Ayer en el Coliseo de Tovar
Momentos de torería de Curro Ramírez, quien pudo haber tocado “pelo” si no es por su mal uso del acero. |
Los toros que crían Don Orlando y
Pedro Echenagucia, dejan mucho que desear en el contexto de bravura el lote en
conjunto presentado, condicionando las posibilidades de éxito de la terna de
espadas.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Angulo
Avendaño
TOVAR, Enviados
Especiales.- Poco que comentar ha resultado la primera de las funciones
taurinas de la feria en honor a la Virgen de Regla. El escaso juego ofrecido
por los astados de La Cruz de Hierro han dado al traste las opciones de triunfo
de los espadas tovareños anunciados. Al final la sensación de decepción de los
presentes ha dejado un halo de preocupación por el juego en conjunto de los
pupilos de Don Orlando y Pedro Echenagucia que mantiene su pie de cria en las
montañas de Canaguá.
Abrió plaza Rafael Orellana, quien solventó la papeleta ante
un soso y mansurrón ejemplar al que intentó sacarle partido, pero su corto
recorrido y limitadas intenciones de seguir la tela roja dejaron en detalles de aliño su labor para el
espigado torero de El Llano. Fue silenciado tras cinco viajes con el acero
antes de despacharle de estocada desprendida. Precisamente este ejemplar
propianaria paliza al banderillero Gerson Guerrero tras salir de intentar
clavar el primer par de banderillas, solo sufriendo contusiones leves.
Su segundo del lote fue el más anovillada del envió, e hizo
intuir otra papeleta, tras el suave saludo por verónicas que permitió el
morlaco. Medido en el caballo su sangría, compartiría tercio de banderillas el
propio Orellana con “Piedrita” dejando en lo alto par de garapullos de vibrante
colocación, cumpliendo “Piedrita” en su turno. Brindó faena al nuevo
propietario del hierro de Los Marañones, con el fin de que se mantenga este
hierro conocido por la aficion venezolana. El inicio de rodilla toreando en
redondo calentó el frio ambiente de la anodina tarde, pero las limitadas
condiciones de embestir del astado se truncaron tras tres tandas templándole en
los muletazos que sobre la mano diestra esbozó el espada en mención. Poco más pudo
hacer, pues el animal se agarró al piso y aquerenció en tablas, por lo que tuvo
que irse tras la espada, dejando media ración de acero, suficiente para nuevamente
ser silenciado a pesar de sus intenciones de agradar a los presentes.
Currito Ramírez se le notó que tiene aprendida las lecciones
básicas del toreo, corre la mano con mando y desparpajo, pero sus faenas
abusaron de tiempos muertos que hizo de estas un sinfín de intenciones a las
que le faltó la rúbrica de mayor eco en el tendido. Su labor ante el segundo de
la función la aperturó con larga cambiada de rodillas en el tercio. Los dos
puyazos por parte de Guillermo Guimerá dejaron al toro preparado para una lidia
de muleta aprovechando la condición de nobleza sosota del burel, en series por
la mano diestra de limpio trazo. No se explayó por la zurda al no verle claro
por este pitón. Una pena que el mal uso de la espada le haya privado de haber
rematado una labor de la que no dudamos el público le hubiese pedido trofeo
alguno.
Rafael Orellana pechó con lote a contraestilo, al igual que sus demás compañeros de cartel. |
Ante el quinto, de nuevo momentos de torería de Curro en los
doblones de inicio de faena, en la que el astado algo se dejó por la derecha,
razón para que insistiera dilatada labor, a pesar de lo poco humillada de la
embestida de la res, lo que restaba emoción a la entrega y deseos de triunfo
del torero de Sabaneta. Nuevamente la espada a punto estuvo de hacerle que el
toro se le fuera a los corrales, tras reiterados intentos con el acero, incluso
saliendo volteado, escuchando par de recados presidenciales, aguantándole el
palco el tercero, para no dilatar más la cosa.
Tomás Martínez fue el tercero del cartel, y vaya que ante su
primero del lote inédito pasó, ante lo poco claro que fue el toro ante capote y
muleta del moreno diestro tovareño, el cual recibió en singular saludo de
espaldas a la puerta de toriles, de rodillas, en temerario trance, pasándole
por encima el ejemplar en su salida de toriles. Le despenó sin darse mucha
coba, pero donde sí se entregó fue en el que cerró plaza, otro mansurrón
aquerenciado en tablas, donde le robó pases por la diestra de emotiva
expresión, dejando ver progresos que solo delante de la cara del toro se pueden
asimilar. Los tres cuartos de espada desprendido valieron para que se tomara la
licencia de dar una ovacionada vuelta al ruedo, ante el desconsuelo de gran
parte de los aficionados presentes, quienes esperábamos más de los toros de La
Cruz de Hierro. Queda en el debe su paso este año por Tovar.
Momento comprometido de Tomás Martínez recibiendo de espaldas a toriles la embestida de su primer antagonista. |
LA CRUZ DE HIERRO / ORELLLANA,
RAMÍREZ, MARTÍNEZ
Plaza de Toros
Coliseo El Llano de Tovar.
Domingo 6 de
septiembre de 2015. Primera corrida de feria.
Con poco más de tres
cuartos de plaza, en tarde soleada y ventosa, se han lidiado seis toros de La
Cruz de Hierro (Orlando Echenagucia) en su conjunto discretos de presencia,
descastados en distinto grado, a menos en la muleta, incluso rajándose
descaradamente, sin malicia alguna, faltándole trasmisión y raza.
Pesos: 453, 438, 435,
425 y 430 kilos
Rafael Orellana (Azul
turquesa con bordado y pasamanería en blanco): Silencio en ambos.
Curro Ramírez (Rosa y
oro con remates en blanco) Saludos desde el tercio tras aviso y silencio tras
dos avisos.
Tomás Martínez (Azul
acero con bordado y pasamanería en blanco): Silencio y vuelta tras aviso.
Destacaron en
banderillas Mauro David Pereira, Enzo Antequera y Carlos Pizutto, y en la brega
el propio Pereira.
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