallecimiento de Leopoldo Branger Rutman, el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser
propiedad de Rafael María Branger
Rutmann, Wilma Martínez de Branger, Wilma Elena Branger Martínez, Luis
Francisco Branger Martínez, Elizabeth Branger Martínez de Páez Pumar, Leopoldo
Branger Martínez y Alexandra Branger
Martínez (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones).
En el 2005 el Nuevo Circo fue expropiado por la
Alcaldía Metropolitana de Caracas, para ser instalada allí la sede del Núcleo
Endógeno Cultural Nuevo Circo. Se encarga al IMPCC, con recursos de la
Presidencia de la República, de elaborar y ejecutar el proyecto de
revitalización y nuevo uso.
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