«Cobradiezmos», el toro indultado en la pasada Feria de Abril, será padre en tres meses.
ANTONIO LORCA
Victorino Martín García (Madrid, 1961) estudió Veterinaria, pero es ganadero por familia, educación y vocación. Hijo de un criador mítico de toros bravos, se ha erigido en una de las voces más respetadas del universo taurino. No da abasto para recoger premios tras otra campaña exitosa, mientras reivindica la modernización de las estructuras taurinas y la recuperación de los tres tercios de la lidia; se apasiona en la defensa de la tauromaquia contra los ataques de los antitaurinos, y dice estar convencido de que la fiesta de los toros tiene interés para la sociedad y futuro por delante.
Es uno de los pocos taurinos actuales con las ideas claras, y la valentía suficiente para expresarlas. Así, no hace más que honor a su padre, que ha cumplido ya 87 años y goza de buena salud.
Ajeno a las polémicas, «Cobradiezmos», el ‘victorino’ indultado en la pasada Feria de Abril de Sevilla, orgullo del ganadero, disfruta de la paz de la dehesa y espera paciente su próxima y prolífica paternidad.
“El toro está fenomenal y tranquilo”, afirma Victorino. “Le echamos doce novillas en el mes de mayo y creo que todas están preñadas. Si todo va bien, será padre en tres meses, pero antes, en diciembre, ya tendrá otro lote de vacas para él”.
Mientras el toro goza del premio alcanzado en la plaza, el ganadero dice estar convencido de que la fiesta tiene futuro.
“Creo que sí, y cada día más. Solo se ataca lo que interesa, y los toros sufren atropellos por intereses particulares, políticos y animalistas. Tenemos enemigos muy potentes, y hay gente del mundo anglosajón que invierte cantidades vergonzosas de dinero para desprestigiarnos. Pero el mundo del toro forma parte de la historia del hombre mediterráneo, de nuestra propia historia, y conserva valores fundamentales que se están perdiendo en nuestra sociedad. No conozco a mucha gente que esté dispuesta a jugarse la vida por una pasión”.
“El animalismo es un movimiento mundial con un calado filosófico tremendo y peligroso”, insiste. “Proclama una nueva concepción del comportamiento del hombre, y una de sus consecuencias es el abandono del mundo rural y la concentración de la población en las grandes ciudades”.
Victorino Martín no cree, sin embargo, que esta sea una de las causas de alejamiento del público de las plazas. “La crisis económica nos afecta a todos; también al fútbol, que solo concita la atención de las masas en los grandes partidos. Hay muchas familias que lo siguen pasando mal para llegar a fin de mes, y eso se nota en la asistencia a todos los espectáculos”, concluye el ganadero.
Pero no son estos los únicos problemas que, a su juicio, padece la tauromaquia actual. “Hay que espabilarse, que estamos en el siglo XXI”, avisa. Y atribuye responsabilidades al ‘sistema’, a los representantes políticos, a las figuras y al público.
“El toro, el torero y el público son los actores principales”, explica. “Lo que ocurre es que la corrida se analiza y disfruta en función del origen de los espectadores. Las sociedades rurales ven la corrida a través del protagonismo del toro, y las urbanas valoran más al torero. España es más urbana que rural, y esa circunstancia va en detrimento de la totalidad del espectáculo, del toro y de la emoción del festejo”.
Recuerda Victorino que la corrida está compuesta por tres tercios, “y los tres tienen importancia”. “Se ha perdido el concepto de la lidia, y todo se fía a la faena de muleta”, insiste. “A mi juicio, hay que recuperar el tercio de varas y la diversidad de encastes”.
- ¿Quién es el responsable de esta situación?
La responsabilidad está compartida. Hay un endiosamiento de las figuras, y el público solo quiere ver a los toreros conocidos. Si la gente no acude a la llamada del toro, también tiene su parte de culpa. Y entre unos y otros se está perdiendo la lidia.
Pero hay más ‘culpables’. “Falla el sistema”, prosigue, “que trabaja con unos sistemas de gestión que ya están caducos; y fallan los políticos: la fiesta de los toros es el segundo espectáculo de masas y no aparece en los informativos de la televisión que pagamos todos. Ofrece información de deportes minoritarios o del fútbol americano, pero no de los festejos importantes”.
Pero no todo son problemas; al menos, para Victorino Martín. En 2016 ha lidiado 84 toros -nueve de ellos en festivales- y dos novillos, y tres reses han vuelto al campo con el indulto debajo del brazo: ‘Cobradiezmos”, indultado en Sevilla; ‘Plebeyo’, en Calasparra, y ‘Platónico’, en Illescas. Pero han sido muchos más los toros triunfadores, de modo que el ganadero reconoce que tiene el invierno plagado de citas para recoger premios por toda la geografía española.
Asegura, no obstante, que su labor no tiene secretos. “Mucha afición, eso sí; hay que ser un amante casi loco del toro, trabajo, sacrificio, dedicación, y unas gotas de suerte, que siempre debe acompañar”.
Añade que el toro debe poseer presencia y contenido. “El animal bravo”, añade, “debe transmitir la emoción del peligro, y demostrar fortaleza, fiereza, casta, acometividad y duración en las suertes”.
- ¿Se puede vivir del toro, ganadero?
Sí. Como en todo lo que está relacionado con el sector primario, se puede vivir si se lleva una vida austera y sin grandes lujos. Se calcula que el coste de producción de un toro oscila entre los 4.500 y 5.000 euros, lo que significa que este negocio es ruinoso, pues muchos ganaderos no pueden vender a ese precio sus toros. Mi padre tiene una frase muy acertada: ‘En el campo solo ganan dinero los futbolistas’.
- Pero se dice que el caché de Victorino es muy alto…
Carezco de elementos de comparación porque desconozco lo que cobran los demás. Nosotros pedimos lo que estimamos que valen nuestros toros.
- ¿Cuánto?
Mi abuela decía que hablar de dineros es de mala educación...
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