miércoles, 16 de noviembre de 2016

OBISPO Y ORO: La “cobra” de Cáritas

FERNANDO FERNÁNDEZ ROMÁN
@FFernandezRoman

En estos días invernizos, tan ayunos de noticias taurinas de verdadero interés, de pronto cobra especial relevancia un comunicado que se instala de inmediato en el campo de la incredulidad: Cáritas (de Salamanca) no admite donativos que provengan del mundo del toro. Cáritas, sí, señor. Cáritas, la benemérita institución a la que todos rendimos pleitesía y con la que colaboramos periódica y constantemente (al menos, el que suscribe) para sostener su misión social y, según propia identificación, los valores fundamentales de la Iglesia Católica, y Salamanca, la maravillosa ciudad que hizo célebre su lema Arte, Saber y… Toros, parece que se han puesto de acuerdo para rechazar un donativo, modesto si se quiere, pero bienintencionado, de un animoso grupo de jóvenes que se reúnen en el colectivo llamado Juventud Taurina.

Realmente, me costaba creer que algún día, y en temas relacionados con el toreo, podría llegar a pronunciar aquél dicho popular ¡con la Iglesia hemos topado!, pero visto lo visto y oído lo oído, el algodón de la evidencias no engaña: Cáritas de Salamanca, por boca de una joven que presta sus servicios en tan respetable Organización religiosa y cuya imagen tienen ustedes en la parte superior del comentario que pergeño a vuelateclado, les ha dicho a los jóvenes taurinos salamantinos que se guarden su pequeño donativo –¿hubiera hecho lo mismo si es de gran tamaño?– que no quiere nada con quienes defienden la Tauromaquia. Y lo rechaza desde su condición de responsable del Departamento de Sensibilidad, o algo por el estilo. No doy crédito.

De inmediato, las redes sociales han empezado a echar humo, siendo los más activos –como siempre—los antituarinos, que se sienten amparados por la que debe considerarse una modélica ONG.

La chica de la foto ha tenido que pedir árnica a sus superiores y estos han respondido con un comunicado en el que se ratifican con Cáritas Diocesana de Salamanca, desestimando la donación para que no se vincule la imagen de Cáritas con temas que generan gran controversia en la sociedad desde el respeto a diferentes posturas.

Y digo yo, ¿acaso no genera controversia –grande, no, grandísima—el tema del aborto? ¿Rechazarán, también, donativos de los/as pro-abortistas? ¿Preguntarán qué credo religioso practican los donantes? ¿Pedirán filiación y devociones lúdicas para acudir a la Santa Misa e ingresar su óbolo en el cepillo correspondiente? ¿De verdad el mundo de los toros es tan horripilante para la Conferencia Episcopal Española? ¿Prohibirán hablar de toros en la COPE? ¿Será cesado Carlos Herrera por taurino y, por tanto, controvertido?

Es tan vasta esta locura nacional contra un hecho cultural incontrovertible y reconocido en nuestra Legislación, y tan bastas algunas opiniones que se refocilan en su empecatado proceso de minado y destrucción masiva del mundo de los toros, que, a la vista del petardo que ha pegado Cáritas con esta estúpida resolución –y una más que estúpida justificación– no puedo por menos de recluirme en el rincón de la tristeza. ¿Adónde vamos a llegar?

La chica de la foto se llama Belén, que es nombre bien cristiano. La chica de la foto –denlo por seguro—odia la fiesta de los toros. Muy probablemente, porque desconoce su verdadero sentido, su historia, su mérito, su belleza. Es un ejemplo de inutilidad para cualquier intento de persuasión por vía pedagógica. Tiempo perdido. Ignora la proverbial solidaridad de los toreros, de las gentes que conviven con el toro de lidia y de millones de aficionados del mundo que llevan años –siglos—apoyando con sus aportaciones desinteresadas a los más desfavorecidos. Que las plazas de toros se empezaron a construir con fines altruistas, de protección social; y que la Beneficencia en España siempre se vinculó a la Tauromaquia. Pero ya que la muchacha fue nombrada por Cáritas responsable del susodicho Departamento de Sensibilidad –¡caray, qué presumidos son en esta caritativa Institución!–, convendría que leyera a Bergamín y su Arte de Birlibirloque, que es todo un tratado filosófico de Tauromaquia para los renegados. Renegados sin culpa, como Belén, porque nunca jamás nadie se preocupó de explicarle el por qué de las cosas, las cosas que en este momento sería prolijo –y, repito, inútil—de explicar. Dice el ilustre escritor español que el entendimiento del toreo es, naturalmente, consecuencia de una limpia y fina sensibilidad: porque el toreo es lo que hay que ver…. Objeto de percepción sensible. Sin sensibilidad o percepción sensible no hay entendimiento de ningún arte. A ver quien le cuenta esto a Belén, que muy probable que ni siquiera sepa quien fue Bergamín.

El caso es que la chica de Cáritas se enfrentó al beso dulce de la donación para su benéfica Entidad y como provenía de la cosa del toreo le hizo la cobra. Y Cáritas Diocesana, también. Pena, penita pena. Que nadie lo olvide.

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