El matador riojano y el francés
dan una gran tarde y salen a hombros con una seria, encastada y brava corrida
de Fuente Ymbro que pone broche de oro al ciclo logroñés con el mayoral a
hombros.
ZABALA DE LA SERNA
Logroño
Diario ELMUNDO de Madrid
Fotos: EFE
A las ausencias de Perera y Talavante vino Diego Urdiales a
reemplazar. Mano a mano con Sebastián Castella quedó la historia. Que tuvo
miga. Y un final grandioso. Y una emoción exultante. Y gloria y verdad para la
Tauromaquia. Destapó la corrida de Fuente Ymbro un basto toro castaño,
montadado, pezuñon, emplazado, huido, manso y a lo peor burriciego. Como si se
moviera a los sonidos y a las sombras. De lado caminaba en la muleta, sangrado
a modo, desparramando la vista (!). Urdiales se dobló, se puso por puro
compromiso pues nada había que hacer, volvió a doblarse y lo mató con la
habilidad de que no lo arrollase.
De otro molde había salido "Harpía", bajo,
recortado, más fino y menos rematado, con su cuello y su cara por delante. El
poder contado y la nobleza sobrada, no tanto el empleo para humillar hasta el
final. Sebastián Castella lo pulso con el capote en elegantes y fáciles
verónicas. Lo midió en el caballo y aun así en el capote de Chacón derrapó sin
tracción 4x4. Urdiales por delantales terminó por dibujar una media acaderada.
Castella interpretó al toro con cabeza, distancia y temple. Lo afianzó en
series cortas que alargaria. Se dejó tocar algo por la izquierda, redondeó la
tanda cénit por la derecha y apuró por un circular invertido evitable.
Las armónicas hechuras de "Molinero" en su
seriedad escondían una casta propulsada. Un motor para viajar a California sin
repostar. Urdiales encajó la exposición sobre el encaje de riñones. La derecha
puesta como si fuera una de Bernardino Piriz con dos puyazos, cuando aquello
era un vendaval. Reducir la velocidad se antojaba cosa de sabios. Alguien de mi
vera gritaba "¡por abajo, por abajo!". Porque no veas el fuenteymbro cómo se remontaba cuando lo
vaciaba desahongándole. Un pitonazo sobre la izquierda le caló la taleguilla,
solamente. Diego, que por la mano derecha torea como Dios, bordó el último
tramo de faena, planta, mentón, pecho y cintura a compás. El toreo ayudado a
dos manos, la estocada por Ronda. Dos orejas casi del tirón; la ovación para "Molinero",
que tenía tranco y cojones.
Le Coq tiró de espolones con el astifino cuarto. En el
orgullo se sentía herido. Así eran las figuras de toda la vida. Y así son.
Arreó Castella con el buen toro ya en un duelo de quites con el riojano. Ya
Pepe Botella se bebió todo el vino de la tierra. Cuidado. Transmitía el de
Gallardo y Sebastián se lo pasó con solvencia y se montó cual gallo de pelea.
El desplante a cuerpo limpio disparó La Ribera. Como la estocada en todo lo
alto. Embalada la plaza hasta el pleno.
"Favorito", que hacía quinto, respondió a su
nombre. Porque aunaba la calidad y el temple que Diego Urdiales esperaba para
hacer brotar su poso, su torería, el embroque, la lentitud y la cámara lenta.
¡Uf, qué maravilla! El pecho ofrecido y los muletazos que nacen de esa
colocación tan pura. Por una y otra mano surgieron esculturas. El cincel de
Miguel Ángel. La faena de la tarde. El pitón contrario hallado, tan Curro
Vázquez. El epílogo fue de caerse por los tendidos. El bien torear. El garbo.
El molinete invertido que a mí me sobra y el descaro final que no le sobra a
nadie. Puede que la estocada atravesada que asomaba dejase el premio en una
sola oreja. Pero quedó el sabor de lo eterno.
Castella apretó todavía con el sexto, que era un tío. A la
verónica, las dos rodillas por tierra, la raza. Galleó para ponerlo en suerte
en el caballo, quitó Diego sin limpieza ni suerte. Corto se quedaba el jandilla
de Gallardo en la muleta, en el segundo muslo. La voltereta despertó
conciencias. Un perro el galo que no se dejaba ganar la pelea. La taleguilla
rota por la riñonada y el muslo izquierdo. Y volvió a ponerse en el sitio.
Chapó. ¡Qué corrida de toros! ¡Qué tíos! Histórico. Otra oreja. Cuatro ya.
Diego y Sebastián por la puerta grande. El toreo a hombros.
Su verdad. El trapío, la casta, la raza, la torería y la hombría. Así, la
fiesta viviría mil años más. Apoteósico.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Ribera. Miércoles, 23 de septiembre de 2015.
Última de feria.
Toros de Fuente Ymbro,
serios en sus diferentes hechuras; bueno en su contado poder el 2º; encastado y
de gran tranco el 3º; bravo el 4º; con calidad y temple el 5º; complicado,
manso y desparramando la vista el 1º; quedándose corto el fuerte 6º.
Diego Urdiales, de azul marino y oro. Dos pinchazos y
estocada algo atravesada (silencio). En el tercero, estocada rinconera (dos
orejas). En el quinto, estocada delantera y atravesada que hace guardia. Aviso
(oreja).
Sebastián Castella, de coral y oro. Estocada trasera y
desprendida (oreja). En el cuarto, estocada (dos orejas). En el sexto, estocada
rinconera (oreja). Salió a hombros con Diego Urdiales y el mayoral de Fuente
Ymbro.
Sebastián Castella |
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