El toledano,
fuertemente volteado, y el extremeño salen a hombros con una desigual y amable novillada de Juan Pedro
Domecq, de poca fuerza, escaso fondo y
mucha bondad; Varea se marcha andando por su pésima espada.
ZABALA DE
LA SERNA
Albacete
Diario
ELMUNDO de Madrid
Que recite Álvaro Lorenzo ya los santos de su capillita para rezarlos a
todos. Porque funcionan. De otro modo no
se explica que se levantase ileso de la paliza
que le pegó el novillo de Parladé de salida. Se le cruzó con el capote y
se le fue directamente al pecho. Con
toda la fuerza intacta, se lo pasó de pitón a pitón hasta los medios sin dejarlo caer. Como una
crucifixión en el aire. Atravesaban las
puntas la taleguilla por la parte baja de la espalda, la chaquetilla por
las axilas. Cuando lo estrelló contra el
suelo, ese hombre se incorporó milagrosamente de una pieza. Varetazos hasta en el DNI, pero
íntegro. Y con el suficiente aliento como
para ligar cinco lances con el sello del temple. El mismo que presidió
una faena basada en el buen pitón
derecho, siempre con un punto dormido. La impresión que flotaba en el ambiente es como si
estuviera reparado de la vista. Sería por la
impresión del volteretón. O por las coladas por el izquierdo. Los
enormes pases de pecho y la estocada
-pelín desprendida- amarraron la oreja.
Otra se embolsó Ginés Marín, que sustituía a Roca Rey, como si
recordase tiempos sin picadores... El
trapío abecerrado del juampedro no daba para más. Ni su poder. Ginés lo toreó muy bien al natural,
el lado agradecido del utrero. La muleta
puesta y el compás de espera en la arena. La emoción de un tentadero. Incluso cuando jugó a la quietud extrema en
las cercanías. Lo fulminó de un espadazo
delantero.
Como picado embestía desde su aparición en el ruedo el tercero. Y Varea
lo cuajó a la verónica. No se sostenía
el liviano y derrengado novillo, así que el chaval de Almazora poco pudo hacer. Matarlo mejor es lo
único.
Otro cuajo traía el cuarto, su remate, su porte. Anunciaba una segunda
mitad de novillada de Juan Pedro más
fuertecita, que nadie quiere el novillo/toro de Madrid, pero hay un equilibrio. Álvaro Lorenzo volvió
de la enfermería dolorido y con el
vestido remendado. Apretó el acelerador con el corpulento novillo cuando
se paró. Otra vez por los aires Lorenzo.
Valor seco, sin aspavientos. Atrás quedaba una
sólida faena diestra y una embestida de nula clase y poco fondo, suelta
la cara en los finales de viaje. El
epílogo de luquecinas con el reverso de la muleta encendió aún más las pasiones, desbocadas con la
estocada. Otra oreja fue justo premio.
Como la puerta grande.
Ginés Marín le acompañaría en la salida a hombros. Voló el capote con
vistosidad en la salutación afarolada y
en un quite por escobinas y saltilleras. Lo puso todo Marín desde la obertura de rodillas, con
asiento y sitio ante el hondo novillo de
plomo que hacía quinto. La fulminante capacidad del acero fue lo que le
catapultó hasta el trofeo.
El último juampedro remataba al alza la escalera con hechuras de toro.
Varea volvió a dibujar el toreo a la
verónica. Desprende un concepto añejo su lance. De hinojos inició faena. La derecha se impregnó
de suavidad para trazar el redondo con
expresión. Como un molinete. Pero venido el obediente novillo a menos las luces se apagaron hasta en las manoletinas de
despedida. La espada es su cruz. A pie
marchó bajo la sombra de la procesión de sus compañeros, figuras de la novillería. Y para eso todo se preparó a
modo.
FICHA DEL FESTEJO
Novillos de Juan Pedro Domecq,
el 1º con el hierro de Parladé, de
desigual presentación, amables caras y más aparentes en su segunda mitad, poca fuerza, escaso fondo y
mucha bondad; el inválido el 3º se
derrumbó.
Álvaro Lorenzo, de gris perla y
plata. Estocada rinconera (oreja). En el cuarto, estocada desprendida (oreja y petición).
Ginés Marín, de rosa palo y oro.
Estocada delantera (oreja). En el quinto, estocada rinconera (oreja). Salió a hombros con Álvaro
Lorenzo.
Varea, de rosa chicle y
oro. Pinchazo, estocada que hace guardia y estocada (silencio). En el sexto, dos pinchazos, media
estocada atravesada y varios
descabellos. Aviso (silencio).
Plaza de toros de Albacete. Miércoles, 9 de septiembre de 2015. Segunda
de feria. Media entrada.
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