El
vicepresidente segundo del Gobierno dijo ayer que le «incomoda enormemente» que
las corridas sean patrimonio cultural
Carta íntegra de Victorino Martín, presidente de
la Fundación del Toro de Lidia, a Pablo Iglesias:
«Estimado vicepresidente segundo del Gobierno,
Vemos consternados que una vez más vuelve a
amenazar con la censura cultural a los toros. Lo ha hecho muchas veces, es
verdad. Pero esta vez lo hace como miembro del Gobierno de España y además en
sede parlamentaria. El ataque, sin duda, sube de nivel.
Dice que le “incomoda enormemente que se
reivindique como una práctica cultural a proteger”.
Estimado señor Iglesias, nosotros no reivindicamos
que seamos una práctica cultural. Nosotros somos una práctica cultural. Punto.
No es la primera carta que le escribo explicándole
lo mismo, pero parece que es usted impermeable no solo a los argumentos
jurídicos, también al estado de Derecho y la convivencia democrática.
No obstante, voy a tratar de explicárselo una vez
más, de manera muy esquemática para que no haya ninguna duda:
- Son los pueblos, y exclusivamente los pueblos,
quienes determinan libremente qué es cultura y qué no es cultura para ellos.
Solo los regímenes totalitarios se atreven a decidir, modificar, “mejorar” o
suprimir la cultura de un pueblo.
Mire por favor la definición que hace la RAE de
cultura popular, como “conjunto de las manifestaciones en que se expresa la
vida tradicional de un pueblo”.
Salvo que no nos considere pueblo, sujetos de
derecho, a los millones de personas para los que la tauromaquia, ya sea en la
plaza o como festejo popular, es la manifestación más importante de nuestra
cultura.
- La propia UNESCO, en su Convención sobre la
Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales,
establece “el reconocimiento de la igual dignidad de todas las culturas y el
respeto de ellas, comprendiendo las culturas pertenecientes a minorías y las de
los pueblos autóctonos”, con el único límite del respeto a los derechos humanos
y las libertades fundamentales.
Fíjese bien, el único límite que establece la
UNESCO para que una expresión cultural sea admisible son los derechos humanos y
libertades fundamentales, límites que desde luego la tauromaquia no transgrede.
- Como no podía ser de otra manera, nuestro
Tribunal Constitucional ya ha establecido expresamente que la tauromaquia es
una expresión cultural propia de los españoles y, por tanto, protegida.
Ya que no parecen importarle los convenios
internacionales, al menos respete los pronunciamientos de nuestro Tribunal
Constitucional.
Por todo lo anterior, y un rosario de leyes y
jurisprudencia que vienen a decir lo mismo, los toros no pueden ser objeto de
un referéndum, como también ha promovido en su comparecencia de ayer. ¿Le
parecería razonable un referéndum sobre si se permite el teatro o la ópera?,
¿le parecería bien que se hicieran consultas para permitir o no otras
manifestaciones culturales que incomoden en cada momento al poder? Los
referéndums han escondido demasiadas veces en la historia imposiciones
totalitarias, no es nuevo. Por favor, no juegue a eso, que es peligroso.
Señor vicepresidente segundo del Gobierno de
España, me preocupan enormemente sus palabras, tengo que decírselo. Porque en
los últimos meses se han insinuado cosas que son alarmantes, como la
conveniencia de censurar las redes sociales, la de censurar los medios de
comunicación o la de hacerlo con la cultura taurina.
¿Hay algo más que tengan en mente censurar?
¿Piensan establecer, quizás, algún tipo de índice de libros prohibidos? ¿Se van
a promover piras con libros con temas que le “incomoden enormemente”? Es más,
¿tenemos que preocuparnos los ciudadanos por tener en casa libros incómodos o
seguir expresiones culturales que le incomoden a alguien?
Le ruego que abandone ensoñaciones totalitarias en
las que la cultura se moldea a gusto del aparato del poder y limítese por favor
a lo que marca la convivencia democrática y lo que establecen nuestras normas,
su obligación es la promoción y la tutela del libre acceso a la cultura, a la
que todos los ciudadanos tenemos derecho. A la cultura que le gusta y también a
la cultura que no le gusta.
Permítame que termine recordándole que no es usted
el primer representante del poder que en una ocasión u otra se ha sentido
incómodos con la cultura. Pero es que la cultura no sirve para acomodar al
poder, para que se sientan ustedes cómodos. Debe usted saber que la cultura no
es cómoda, la cultura es libre.
Atentamente,
Victorino Martín, Presidente de la Fundación del
Toro de Lidia»
Diario ABC de
Madrid
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