Imponente corrida de Fraile Mazas
que apuntó más de los que su motor desarrolló; sacó más clase que duración el
toro de la digna confirmación del mexicano Fabián Barba; José Tomás presenció
la tarde en una grada.
ZABALA DE LA SERNA
Madrid
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de Madrid
Para la confirmación de Fabián Barba, se acercó José Tomás a
Las Ventas. El vínculo de Aguascalientes como nexo. Barba suma años de
alternativa. Exactamente 12. Paula tardó 14 en confirmar la suya. A la de
Fabián le puso nombre el toro Madrilero, bajo, recortado, apretado, serio y
prácticamente cinqueño, como toda la corrida de Fraile Mazas (Atanasio). Pronto
apuntó su notable humillación. Y su contado poder. La clase como conclusión,
ese tranco de más que la define en la muleta, el viaje que se abre. Tan frágil
a la vez.
El torero hidrocálido apenas la cató. No duró mucho. Tampoco
ayudó cerrar al toro tan rápido. En la tercera tanda, ya estaba Fabián Barba
dentro de las rayas; de las dos anteriores en los medios, contaron varios derechazos
relajados roto el molde de la corrección. A matar se tiró con rectitud de vela.
La voltereta fue incruenta; la estocada, cabal.
Del cuarto de imponente cabeza se escapó Pirri de milagro al
perder pie a la salida del par. El bruto y desentendido toraco le pasó por
encima. FB volvió a hacer del volapié su mejor arma y del sabido oficio, su
mayor defensa.
De hechuras similares, pero más tío, saltó el segundos bis.
Del mismo hierro. Pérez Mota decidió correr turno cuando el titular se partió
una mano. El piso está cual patio de colegio. De piedra. Fuerza limitada de
nuevo y buen aire, sobre todo hacia los adentros. Mota le dibujó un prólogo
bonito de faena. Muñeca en el pase del desprecio y la trincherilla. Y suavidad.
Bien en una serie con la derecha, aprovechado la querencia mejor. Todo tenía
que ser en raya de fuera. Un cambio de mano y un enorme pase de pecho
abrocharon otra ronda más. La última casi. La trémula llama se apagó. Y Mota no
encendió nada con la espada.
Un galafate de Pallarés camino de los seis años apareció
como quinto. Un armario vacío. Improcedente. A Miguel Ángel Delgado, como a
Mota, se le esperaba con ilusión. No defraudó desde que presentó credenciales
en un quite por chicuelinas. Y al tercero, el más zancudo y largo, le supo esperar
con firmeza de plantas, que no era fácil tal y como se venía andando y la
marcha siguiente que metía. En sacar la muleta por abajo halló la clave para
que fluyera la cosa con limpieza y hacia delante. Así la izquierda llamó la
atención. Pero entre serie y serie pasaba mucho tiempo para compactar faena. No
mereció su buen trabajo el deslucido desarme último. Si da la vuelta al ruedo,
no hubiera pasado nada. Le afearon la estocada desprendida. Y se cortó el joven
ecijano, que en determinados perfiles cuenta con espejos de Castella. No sólo
por el prólogo de péndulos.
Si la corrida de Fraile Mazas hubiera desarrollado todo lo
bueno que apuntó, se sale. Pero el motor... El imponente sexto también se vino
abajo más antes que después. A Delgado tampoco le tembló el pulso. Ya era noche
cerrada
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Domingo, 27 de septiembre. Ciclo de Encastes
Minoritarios. Unas 6.000 personas.
Toros de Fraile Mazas
(Atanasio), prácticamente cinqueños todos, muy serios en sus diferentes hechuras;
de mucha clase el 1º de contada duración; el 2º bis con buen aire hacia los
adentros y sin final; agradecido el zancudo 3º que también se apagó; el 6º se
vino pronto abajo, un sobrero de Pallarés
(5º), un galafate viejo y vacío.
Fabián Barba, de grosella y oro. Gran estocada (palmas).
En el cuarto, estocada rinconera (saludos).
Pérez Mota, de habano y oro. Pinchazo, pinchazo hondo
y tres descabellos. Aviso (silencio). En el quinto, estocada que hace guardia y
estocada (silencio).
Miguel Ángel Delgado, de malva y oro. Estocada desprendida
(petición y saludos). En el sexto, pinchachazo y estocada honda (silencio).
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