JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadr45
Como dijo el hastiado Rafael cuando renunció de Madrid; a
ustedes que les lidie su santo patrón, si es que resucita y quiere.
“Guerrita”, nacido en tierra de toreros y sabios era las dos
cosas al tiempo. No lo digo yo, lo han dicho todos. Pero además demócrata; para
qué ir contra la turba mayoritaria. Para qué darse con una piedra en los
dientes tratando de convencer la estupidez arrebañada. Cuando no se puede no se
puede y además es imposible. Las masas obtienen siempre lo que les corresponde,
lo que merecen.
Una sociedad que ataca los animales y todas las especies
polucionando el planeta, que reniega de principios humanísticos como verdad,
honor, valor, lealtad, solidaridad, respeto (ver noticieros). Una sociedad que
denigra, persigue y prohíbe un rito consagrado a esos principios y a la
naturaleza, como la tauromaquia.
Una sociedad para la cual el crimen mientras no sea público
no es crimen. Según legislan los políticos “animalistas”, para quienes
descuartizar animales por miríadas en la sordidez de los mataderos, asfixiarlos
por millones en la masacre de la pesca industrial, envenenarlos por decenas en
el horror de las perreras municipales, no es crimen, por ser oculto. Pero sí es
crimen la corrida; el enfrentamiento ceremonial, artístico, alegórico,
respetuoso, con oportunidad de defensa y un claro código ético, porque sucede a
la luz pública.
Noticia en el diario ABC: “El consistorio (de Barcelona)
sostiene que, a pesar de la sentencia (del Tribunal Constitucional español),
continúa vigente la prohibición genérica de matanzas públicas de animales
(corridas)” Las otras matanzas no públicas, continúan siendo bienvenidas.
Una sociedad así, quizás esté más justamente representada
por quienes ofrecen discriminación en vez de tolerancia, confrontación en vez
de acuerdo, muros en vez de puertas. Quizás esté más fielmente interpretada y
liderada por gamberros capaces de romper debates presidenciales con argumentos
como: ¡Vieja asquerosa!, gritados a una pequeña anciana delante de todo el
mundo.
Imagino que si el ingenioso cordobés Don Rafael Guerra
Bejarano se levantara de su tumba y mirara la televisión exclamaría: --En este
mundo que atoree Trump... o Puigdemont, o Peñalosa...-- Y se volvería a ir.
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