QUETZAL RODRÍGUEZ
Cantinflas fue dueño de una inimitable facultad
creativa y maestro de la improvisación oportuna, creador de un lenguaje
peculiar que suprimió verbos y agregó adjetivos a través de un delirante
universo lingüístico de continuos contrasentidos, donde las plazas y corridas
de toros fueron escenario y temática de primer orden dentro de la obra del mimo
mexicano.
Y porque torear es cosa muy seria, Cantinflas
representa quizá al mejor torero cómico del mundo, pues en plan torero se valió
de juegos inimaginables, lo mismo dibujando pases increíbles que pegando la
graciosa huida teñida de tintes ridículos no exentos de salerosa picardía con
los calzoncillos orlados de encaje a la vista.
Sus presentaciones taurinas se cuentan por
decenas, pero se puntualiza el caso del 19 de febrero de 1946 en la plaza del
"Toreo de Cuatro Caminos", cuando Cantinflas alternó al lado de
Manuel Rodríguez "Manolete", quienes lidiaron novillos de Juan
Aguirre, cartel que se completó con Armillita, Silverio Pérez, Luis Procuna y
Pepe Luis Vázquez.
En 1937 ya en plan estelar al lado de Manuel Medel
estelarizó "Así es mi tierra", donde representó al
"Tejón", personaje que enfrenta a un becerro y demuestra con sus
lances su enorme capacidad gestual. Se agregan a la lista los cortometrajes publicitarios
con referencias taurinas: "El as de la torería", "Olé
mi gabardina" y "El gendarme torero".
La compañía Posa Films-Internacional produce
largometrajes exclusivos para el mimo y en "Ni sangre ni arena"
(1941) del director Alejandro Galindo, Cantinflas interpreta al matador
Manolete, demostrando de paso sus enormes cualidades taurinas en escenas
filmadas en el antiguo "Toreo de la Condesa".
"La vuelta al mundo en 80 días"
(1956), bajo la dirección de Mike Todd, donde su alternante Luis Miguel Dominguín
quedó por demás sorprendido ante el depurado estilo y dominio de las suertes
que demostró Cantinflas. Mientras que en "El Padrecito"
(1964), en el papel del padre Sebas hace las delicias de los cinéfilos por su
graciosa y peculiar forma de interpretar las suertes taurinas.
En 1959 fundó la ganadería de Moreno Reyes con el
semental de nombre "Gladiador" que compró a José Antonio Llaguno,
junto con 100 vacas de vientre de la ganadería de Torrecilla, quedando su pie
de simiente con pura sangre del Marqués de Saltillo que vieron sus frutos en
las 55 hectáreas del rancho "La Purísima" del Estado de México.
Su tarde de gloria ganadera llegó el 6 de febrero
de 1966 en la plaza del "Toreo de Cuatro Caminos", cuando Joselito
Huerta indultó a "Espartaco", toro negro bragado, facado, marcado con
el número 10. Único indulto registrado en el ya desaparecido monumental coso
mexiquense.
Allí quedará su histórico prólogo para el libro:
"El Cordobés y sus enemigos", en análisis y defensa del que considera
uno de sus toreros, del cual el personaje brinda un fragmento a modo de
conclusión:
"No
pretendo, ni mucho menos, como si dijéramos, presumirles de que soy muy
letrado. Más bien soy falto de agricultura. Sin embargo, dentro de mi rústico
intelecto, quiero hacer algo como que tirando a comentario; como si fuera una
opinión o más bien un epilogo, que a lo mejor resulta un prólogo. Esto lo hago
por tres razones: La primera. La segunda… y la tercera".
Bibliografía:
L. Romero. "El Cordobés y sus enemigos. Cronicón con
rebenque". Talleres Imprenta de Libros. Ciudad de México. 1965.
Rodríguez, Rolando. "Cantinflas Torero". Editorial
Clío. Ciudad de México. 1995.
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