martes, 15 de septiembre de 2015

TERCERA CORRIDA DE LA FERIA DE TOVAR - Orellana cumbre comparte triunfo con Esaú Fernández

*** Siete orejas, dos indulto en el cierre de la Feria de Tovar.
*** Destacada actuación de ambos espadas, quienes dieron color a una tarde donde los astados más potables del hierro de Campolargo los aprovecharon al máximo.

Puerta Grande para Rafael Orellana y el ganadero Campolargo, junto a Esa Fernández, quienes han salvado triunfalmente la edición 2015 de la feria tovareña.

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Angulo Avendaño

TOVAR, Enviados Especiales.- Ha sido una tarde de toros que recompensaba lo escasamente trascedente que habíamos visto en los festejos anteriores. Son las corridas que hacen afición y que sobre todo dejan esa sensación que la fiesta de los toros, por más que talibanes a sueldo como la Defensoría del Pueblo ataquen, no morirá. Eso fue lo que se evidenció en la triunfal tarde de cierre ayer en Tovar, donde los toritos del hierro de Campolargo han permitido el lucimiento esperado, y a la postre los toreros con semejantes “bombones” de nobleza, bondad y recorrido, les han cortado las orejas que han podido. Siete orejas, dos indultos –algo discutible- y la salida en hombros de par de toreros y ganadero, hicieron un éxtasis colectivo los escaños del Coliseo El Llano de Tovar.

Estaba ubicándome en una las localidades de la plaza, y me encuentro presente a uno de los grandes impulsores de la que es considerada última gran obra para el toreo en Venezuela, como es esta plaza, en la persona del Dr. Jesús Rondón NUcete y su esposa en los tendidos altos. Buen presagio supuse yo, como posteriormente lo fue la faena que abrió plaza, a cargo de un Rafael Orellana que arreó fuerte desde el minuto 1 de la tarde, en la larga de rodillas con las que saludó al anovillado primero. 

Había catado el espigado torero de El Llano la nobleza y tranco excelente del animal, cuidándole en varas en minúsculo castigo, para en la muleta desplegar variado y profundo concepto del toreo, primero por la diestra y luego por la zocata. Por cierto, faena brindada a nuestro buen amigo el periodista Darwin Rosales Devia, quien se encontraba junto a quien escribe. Una a uno, las series por ambos pitones contaron con la profundidad, temple, distancia, alturas y terrenos que el noble astado exigía, exprimiéndole todas las posibilidades que permitió. No vaciló Orellana en irse tras la espada, dejando estocada entera, ligeramente traserita, para cortar con unanimidad y fuerza las dos orejas. Otro elemento a destacar, el mensaje que en su capote lucia Orellana, una reivindicación al atropello e intromisión que implica la prohibición de la entrada de menores de edad a las corridas de toros.

Ante su segundo, tuvo en suerte un animal de condición más noble, de largo recorrido, y sobre todo, tranco franco en la embestida. Previamente había sido de nuevo mimado en el caballo y en banderillas, lo que generó que -enrumbada la tarde en el mar del triunfalismo- los presentes solicitaran el indulto, el cual concedió sin vacilación alguna el palco presidencial, por cierto es bueno decirlo, más generosa que las tardes anteriores en la concesión de premios, que a la postre propició el resultado ya señalado.

Arturo Saldívar se la jugó literalmente con el lote más complicado del encierro. Su primero del lote, bajaría el diapasón de su embestida a la segunda tanda de muletazos, de allí que el torero azteca haya tenido que echar mano del aguante, temple, colocación y firmeza de pies para sacarle las meritorias series que por ambos pitones se jactó en dejar plasmados. Una pena que el espadazo, atravesado, sentenciara lo que pudo ser de premio, en tímidas palmas.

Picado saldría ante el quinto, en sabroso manojo de verónicas rematando con media en el centro del ruedo. En la muleta, nuevamente se la jugó Saldívar en justificarse, peleándose uno a uno los pases que remolonamente le negaba el burel, haciéndole ver mejor de lo que en realidad era. Esta vez se fue tras la espada, dejando un volapié de lujo, en todo lo alto, para sin puntilla cortar una oreja de mucho peso.

La suerte quiso que en primer lugar el espigado Esaú Fernández sorteara al noble y bondadoso «Siempre Listo», un dechado de nobleza y largo recorrido que el sevillano se engolosinó en pasárselo por derechas e izquierda, templándole y ayudándole a la altura requerida para no forzar al toro, quien fue a más. Literalmente en varas se le pico solo de mero trámite, y un parcito de garapullos se le había dejado, por lo que tras largo trasteo y pulcro trazo del mismo, la plaza solicitara el primero de los indultos, si se quiere el que más justificaba más no merecía –a nuestro criterio- la tarde. Faena que anteriormente por los altavoces de la plaza había brindado a todos los niños que por las razones conocidas no podían entrar a las plazas de toros de Venezuela.

En el que cerró plaza, el morlaco de más seria estampa de la función, no resultó de tantas opciones a su hermano anterior, pues el cornalón castaño siempre marcó querencia a tablas –mirando por encima de la barrera-, se defendía del engaño y protestaba al momento del embroque, lo que hizo del torero voluntad y muchas ganas de rubricar una tarde que remató de media en buen sitio y descabello.
Al final la salida en hombros de Orellana y Saldívar junto con Campolargo era la foto que resumía una tarde y daba sentido a una feria, donde lo que más se hablará fue lo que esta deparó, lo demás quedará en el olvido.

CAMPOLARGO / ORELLANA, SALDÍVAR y FERNÁNDEZ
Toros Coliseo El Llano de Tovar.
Domingo 13 de septiembre de 2015. III corrida de feria.
Con poco más de tres cuartos de plaza, casi rozando el lleno (aproximadamente 6500 personas) en tarde calurosa se han lidiado seis toros del hierro venezolano CAMPOLARGO (Juan Campolargo) en su conjuntos irregulares de presencia, evidentemente manipulados de pitones, el más serio del envío el corrido en 6º lugar, y los más destacados por su nobleza los corridos en 1º, 3º y 4º lugar. Se indultaron los toros de nombre «Siempre Listo» N° 23 y «Verdulero» N° 11.
Pesos: 435, 440, 438, 430, 432 y 430 kilos.
RAFAEL ORELLANA (Sangre de toro y oro con cabos blancos), Dos orejas y dos orejas simbólicas.
ARTURO SALDÍVAR (Azul noche y plata con cabos blancos), Palmas y una oreja.
ESAÚ FERNÁNDEZ (Barquillo y oro con cabos negros), Dos orejas simbólicas y silencio.
Destacaron en banderillas Salvador Moreno y en la brega Gerson Guerrero y Mauro David Pereira. *** Orellana, Fernández y el ganadero Juan Campolargo salieron en hombros.

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