lunes, 1 de junio de 2015

FERIA DE SAN ISIDRO – VIGESIMOQUINTO FESTEJO: La degeneración absoluta de Pablo Romero

Mansa y fea escalera del encaste más bello del mundo; Sebastián Ritter hace lo más destacado con el único toro que ofreció alguna posibilidad pero falló repetidamente con  la espada. La plaza registra la peor entrada de la Feria.
Sebastián Ritter
ZABALA DE LA SERNA
@zabalaelaserna
Fotos: EFE

La peor entrada de San Isidro y de muchos sanisidros. Media plaza larga congregaron los otrora afamados pablorromeros. Y los que habitaban sus localidades, y los que  copaban el cupo de gorra, formaban un público muy extraño. Como otras veces dice El Rosco, "qué gente más rara ha venido hoy". Una mezcla de tifus y paletos que  ovacionaban salidas o arrastres con un chip preconcebido.

Estrecho como la cosa en taquilla apareció un cinqueño con tipo de utrero. Sin hacer, sin rematar, sin nada. Ni bravura ni condición para humillar. Eduardo Gallo hizo una  faena a la altura a la que embestía el manso. Tres tandas diestras con asiento y aseo y cuando propuso la izquierda el de Partido de Resina se rajó definitivamente camino  de ninguna parte.

Eduardo Gallo
Sebastián Ritter es un clon de Sebastián Castella en sus años mozos. El vestido malva y oro acentuaba el parecido. Su toro venía con un punto más de trapío por delante, no  más. En la semana torista, entre ayer y anteayer, paradójicamente estamos viendo los ejemplares más lavados de la feria. Ritter se entendió bien con el noble y más  encastadito pablorromero, que tenía un tramo inicial de humillación antes de sacar la cara por las nubes. Incluso en una serie de redondos le exigió por abajo. Ritter le cogió  el aire de vaciarle la muleta con limpieza para evitar la salida altiva del muletazo. Todo en orden hasta que agarró la espada sin criterio de terrenos. Un desastre.

'Zarcillero' vino a reivindicar la belleza de Pablo Romero. Sólo eso. Rafael Cerro le cambió los terrenos con el capote y luego se peleó con más casta que la que obtenía  como respuesta: guasa de rápida giro por el derecho y peor aún por el izquierdo. La mano firme de Rafael se le fue a los blandos.

Si no funcionaba la historia, la parte menos agradecida cayó en la bolita de Gallo: otro manso que marcó querencias y se rindió pronto, casi arrollando al salmantino. La  mancha lucera de la testuz era la de la vaca de los quesitos.

Arrasaba el quinto con su cara exageradamente abierta los parámetros legendarios de la belleza de este encaste. No quiso el toro saber nada de las telas, y se las quitaba a  la defensiva con cabezazos. Ritter sin opciones insistió por demás. Oportunidad de una sola bala. Y qué bala. La degeneración absoluta.

Otro toro feote pero voluminoso que se escupió del caballo era el sexto. Al menos la corrida del 21 de septiembre en Madrid dio alguna esperanza. Pero esto... Rafael Cerro  aprovechó aquellas idas sosonas por la mano derecha. La testa por encima del palillo, y Cerro queriendo hacer el toreo clásico hasta con la zurda muerta. Otra vez la espada  se encasquilló.

Triste tarde para una ganadería de lejana leyenda; triste Madrid.

FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Lunes, 1 de junio de 2015. Vigésimo quinta de feria. Media entrada larga.
Toros de Partido de Resina, dos cinqueños (el anovillado y manso 1º y  el lavado y más encastadito 2º sin terminar de humillar); muy desigual de presentación, una escalera feota; mansos, deslucidos, sin descolgar, vacíos; complicado el 3º.
Eduardo Gallo, de sangre de toro y oro. Estocada y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, estocada honda (silencio).
Sebastián Ritter, de malva y oro. Pinchazo y estocada al encuentro, contraria que hace guardia, dos pinchazos y bajonazo. Aviso (silencio). En el quinto, estocada honda  caída (silencio).
Rafael Cerro, de blanco y plata. Bajonazo (silencio). En el sexto, media estocada tendida, cuatro pinchazos y descabello. Aviso (silencio).
Rafael Cerro

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