Sincera entrevista
del valenciano, que reflexiona sobre su
trayectoria y su concepto del toreo.
Partiendo de la histórica
mañana de Nimes del pasado 24 de mayo,
Aplausos entrevista a Enrique Ponce en
el número de esta semana. Una conversación
sin barreras del torero con nuestro
compañero Íñigo Crespo, en la que el
valenciano recorre el presente de su carrera y de su tauromaquia. Opiniones. Reflexiones. El
toro, la estética, los paradigmas y los dogmas
entre el trazo y la profundidad.
Habla de su manera de
entender el toreo, “como un canto a la
naturalidad, pero no es algo que busque
sino que me sale”; de conceptos sobre la
estética, trazo del muletazo o la hondura, que según el torero, “surge de la despaciosidad,
de enroscarte un toro al cuerpo, de
reducir la embestida del animal y
ralentizarla e incluso de jugar con el
cuerpo olvidándote de él”. También
define la expresión, que “subyace de la cintura, los brazos, la cara, la colocación. Todo eso
son factores que dan prestancia a las
faenas pero deben componerse de manera
totalmente innata”. Pero además de la
técnica, Ponce añade la importancia de
otros aspectos “como el alma o el
sentimiento que se tienen o no se tienen,
que son cosas que te las da Dios”.
Además del presente, Ponce
valora su trayectoria en la que ha
estado un cuarto de siglo como figura
del toreo. “Siempre digo que lo difícil
no es seguir aquí después de veinticinco
años. Estar se puede estar mucho tiempo,
incluso ha habido algún torero que ha estado el mismo tiempo que yo aunque de otro modo.
Lo difícil es estar en las ferias,
torear lo que estoy toreando y mantener
la responsabilidad de primera figura”,
señala el valenciano, quien a pesar de
todo este tiempo, todavía asegura que
“no veo el final… Si me lo dicen hace diez años, no me lo creo. Hace cinco, seis o diez
años siempre me preguntaban en las entrevistas
si me quedaba mucho y la respuesta era
que hasta que me viese bien pero que no
me quedaban más de dos o tres años”. / Redacción APLAUSOS
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