*** Ayer en la segunda corrida de la Feria de Tovar.
*** Escaso juego ofrecieron los
serios y bien presentados astados del hierro caroreño de Los Aranguez, dejando
sin opciones a los espadas debutantes en Venezuela, el peruano Juan Carlos
Cubas y el español Miguel Hidalgo.
Hasta los momentos la única oreja de la feria la ha cortado el valenciano Eduardo Valenzuela. |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Aníbal García
Soteldo
TOVAR, Enviados
Especiales.- A la seria y bien presentada corrida de Los Aranguez le ha
faltado algo básico en el toro de lidia que es la emoción que transmite al
tendido. En su conjunto a los toros de Don Jesús Riera -quien ha tomado la batuta
de Don Alberto Ramírez Avendaño- han demostrado una falta de raza, empuje y ese
elemento fundamental que es recorrido, lo cual ha hecho de la función ayer
aburrida y por momentos anodina.
Nuevamente excelente entrada de público, rozando el lleno
los tendidos del polifuncional redondel tovareño, el cual por la mañana había
albergado dos exitosas jornadas, una en el ruedo y otra en sus museo taurino,
me refiero a la clase práctica impartida por los matadores Rafael Orellana y
Esaú Fernández, y no menos, la extraordinaria jornada de conferencias
organizada por la Fundación Cultural Girón, esta última quien está dando
ejemplo de trabajo y mística en momentos tan necesarios para la fiesta brava en
Venezuela.
El debutante peruano Juan Carlos Cubas ha dejado sobrada
tarjeta de presentación, en cuanto a solvencia, resolución a los problemas
planteados por su lote, a contraestilo de lo que fueron sus ansias de triunfo
por estas tierras. Lo demostró ante el que abrió plaza, animal al que se le dio
una lidia pulcra por parte del peonaje, precisa para mantener las endebles
fuerzas que traía desde Carora el pupilo de Riera. Ni eso, pues era un castillo
de naipes sus fuerzas, a los que Cubas intentó llegar al tendido con escaso eco.
Le despachó de tres cuartos de ración toricida, traseros y desprendido.
Igual resultó la cosa ante el precioso cuarto, un “muñeco”
de lo que es el toro santacoloma de Los Aranguez, al que su imponente trapío
supo imponerse el torero peruano en sabroso manojo de verónicas. El puyazo de
Rene Quintana justificó lo que no se había visto en la corrida, pues anterior a
este toro, minúsculo había sido la sangría ante el caballo de los morlacos, ni
siquiera para una muestra hematológica. Pero una cosa propone el torero y otra
dispone el toro, porque en la muleta este «Barrilito» trucaría su embestida a un
sosote y displicente recorrido, siempre desparramando la vista, pendiente del
torero o lo que dejaba atrás, tras pasar en la muleta, detalles perceptibles
solo en lidias técnicas y solventes, como las que dejo patente el menudo torero
inca,quien por cierto brindó actuacion a nuestro buen amigo Don Ivan Vivas. Lo
mejor ante este ejemplar, la serie de naturales que le robó en las
prostrimerias, lo más destacado en esta su presentación en suelo venezolano. El
espadazo, ligeramente desprendido dio salvoconducto a que el soberano por lo
menos le justificara con tímidas palmas.
Para Eduardo Valenzuela fue el único ejemplar que se dejó a
lo largo de la tarde. Y supo entenderlo el ya veterano diestro valenciano,
desde su sabroso recibo por verónicas rematadas con media, de cartel. Los
toreros doblones, previo vibrante tercio de banderillas del propio torero, fueron
prólogo a una labor variada, entregada, de aguante y temple, en especial por la
derecha, donde más a gusto estuvo Valenzuela. Supo darle sitio, distancia y
tiempos a la noblota embestida no exenta de la guasa, como lo pudo comprobar el
la aparatosa voltereta tras un desplante, sin más que lamentar magulladuras y
contusiones. Los tres cuartos de espada desprendidos fueron salvoconducto a la
única oreja que hasta los momentos hemos visto pasear en la feria.
Buen ambiente dejo el peruano Juan Carlos Cubas, a pesar de las escasas condiciones de lucirse en su lote. |
Su segundo fue una prenda, animal de aviesas intenciones que
siempre espero el más mínimo descuido del torero para echarle mano. Le había
saludado de larga cambiada en el tercio, y tras otro nuevo tercio de
banderillas de exposición, los toreros doblones de inicio muleteril intuyeron
algo que fue un oasis en medio del desierto de bravura que se vio en la tarde. Por
cierto, astado que brindó con sonora división de opiniones al Dr. César
Alarcón. Pasaría un quinario con la espada por lo que hasta en dos ocasiones
escuchó recados presidenciales, antes de retirarse a la barrera contrariado.
La gran incógnita de la feria y de la afición era ver quién
era el diestro español de raíces tovareñas Miguel Hidalgo. Y al final hemos
comprobado a un torero el cual le hace falta rodaje, más acople y planta de
pies firmes, que suple esta condición con la estética que imprime al muletazo.
Compone la figura se diría en resumidas cuentas, y eso que para tal efecto se
gasta sobradamente los dos metros de estatura. Aun así dejaría detalles aislado
precisamente ante un lote que pedía carnet, como lo fue el que cerró plaza,
serio astado, que solo le dejo estar lo que ya su baja reserva de casta
permitió. Similares cotas se vieron en su primero, el de su presentación, una
joyita con peligro sordo, en la que solventó con decoro. Lo mejor la brevedad
con la espada, despachando de contundentes volapiés, desprendillos ambos, que
dejan estela pendiente a mejor opciones de lucimiento.
Ah por cierto, Tovar hace gala de unas mujeres hermosas.
Tarjeta de identidad para todo el mundo, que lo digo yo, que quede prendido de
una de ellas, como lo es mi esposa.
LOS ARANGUEZ / CUBAS,
VALENZUELA e HIDALGO
Plaza de Toros
Coliseo El Llano de Tovar.
Sábado 12 de
septiembre de 2015. II corrida de feria.
Con casi lleno en los
tendidos (aproximadamente 6500 personas) en tarde soleada, calurosa y ventosa,
se han lidiado seis toros de la ganadería venezolana LOS ARANGUEZ (Jesús
Riera), correctos de presentación, en el tipo de la casa, el cual tenido el
denominador común de la falta de raza, casta, a menos en los engaños, algunos
con las complicaciones propias del toro con edad, que no han facilitado
opciones de lucimiento para los diestros.
Pesos: 430, 471, 425,
494, 456 y 512 kilos.
JUAN CARLOS CUBAS
(Rosa y oro con cabos blancos), Silencio en ambos.
EDUARDO VALENZUELA
(Sangre de toro y azabache), Oreja y Palmas tras dos avisos.
MIGUEL HIDALGO (Azul
noche y oro con cabos blancos), Silencio y Palmas.
Destacaron en banderillas
el subalterno peruano Dennys Castillo y los nacionales Enzo Antequera, Salvador
Moreno y “Piedrita”. En la brega bien nuevamente Dennys Castillo y Mauro David
Pereira.
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