Mansa y fea escalera
del encaste más bello del mundo; Sebastián Ritter hace lo más destacado con el
único toro que ofreció alguna posibilidad pero falló repetidamente con la espada. La plaza registra la peor entrada
de la Feria.
ZABALA DE LA SERNA
@zabalaelaserna
Fotos: EFE
La peor entrada de San
Isidro y de muchos sanisidros. Media plaza larga congregaron los otrora
afamados pablorromeros. Y los que habitaban sus localidades, y los que copaban el cupo de gorra, formaban un público
muy extraño. Como otras veces dice El Rosco, "qué gente más rara ha venido
hoy". Una mezcla de tifus y paletos que
ovacionaban salidas o arrastres con un chip preconcebido.
Estrecho como la cosa en
taquilla apareció un cinqueño con tipo de utrero. Sin hacer, sin rematar, sin
nada. Ni bravura ni condición para humillar. Eduardo Gallo hizo una faena a la altura a la que embestía el manso.
Tres tandas diestras con asiento y aseo y cuando propuso la izquierda el de
Partido de Resina se rajó definitivamente camino de ninguna parte.
Eduardo Gallo |
Sebastián Ritter es un clon
de Sebastián Castella en sus años mozos. El vestido malva y oro acentuaba el
parecido. Su toro venía con un punto más de trapío por delante, no más. En la semana torista, entre ayer y
anteayer, paradójicamente estamos viendo los ejemplares más lavados de la
feria. Ritter se entendió bien con el noble y más encastadito pablorromero, que tenía un tramo
inicial de humillación antes de sacar la cara por las nubes. Incluso en una
serie de redondos le exigió por abajo. Ritter le cogió el aire de vaciarle la muleta con limpieza
para evitar la salida altiva del muletazo. Todo en orden hasta que agarró la
espada sin criterio de terrenos. Un desastre.
'Zarcillero' vino a
reivindicar la belleza de Pablo Romero. Sólo eso. Rafael Cerro le cambió los
terrenos con el capote y luego se peleó con más casta que la que obtenía como respuesta: guasa de rápida giro por el
derecho y peor aún por el izquierdo. La mano firme de Rafael se le fue a los
blandos.
Si no funcionaba la
historia, la parte menos agradecida cayó en la bolita de Gallo: otro manso que
marcó querencias y se rindió pronto, casi arrollando al salmantino. La mancha lucera de la testuz era la de la vaca
de los quesitos.
Arrasaba el quinto con su
cara exageradamente abierta los parámetros legendarios de la belleza de este
encaste. No quiso el toro saber nada de las telas, y se las quitaba a la defensiva con cabezazos. Ritter sin
opciones insistió por demás. Oportunidad de una sola bala. Y qué bala. La
degeneración absoluta.
Otro toro feote pero
voluminoso que se escupió del caballo era el sexto. Al menos la corrida del 21
de septiembre en Madrid dio alguna esperanza. Pero esto... Rafael Cerro aprovechó aquellas idas sosonas por la mano
derecha. La testa por encima del palillo, y Cerro queriendo hacer el toreo
clásico hasta con la zurda muerta. Otra vez la espada se encasquilló.
Triste tarde para una
ganadería de lejana leyenda; triste Madrid.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Lunes, 1 de junio de 2015. Vigésimo quinta de
feria. Media entrada larga.
Toros de Partido de Resina,
dos cinqueños (el anovillado y manso 1º y
el lavado y más encastadito 2º sin terminar de humillar); muy desigual
de presentación, una escalera feota; mansos, deslucidos, sin descolgar, vacíos;
complicado el 3º.
Eduardo Gallo, de sangre de toro y
oro. Estocada y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, estocada honda
(silencio).
Sebastián Ritter, de malva y oro.
Pinchazo y estocada al encuentro, contraria que hace guardia, dos pinchazos y
bajonazo. Aviso (silencio). En el quinto, estocada honda caída (silencio).
Rafael Cerro, de blanco y plata.
Bajonazo (silencio). En el sexto, media estocada tendida, cuatro pinchazos y
descabello. Aviso (silencio).
Rafael Cerro |
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