domingo, 20 de septiembre de 2015

TEMPORADA EN MADRID - Tarde de triunfos baratos y ganado deslucido en Las Ventas


JAVIER LÓPEZ
EFE

Una tarde de lo más engañosa. En el resultado final, dos vueltas al ruedo y una oreja, balance demasiado generoso para lo que solía significar Madrid. Y digo solía porque, a tenor de lo que se vio hoy en el ruedo y después de muchos casos similares esta temporada, el triunfo en la plaza más importante del mundo, está más fácil que nunca.

Miguel Ángel León se fue a la puerta de chiqueros a saludar al novillo que abrió plaza, un animal que, pese a moverse con brusquedad y con mucha informalidad en los capotes, respondió con buen son en la muleta, embistiendo con temple y extraordinaria nobleza.

León llevó a cabo una faena basada en la pinturería, sobre todo en la manera de interpretar los de pecho. Cumbres. También algunos naturales sueltos tuvieron el sello del buen gusto, amén de a las "luquecinas" finales, desplante incluido, como fin de una obra, que, sin embargo, no acabó de calentar lo suficiente, de ahí que tuviera que conformarse una vuelta al ruedo.

Con dos largas en el tercio recibió León al astifino cuarto, novillo que se movió pero soltando mucho la cara, con el que estuvo más enrazado el de Gerena, que extrajo pasajes meritorios sobre la mano derecha en los primeros compases de faena hasta que, en un parón, el novillo lo lanzó por los aires, sin llegar a calarle. A partir de ahí el utrero se apagó, y la faena también se vino abajo.

El primero de David Fernández fue de lo más incómodo. Un novillo de descompuestas y rebrincadas embestidas, con el que el debutante, aún sin alcanzar demasiadas cotas de lucimiento, estuvo muy digno con él.

Quiso mucho en todo momento Fernández, y se quedó muy quieto toreando sobre todo al natural, por donde el animal se venía "acostado", rozándole el pitón la taleguilla en varias ocasiones, sin que el hombre corrigiera la posición. Meritoria actuación, por tanto, del murciano, que se acabó pegando la vuelta al ruedo.

El quinto, muy abierto de cara, no podía ni con el rabo. Un animal muy renqueante, que el presidente decidió aguantar en el ruedo, provocando las protestas de los tendidos. Y con razón. Fernández, que desplegó todo tipo de alardes de rodillas tanto con el capote como con la muleta, no pudo pasar de voluntarioso ante tan deslucido antagonista, con el que se metió entre los pitones, llegando a ser hasta prendido.

Juan de Castilla cayó de pie en su debut en Madrid, sobre todo por la actitud mostrada y el valor de demostró en su primero, novillo que se quedaba corto y echaba la cara arriba, con el que no se arrugó nunca el colombiano, que llegó a ser volteado, por fortuna sin consecuencias, y en el que dejó muestras de lo puesto que anda para resolver la situación.

Volvió a jugarse el tipo De Castilla en las bernardinas finales, con el novillo quedándosele prácticamente debajo. La estocada cayó caída y brotaron los pañuelos desde los tendidos, lo que obligó al presidente a concederle una oreja de lo más amable. Una cosa es salvar los muebles y otra es un triunfo en Madrid, ya está dicho que, actualmente, está más fácil que nunca.

El sexto fue otro novillo deslucido por falto de clase, y nuevamente se vio a un Juan de Castilla muy firme y capaz para solventar la papeleta, aunque, en ocasiones, se atropellase también. A punto estuvo de abrir la Puerta Grande, aunque el presidente aquí se mantuvo en su sitio y dignificó algo la categoría de Madrid.

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