RAFAEL
COMINO DELGADO
Redacción APLAUSOS
Algunas de las definiciones de bravura que se han
publicado son:
"Bravura es la capacidad de luchar
hasta la muerte, por tanto, a lo largo de toda la lidia", dijo
Juan Pedro
Domecq y Díez en entrevista publicada en la revista El Ruedo, nº
746, año 1958. Es por ello que para valorar y calificar al toro debe tenerse en
cuenta su lidia en todos los tercios. Ello dio lugar al nacimiento del concepto
"Bravura integral", que más tarde acuñaría Juan Pedro Domecq Solís
(página 148 de su libro), es decir, durante toda la lidia y no solo en el
tercio de varas, como solía hacerse antiguamente.
"La bravura es una misteriosa cólera
que poseen solo los toros bravos, de morir sin ceder y atacando. Debe aceptar
la lucha y entregarse a ella sin vacilación, sin extraños. Es una fuerza ciega
y sin el más mínimo atisbo de que pudiera ser un retroceso, una debilidad",
afirmó Álvaro
Domecq y Díez.
"Un toro bravo es un hermoso y
orgulloso animal que ataca siempre, sin el menor resquicio de miedo".
"La bravura consiste en ir siempre donde le llaman y se complementa con
otros matices", señaló Álvaro Domecq y Díez.
"Un toro será tanto más bravo cuanto
más embista a todo lo que se mueve en el ruedo delante suya, que es distinto a
la embestida en oleadas para huir o defenderse", declaró Álvaro Domecq y Díez.
"La bravura es la capacidad de lucha
del toro hasta el momento de su muerte; son las ansias de embestir a lo largo
de toda la lidia", aseguró Juan Pedro Domecq Solís. En la
página 106 de su libro, Juan Pedro Domecq dice exactamente: "Ahora
sí que vamos a poder llamar bravura a la acción de acometer, el ansia de
combatir sin pensar en otra cosa que el ataque... La acción de acometer se
transforma en embestida y la capacidad de atacar se transforma en bravura".
Es decir, que resumidamente define la bravura como la acción de acometer, de
combatir.
"La bravura es el carácter de un
toro para defender en la plaza su estatus, defenderlo embistiendo. Con una
cualidad añadida imprescindible, que una vez que se le pueda se entregue".
Se entrega, pero no se defiende, sigue atacando, sostuvo Ricardo Gallardo en Aplausos, nº
2103. Continúa Ricardo Gallardo diciendo: "El que en vez de bravura tiene
genio en lugar de entregarse protesta o se raja. El bravo no niega una
embestida. Luego embestirá con más o menos clase, pero embiste. El bravo de
verdad repite y va a más". Completa su exposición añadiendo: "La
casta es lo que da movilidad, lo que pone en marcha a la bravura".
"La bravura es la sensación de no
sentirse podido nunca", añadió Justo Hernández en declaraciones al
diario El Mundo, 15-03-16. Y en entrevista concedida a Aplausos, nº 2048, Justo
opinaba a este respecto que el "toro no es bravo ni manso, se
comporta como bravo o como manso en un determinado momento y circunstancias.
Será bravo mientras él quiera o pueda, y cuando siente que no puede más se
comportará como manso".
"La bravura es la acometida, el
ataque"; "la casta es la salsa de la bravura",
manifestó Adolfo
Martín en Aplausos, nº 2043.
Según Juan Ignacio Pérez-Tabernero en Aplausos, nº 2050,
"bravura
es acometer con ritmo y con largura, y además debe humillar".
"Es la capacidad de luchar hasta la
muerte, con poder, fiereza y nobleza", aseguró Victorino Martín
hijo en Aplausos, 14-02-17). "La bravura sin nobleza no es
bravura, es fiereza", opinión ésta última discutible, pues si
se analizan las dos afirmaciones hechas por el ganadero hay contradicción entre
ellas.
Álvaro Núnez dice: “El toro que defiende su
terreno, que ataca y acomete y que cuando es castigado y cuando se le somete no
huye, no se amansa, sino que lucha, se crece a tal castigo y transforma su
acometida inicial en embestida. Eso es la bravura, todos los animales atacan,
pero cuando se les castiga huyen, solo el toro bravo se crece al castigo”.
Jose Carlos Arévalo, en el libro que ha publicado
recientemente bajo el título “La Tauromaquia en tela de juicio”, define la
bravura así: “La agresividad innata del toro que se resistió a la domesticación
extremada y consolidada por una dirección genética y una mejora medioambiental
gestionadas por el hombre”. Y añade: "Pero esa innata
agresividad continúa siendo un misterio".
El trabajo presentado por Jorge Ramón Sarasa en
Aguascalientes se hizo utilizando el método Delphi, que consiste en designar un
determinado número de personas expertas (en este caso fueron veinticinco
ganaderos) a los que se les envían unas preguntas (en este estudio referido
fueron: ¿qué es la bravura?; ¿qué es la casta?; ¿qué es la raza?; ¿la bravura
es un instinto defensivo u ofensivo?, etc.) que contestan anónimamente y
devuelven las respuestas para que todos las lean y modifiquen su respuesta si
lo creen conveniente y así sucesivamente. En este estudio solo se enviaron dos
veces. Las respuestas obtenidas fueron las siguientes:
La respuesta sobre la definición de bravura más
contestada fue: "Capacidad de luchar hasta la muerte con la condición de
hacerlo con entrega (la contestaron el 38 %)
La segunda más contestada fue: "La capacidad
de acometividad con potencia, resistencia y nobleza". Va de menos a más.
Claro que ante esta definición uno se puede preguntar: ¿Entonces si no hay
potencia o nobleza no es bravura? Sabemos que hay toros bravos que tienen poca
fuerza, pero aun así embisten y se caen. El toro manso es difícil que se caiga
porque no ataca y no se emplea.
La tercera fue: "La bravura es la fijeza” (la
contestaron el 25 %)
La cuarta fue: "La continuidad" (la
contestaron el 17 %)
Analizadas todas las definiciones que se han dado
de la bravura, la mayoría son una exposición de las distintas formas de
expresarse la bravura, pues el toro embestirá con más o menos clase, de una
forma u otra. Así, un toro puede ser muy bravo, pero tener poca calidad o poca
entrega en su embestida. Si decimos, como se entiende de la definición dada por
Juan Ignacio Pérez-Tabernero, que bravura es la embestida con ritmo y largura,
realmente lo que estamos es exponiendo cómo embiste el toro, no su bravura. O
si decimos que bravura es la capacidad de embestir, de luchar hasta la muerte,
lo que estamos exponiendo es la duración de la bravura, pues un toro puede,
como decía Justo Hernández, actuar como muy bravo durante cinco minutos y
después, por cansancio o por las razones que sea, dejar de luchar, no querer o
no poder luchar más.
Continuará...
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