miércoles, 23 de septiembre de 2015

Perera recibe el alta hospitalaria ocho días después de su grave cornada

El matador extremeño sufrió fue operado hace una semana de una herida en el abdomen de dos trayectorias que le provocó grandes destrozos. Continuará su recuperación en Salamanca.

JAVIER HERNÁNDEZ
Salamanca
Diario ELMUNDO de Madrid

Ni ocho días ha tardado el torero Miguel Ángel Perera en abandonar el hospital después de que un toro le abriera el abdomen. Perera sale de la Santísima Trinidad para quedarse en la misma tierra, en Salamanca, donde se casó hace dos años y donde el martes 15 de septiembre recibió la cornada más grande de las 16 que lleva en su cuerpo. 

Por delante le queda un largo proceso de recuperación y puesta a punto. De hecho, Perera se queda en su casa de Salamanca, la casa que comparte con su esposa y ganadera Verónica Gutíerrez Lorenzo Capea, para estar cerca de los doctores que le salvaron la vida en la enfermería de la plaza de toros de La Glorieta charra y continuar con las curas.

Según reza el dicho torero y castizo, "las prisas son para los delicuentes y los malos toreros", no hay prisas para Perera. Hasta el 15 de noviembre en Lima (Perú) no está citado con el toro, más de mes y medio por delante para que el de La Puebla del Prior (Badajoz) vuelva a la arena, quién sabe si para hincar las dos rodillas y terminar los lances que el toro de Domingo Hernández dejó inconclusos hace ocho días.

Miguel Ángel Perera se va del hospital con el tránsito intestinal recuperado, comiendo casi normal dentro de una dieta ligera y con una costura en la barriga, todavía tierna, que impresiona.

Esta de Salamanca es la cornada número 16 que queda señalada en el cuerpo del extremeño. Una docena de cornadas desde aquel otoño de 2003 en el que recibió su bautismo sangriento en la plaza de Cadalso de los Vidrios (Madrid). Son 16 las heridas por asta de toro más una, no menos grave, sin que el pitón hiciera carne, en aquel verano de 2010 en la que un toro le partió la vértebra L2 en San Sebastián, lesión que fue detectada días después, dos corridas después, y que le hizo perder 23 corridas aquel año.

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