KIKE ROSALES
@kikefutbol
La frase la escuchamos desde hace mucho tiempo y nació en
alta mar. El tal carajo es una cesta que había en la parte más alta de las
naves y subir allí era un suplicio
La llegada era trepando un mástil y meterse en esa cosita
que estaba arriba y que permitía observar el horizonte, en ese lugar los
marineros se mareaban y orinaban allá arriba haciendo ver que eso era un
castigo en vez de un premio al cual nadie quería llegar.
Esa orden tomó protagonismo diario, de una forma u otra
enviamos o nos envían a la parte más alta del buque de velas. En San Cristóbal
se decidió suspender la novillada, aunque en realidad deberían ser “las
novilladas” porque la concesión habla claramente de dos pero una se bajó
(anteriormente) por lo costoso que resultaba darla.
La última que nos quedaba en consenso entre la alcaldía,
plaza de toros y empresa fue también lo que podríamos llamar “liquidada”. Los
festejos menores se terminaron en el cincuentenario de la plaza de Pueblo
Nuevo, el motivo lo económico.
Ese punto se ha manejado desde hace rato con las novilladas,
no solo aquí, en todo el país las novilladas se están acabando. Que la empresa
alegue lo económico no sorprende, además la situación actual nos lleva a zurcir
la costura de las roturas por falta de plata y no están para “hacer afición”
(aunque deberían hacerlo).
Pero que los taurinos que estuvieron en la reunión por parte
de la alcaldía y c.a plaza de toros lo permitan nos cambian la rabia por tristeza. Es tan igual a la posición del
gremio de los toreros, la unión de los mismos que no dice nunca nada ante este
tipo de lamentables suspensiones.
Acabar festejos menores en San Cristóbal nos trae a la boca
la frase con la que iniciamos este triste escrito, en San Cristóbal; a las
novilladas les dijeron “váyanse pal carajo.
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