CARLOS RUIZ
VILLASUSO
Mundotoro
El futuro de la plaza de toros Monumental de
Barcelona, propiedad de la familia Balañá, sigue siendo un misterio después que
el 28 de julio de 2010 la Generalitat votara la prohibición de celebrar
corridas de toros (la última se celebraría el 25 de septiembre de 2011).
Restituido del derecho y eliminada la prohibición en sentencia del Tribunal
Constitucional en 2016, han pasado cuatro años y la parálisis del coso
Monumental es una evidencia de su futuro incierto. La última noticia que se
tiene es la de la sentencia del TSJC (Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña) obligando a la Generalitat a indemnizar a la familia Balañá con casi
un millón de euros, tras recurrir la propietaria a la decisión del gobierno
autonómico de conceder apenas 350.000 euros.
En este tiempo ha habido distintos rumores sobre
su venta. Desde la creación de una mezquita hasta la creación de un centro de
“bio ocio”, un mercado medieval y la especulación sobre crear un espacio
comercial similar al de las Arenas. Ninguno llegó a puerto, mientras flotan en
el aire dos cuestiones. Ni siquiera el que más visos de veracidad tenía, la
venta por 41 millones de euros para la creación de un centro comercial y un
hotel, proyecto que llevó la firma de abogados Boada Associats. Los Balañá
habrían ofrecido la plaza en este precio para aprovechar el hueco que deja el
plan de alojamientos turísticos de Barcelona, que definía la zona del ruedo
como secundaria, es decir, permitiría nuevas plazas hoteleras siempre que se
cerraran un número igual. Una operación especulativa a rebufo del Plan de
alojamientos turísticos de Barcelona (Peruat).
No se tienen noticias de lo que sucedió con este
plan. Sin duda alguna lo que estaría frenando la venta del coso sería (ahora el
precio de pandemia es evidente que rebajaría su valor) su condición de Bien de
Interés Cultural local. Tiene un nivel “B” de protección que obliga a respetar
fachada, graderíos y ruedo. Su calificación urbanística es 7(a), que permite
los usos sociales, deportivos, culturales lúdicos o de oficinas de la
administración. Es decir, que, con esta catalogación, el Ayuntamiento y la
Generalitat lo tiene todo a favor para conseguir el inmueble y no a muy alto
precio, mientras que Balañá pretende una buena venta.
En ese ecosistema especulativo se mueve hoy la Monumental.
En una guerra lenta que la hace ser un inmueble cultural protegido sin apenas
actividad ni cuidado, a la espera de que los intereses urbanísticos decidan su
futuro. Nadie del toreo se ha planteado en serio dar toros. Intentar hacer
valer un derecho constitucional a cualquier coste y con todas las medidas
legales frente a la postura radical de las autoridades e instituciones
políticas que prohibieron los toros ilegalmente y que, restituido el derecho,
éste ha quedado en el limbo de la especulación.
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