MANOLO
MOLÉS
@ManoloMoles
Redacción APLAUSOS
El gran enemigo, claro, es la pandemia con todo lo
terrible que lleva en su barriga. Pero también es verdad que ni la mayoría de
políticos ni la mayoría de ciudadanos hemos (y han) hecho bien poco para parar
este desastre. Los políticos llegaron tarde y erraron la mayor parte de sus
decisiones. Y la gente tampoco hemos ayudado. Esos viajes, esas reuniones, esas
comilonas con amigos y familia, ese preferir el desmadre festivo a la
conciencia de buscarle las vueltas al bicho este y tener la capacidad de saber
esperar, de cumplir con las normas que no conviertan esta pesadilla en un
holocausto mundial, nacional y allá donde vivamos.
Debemos mejorar todos, los políticos también y
cuanto antes, mejor. El precio ya es muy alto. Voy a lo nuestro. Otra vez
estamos almorzando, comiendo y cenando, y como no haya un milagro, cosa que
últimamente ya no existe, estamos a merced de un futuro muy oscuro.
Los ganaderos están hasta el gorro, con números rojos,
trabajando en tiempos del frío y el cólera político, para aguantar y no enviar
al matadero más dolor, comprobando que lo que criaron para lucirlo en la plaza
se lo van a tener que vender -y ya son demasiados- al carnicero más cercano.
Eso es grave
Los ganaderos (sin ellos no hay Fiesta) están
hasta el gorro, con números rojos, trabajando en tiempos del frío y el cólera
político, para aguantar y no enviar al matadero más dolor, comprobando que lo
que criaron para lucirlo en la plaza se lo van a tener que vender (y ya son
demasiados) al carnicero más cercano. Eso es grave. ¿Pero qué se puede hacer?
Ahora estamos en manos de la providencia (que yo no sé dónde vive para pedirle
alguna urgencia). Ahora llega el frío, el polo norte, que ahora viene del sur
del brazo de un alboroto térmico que se llama Filomena. En mi pueblo vivía,
recuerdo de niño, una Filomena que se encargaba de tener limpia la iglesia y
ponerle flores a la virgen de Niño Perdido y hallado en el templo. Así era el
nombre de mi pueblo hasta que se fueron los frailes de esa congregación que
acabó desapareciendo. Ahora es Filomena la que está poniendo el país patas
arriba. Filomena, la santa, natural de Corfu, acabó martirizada por el
emperador romano Septimio.
Ahora tenemos a los ganaderos, la base, aguantando
las heladas y a la espera de que mejore el futuro. Ahora escuchas a un político
y te dice que para mayo… Y encima no tienen prisa por vacunarnos ni hacer unos
planes serios, positivos y con capacidad de mejorar lo que tenemos y lo que
está por venir. ¿No tienes la sensación de que estamos a la intemperie? A todas
las intemperies.
Queríamos ver el sol de la normalidad antes de que
se cumpla un año malviviendo con la pandemia. Los toreros entrenando, los
ganaderos aguantando, las cuadrillas pidiendo normalidad a todos los santos, el
público aficionado dispuesto a volver a las ferias, a Castellón, a Valencia,
antes a Olivenza, claro, a Sevilla, ese sol y ese Serranito, a Madrid, a donde
subes o bajas, a donde te lanzas o te bajan… Al toro, a las plazas, a los
colores de los trajes, al picador, acaba de salir al toro… A lo peor estoy
soñando.
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