El equipo
médico que atiende a Miguel Ángel Perera en el Hospital Santísima Trinidad de
Salamanca explica ante los medios la gravedad del percance.
El Dr. Luis Ortega, cirujano de la Plaza de Toros de
Salamanca, y la Dra. Silvia Martín Oliva, intensivista de guardia de la Unidad
de Cuidados Intensivos del Hospital General Santísima Trinidad de Salamanca,
han comparecido ante los medios de comunicación en rueda de prensa para valorar
el estado de salud del torero extremeño y explicar la gravedad del percance que
sufrió este martes en la plaza de toros de La Glorieta. "El paciente se
encuentra hemodinámicamente consciente, afebril y sin irritación peritoneal, ni
signos de infección en la analítica”. Sobre el percance y su posterior
intervención, añadió: "La operación fue larga ya que la cornada provocó
una hemorragia profusa”, valoró.
El galeno explicó las consecuencias de la grave cornada:
"Atendimos al paciente de dos heridas por asta de toro. Una de ellas en la
zona media, entre el ombligo y la espina ilíaca, de unos 5-6 cm. y que revistió
mayor gravedad. Otra por debajo, de aproximadamente 10 cms. El paciente entró
consciente al quirófano de la enfermería y se procedió a anestesiarle de forma general
para realizar una exploración más minuciosa de las heridas. Se realizó una
laparoscopia media abriendo la cavidad abdominal por encima y debajo del
ombligo para poder acceder a las vísceras y al paquete abdominal. Se procedió a
la colocación de drenajes para la herida y al traslado al Hospital de la
Santísima Trinidad de Salamanca. Ingresó consciente en la UCI con pronóstico
muy grave".
El doctor Ortega no quiso dar un plazo exacto de
recuperación dado la gravedad de la cogida y por el poco tiempo que ha
transcurrido desde la misma. "Es pronto todavía para decir cuándo pasará a
planta y dejará la UVI. ¿Volver a torear? En un mes podría estar en el campo
tentando otra vez". "La de Miguel Ángel Perera -continuó- es la
cornada más grave que he tenido que atender en la plaza de Salamanca”. / Redacción APLAUSOS
“Con el vendaval de ayer, lo
que hizo Perera fue un gesto de figura”
Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea”, suegro
del torero extremeño, habla del duro peaje que pagan los toreros.
En el hospital de la Santísima Trinidad se ha vivido una
larga noche. Por la sala de espera y los pasillos del viejo hospital esperaban
familiares, miembros de la cuadrilla y amigos que pasasen las horas en las que
aún está presente el peligro. Todos daban gracias a Dios ante ese tabacazo que
dejó sobrecogida a la plaza y la que puso su vida tan en peligro, que el doctor
Ortega lo liberó de la muerte con sus manos de oro.
Verónica Gutiérrez, esposa de Miguel Ángel Perera, con la
dureza y el dolor marcado en su rostro tras la larga noche respiraba más
tranquila cuando por la mañana el mismo doctor Ortega le comunicó que la noche
había sido tranquila para el herido, que no presentaba fiebre y su estado
general era más bueno del esperado. Fue la noticia tranquilizadora para unas
gentes que vivieron unas horas que se le hicieron eternas y tantas
interrogantes se presentaban ante los momentos de dudas.
Abrazados todos a la esperanza de que siga la feliz
recuperación, el suegro de Miguel Ángel Perera, el maestro El Niño de la Capea
era consiente del duro peaje que hay que pagar, “Miguel Ángel lo da todo en el
ruedo. Es una primera figura y jamás se escurre. Lo vimos ayer con esa tarde de
perros y en medio del vendaval cuando se plantó de rodillas a recibir a su
toro. Eso son gestos de figura. Desde esta mañana ya estamos más tranquilos”.
Lo mismo ocurría con Fernando Cepeda, su apoderado, quien
paseaba despaciosamente y de vez en cuando ojeaba un periódico de la sala de
espera, “ya estamos más tranquilos, pero de momento seguirá en la UVI al menos
dos días más hasta que los doctores los consideren oportuno”, señalaba. / Paco Cañamero – Redaccion Aplausos
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