"Las fundas nos aportan
poco, yo lo he probado, o sea, que lo conozco de primera mano, y no me ha
compensado", afirma el ganadero.
“Nosotros no hemos vendido nunca nada y Cobradiezmos es el
producto más avanzado del trabajo de dos generaciones que han dedicado su vida
al toro. Quien quiera tener eso, tendrá que pagarlo, claro”. Son palabras de
Victorino Martín en una entrevista realizada por nuestro compañero Ángel
Berlanga respecto al semental estrella de la casa. Victorino guarda celosamente
las pajuelas extraídas a Cobradiezmos. Mucho se ha rumoreado en torno al
supuesto interés que han despertado entre algunos ganaderos de México. Sin
embargo, tan cierto es que todavía no se ha producido ninguna compra como que,
de concretarse alguna en el futuro, se pondrán sobre la mesa cifras económicas
que, para algunos, resultarán incluso hasta mareantes: “La ocasión lo merece”,
explica el ganadero.
En cualquier caso, la carga genética de Cobradiezmos
únicamente saldrá de Las Tiesas si es para cruzar el charco y revitalizar con
ello el encaste Saltillo mexicano: “Hace falta. Conozco México y su cabaña de
lidia desde hace años y no le vendría nada mal un refresquito de casta”. En
realidad, ese empujón de raza también vendría de perlas en muchas ganaderías de
España, pero -al menos de momento- que nadie se haga ilusiones: “O las pajuelas
van a México, o no salen de casa”.
Victorino Martín es un claro defensor del indulto. A pesar
de pertenecer a una generación en la que únicamente estaba permitido que el
pañuelo naranja asomara en las corridas concurso, entiende que el premio a la
bravura debe poder concederse en cualquier modalidad de festejo y, también, en
cualquier escenario, “siempre y cuando el ganadero esté de acuerdo”, matiza. El
famoso reglamento Corcuera de 1992 abrió la posibilidad del perdón a las plazas
de primera y poco tiempo tardó en incluirse también a las de segunda.
Ahora, cuando el indulto “forma ya parte del espectáculo”,
advierte Victorino, cuesta entender que no se haya ampliado aún el cupo a cosos
de tercer orden: “Supone una discriminación para ciertas ganaderías en vías de
extinción que no pueden lidiar sus toros en plazas de primera o segunda”,
defiende el ganadero antes de remarcar que la limitación se impuso “para evitar
que toros con trapío de tercera pudieran padrear, pero hoy en día, a veces, se
lidian en plazas de tercera toros que valdrían en muchas de segunda e, incluso,
en alguna de primera”. Asimismo, ahonda, modificando en ese punto el reglamento
se evitaría más de algún altercado de orden público que el propio Victorino ha
estado a punto de vivir en directo: “En Calasparra, por ejemplo, me contaba el
presidente que si llega a hacer caso al reglamento y se niega a indultar a
Plebeyo se habría armado la mundial. Me habrían matado, llegó a decirme”.
"LAS FUNDAS NOS APORTAN POCO"
Durante la conversación, Victorino Martín también habla de
las fundas que ha probado este último año pero cuyos resultados no han acabado
de convencerle. “Entiendo que haya ganaderos que si no enfundaran no obtendrían
la misma rentabilidad, pero nosotros, por nuestra forma de manejar el ganado,
por nuestro modo de alimentarlo, por el hábitat en el que nos desenvolvemos y
por la propia línea genética de nuestros animales, las fundas nos aportan
poco”, argumenta, y detalla: “Poner fundas es costoso económicamente y además
da mucho trabajo. Indudablemente, quienes lo hacen es porque les renta. Yo lo
he probado, o sea, que lo conozco de primera mano, y no me ha compensado.
Además -concluye- el toro con fundas se desmitifica y, sin ellas, sigue teniendo
un halo distinto”. / Redacción APLAUSOS
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