"...Estos
dos diarios vieron la luz al día siguiente del suceso..."
XAVIER
GONZÁLEZ FISHER
@laaldeadetauro
Ayer se cumplieron cien años de la muerte de
"Gallito" en Talavera de la Reina. Las versiones que conocemos son
las consideradas "oficiales", las que publicaron los escritores más
renombrados de ese tiempo y la de Gregorio Corrochano es la que tiene primacía
sobre las demás, dado que él fue testigo de excepción de la tragedia de ese 16
de mayo en el coso que el 29 de septiembre de 1890 inauguraran Fernando Gómez
"El Gallo" y Antonio Arana "Jarana" lidiando toros de
Enrique Salamanca.
No obstante, existen otras versiones de los
sucesos que "Guerrita" llegara a calificar en el momento como el fin
del toreo, algunas con el valor añadido de la inmediatez. En el repositorio de
la Biblioteca Virtual del Centro de Estudios de Castilla La Mancha y en la de
Prensa Histórica del Ministerio de Cultura encontré dos diarios toledanos de la
época, "El Castellano" y "El Eco Toledano", en los que con
cierta profusión de detalles se narran los sucesos de la última corrida lidiada
por el menor de "Los Gallos".
Los ejemplares de estos dos diarios vieron la luz
al día siguiente del suceso, a despecho de la Ley del Descanso Dominical de
Antonio Maura, en vigor desde septiembre de 1904 y que aunque un año después
había levantado la prohibición del trabajo en domingo para los periódicos,
justamente el 15 de enero de 1920 volvió a reiterar la prohibición de laborar
ese día para los periódicos.
Creo que aquí es donde reside uno de los valores
de la información en ellos contenida, porque a despecho de las sanciones que
pudieran recibir derivadas de la Ley de Maura, primaron la inmediatez en la
transmisión de la noticia trascendente y también si consideramos que los
diarios "principales" no darían la noticia sino hasta el martes 18 de
mayo, debido al referido descanso.
¿Por qué fue "Gallito" a
Talavera?
Existen diversas versiones que justifican la
presencia de "Gallito" en Talavera ese 16 de mayo. La más común es la
que sitúa a José y a Juan, el 15 de mayo, comentando la insufrible situación
que pasaban en el abono madrileño, donde la afición, por la escasa presencia de
los toros y el nulo juego que daban, llegaba incluso hasta a las manos con los
toreros. En ese diálogo, se llega al consenso de que hay que retirarse de
Madrid por un tiempo y allí surge para Joselito la posibilidad de ir a
Talavera, una plaza de la que se ha escrito, le hacía mucha ilusión, porque la
había inaugurado su padre.
Tan es así, que Francisco Narbona y Antonio García
Ramos, en la biografía que escriben de Ignacio Sánchez Mejías, afirman que el
cartel original del festejo del 16 de mayo de 1920 en Talavera estaba
conformado por los toros de la Viuda de Ortega para Rafael "El
Gallo", Ignacio Sánchez Mejías y "Larita", pero que al quedar
desligado José de su compromiso madrileño, se decidió que la corrida fuera un
mano a mano entre él e Ignacio, con el mismo encierro, producto de un cruce
entre vacas de Veragua y toros de Santa Coloma.
Creo que esta versión es buena como recurso
literario y nada más. Si se revisa la prensa madrileña de esas fechas, se podrá
encontrar en el semanario "El Toreo" de Madrid, en su número del 10
de mayo de 1920, el anuncio de que el cartel de las fiestas de Talavera sería
el mano a mano entre "Gallito" y Sánchez Mejías con toros de Ortega y
en los días subsecuentes, el diario "El Heraldo" de Madrid anunciaba
que la Compañía de Ferrocarriles de Madrid, Cáceres y Portugal ofrecía un tren
especial para la corrida además de los ordinarios, que saldría a Talavera a las
7:30 de la mañana y regresaría a Madrid a las 8:30 de la noche de esa misma
fecha.
Entonces, la versión literaria es solo eso,
literatura.
En fechas recientes se ha hecho pública una
versión políticamente incorrecta sobre la presencia de "Gallito" en
Talavera. Es la que presenta Domingo Delgado de la Cámara en su libro
"Avatares Históricos del Toro de Lidia" y que cito enseguida:
"…La obra de Joselito fue admirable:
creó el toro moderno… Pero también hizo otras cosas menos buenas y más
vergonzantes. En el cortijo de Los Merinales por orden de Joselito se instaló
una "barbería" para "adecentar" las corridas que torreaban
los fenómenos. Los Merinales era un apeadero ferroviario donde se embarcaban
todas las corridas de las ganaderías sevillanas. Pero antes de ser encajonados,
los toros pasaban por un pequeño trámite. Una menudencia sin importancia que
llenó de ira a Gregorio Corrochano cuando se enteró.
Corrochano lo hace público; Joselito se
indigna, pues lo considera una traición personal. Durante el año de 1919 no se
hablan. Los palos que atiza Corrochano Joselito desde su tribuna de ABC son
tremendos. Al final hubo paz. A Joselito no le interesaba tener en contra al
crítico más influyente de la historia. En el transcurso de la comida
reconciliatoria se llegó al siguiente acuerdo: Corrochano se compromete a
retractarse de lo dicho y a poner bien a Joselito; José a cambio se compromete
a torear la corrida de feria del pueblo de Corrochano, un pueblo sin la menor
importancia taurina llamado Talavera de la Reina. Esa y no otra fue la razón
por la que Joselito fue a torear a Talavera…"
Quizás una combinación de los dos motivos
expuestos nos de la motivación exacta del por qué de la presencia de Joselito
en Talavera ese día. Don Miguel Lizón cuenta que José pretendía que le
acompañara a la corrida José María de Cossío, quizás para tener otro testigo de
calidad en lo que allí sucediera, pero la compañía del enciclopedista del toreo
no fue posible por un compromiso familiar, así que tuvo que asistir al
compromiso sin esa deseada compañía.
En el diario "El Castellano"
Es el número 3262 de "El Castellano. Diario
de información" el que contiene la relación de los sucesos de la corrida
del día anterior en Talavera de la Reina. No menciona el nombre de su director,
aunque por un anuncio contenido en su cuarta página, deduzco que lo publicaba
la Editorial Católica Toledana, que para aprovechar la imprenta, ofrecía
servicios de impresión en general a la comunidad.
La descripción de los acontecimientos, remitida
por el cronista A. Zamora por la vía telegráfica a la redacción de "El
Castellano" el día de los hechos es la siguiente:
"Desde Talavera. Corrida tristemente
memorable. Emocionante cogida de Gallito. La muerte del gran torero
¿Presentimientos?
¡Qué mala cara tienes!
La expectación reinante entre la afición para
presenciar la corrida de feria de ayer en Talavera de la Reina era grandísima.
El viernes, a las tres de la tarde, ya se habían
agotado las localidades en taquilla, que pasaron en su inmensa mayoría a mano
de los revendedores. Localidad hubo que se pagó a 50 pesetas, sin que las
autoridades pusieran coto a estos abusos; pues momentos antes de empezar la
corrida, en las inmediaciones de las puertas de entrada a la plaza, el comercio
clandestino de billetes era escandaloso y público.
La animación en las inmediaciones del edificio y
particularmente en su interior, fue como jamás se ha conocido en Talavera.
La plaza se hallaba ocupada en su totalidad,
abundando en palcos y gradas inmensidad de bellas señoritas ataviadas con la
clásica mantilla española y el castizo mantón de Manila.
En el palco de la presidencia tomó asiento, además
del alcalde D. José González de Rivera, el gobernador civil de esta provincia,
D. José De Figueroa y otras distinguidas personalidades.
Las cuadrillas fueron acogidas con una gran
ovación al hacer el paseo, al compás del pasodoble "Gallito" por ser
la primera vez que pisaba este ruedo.
El tiempo amenazaba con lluvias, que por fortuna
no se confirmaron.
La lidia de los cuatro toros primeros fue
corriente, dadas las condiciones que reunía el ganado, que cumplió bastante
bien en el primer tercio, poniéndose difícil en los dos restantes.
Al cuarto toro le banderillearon, a petición del
público, los maestros, saliendo por delante Sánchez Mejías, que arrancando
desde el estribo y a cuatro pasos del de Ortega, prendió un soberbio par,
sobrado de valentía.
Joselito puso uno en los medios muy artístico y
muy valiente. Mejías cambió a cuerpo limpio en la preparación de su segundo
par, que después clavó saliendo del estribo.
Joselito cerró el tercio con otro par de poder a
poder.
Lidia del quinto toro
El quinto toro de Doña María Josefa Corrochano,
viuda de Ortega, llamado "Bailaor", brocho y cornicorto, negro zaíno,
de cinco años, hijo de la vaca "Bailaora" de Veragua y del toro
"Canastillo" de Santa Coloma, comprado a D. Dionisio Peláez, hizo una
pelea en varas de toro bravo, certero y pegajoso.
Entró a los caballos cinco veces desde largo,
dejando sobre la arena los cinco pencos.
En banderillas presentaba alguna dificultad e hizo
varias arrancadas fuertes con ánimo de cobrar caza.
Joselito, que vestía por última vez terno grana y
oro, se dirigió al toro con cierta desconfianza, toda vez que la gente le oyó
decir al bicho: "¡Qué mala cara tienes!"
¿Presentiría el Wilson del toreo lo que pocos
momentos más tarde iba a ocurrirle?
Joselito lo tomó con un ayudado, cambiándose luego
la muleta por la espalda y después de otros pases vistosos, el toro tomó la
querencia de un caballo situado en los tercios entre el 1 y el 2.
Con pases de tirón trató de sacarlo de su
querencia, llegando a distanciarle en parte del caballo muerto.
Cogida de Joselito
Al intentar un nuevo pase por bajo se le arrancó
el toro con tal ímpetu, que no pudiendo defenderse el torero de la terrible
acometida, salió enganchado en el pitón izquierdo, volteado y derribado,
quedando tendido en la arena con las manos sobre el vientre y en estado
cadavérico, pasando en hombros de sus banderilleros a la enfermería.
La aparatosa cogida del diestro emocionó
enormemente al público y lidiadores, quienes desde un principio sospecharon el
fatal desenlace que pudiera tener.
Su cuñado Sánchez Mejías quedó en el terrible
trance de tener que terminar con la vida del toro que había causado la sensible
desgracia del rey de los astros coletudos, haciéndolo con valentía y estando el
cornúpeto materialmente encima del caballo, al que tal querencia había tomado.
El público pedía a voces que se suspendiera la
fiesta; pero Sánchez Mejías dio prueba de su valor temerario dirigiéndose al
presidente y solicitando que diera suelta al toro que cerraba plaza.
Este pisó el ruedo demostrando mayor bravura que
sus antecesores, arrancándose tan fuertemente a los caballos que ocasionó en
una caída estrepitosa varias lesiones a los picadores Ceniza y Zurito.
Sánchez Mejías, en los quites, estuvo monumental y
después cogió los palos, siendo perseguido tan de cerca por su enemigo que
saltaron juntos al callejón, librándose milagrosamente de un serio percance.
No se arredró Ignacio y uno tras otro, sopló tres
soberanos pares que entusiasmaron al público, que llegó a olvidar por breves
instantes la emoción sufrida momentos antes.
Con la muleta, puesto que el toro se puso algo más
difícil, trató de aliviar cuando antes, despachándolo de un pinchazo, una
estocada medio caída y un descabello con la puntilla.
En la enfermería
Al ingresar Joselito a la enfermería de la plaza,
a hombros de su cuadrilla, dijo estas últimas palabras, perdiendo poco después
el conocimiento:
"¡Que llamen a mi médico, que me muero en
Talavera!"
Depositado en la mesa de operaciones fue
reconocido por los doctores, Sres. Luque y Ortega, quienes certificaron que
durante la lidia del quinto toro había ingresado en la enfermería el diestro
José Gómez (Gallito) con una herida penetrante de vientre en la región inguinal
derecha con salida del epiplón, intestinos, vejiga y gran shock traumático y probable
hemorragia interna. Otra herida en el tercio superior e interno del muslo
derecho.
Muerte de "Gallito"
A consecuencia de estas heridas, falleció el
infortunado Joselito a las siete horas y dos minutos de la tarde, sin que los
esfuerzos de la ciencia pudieran hacerle reanimar.
Por el sacerdote D. Francisco Vázquez le fueron
administrados los últimos sacramentos.
El diestro de Gelves murió rodeado de su hermano
Fernando, su cuñado Sánchez Mejías y los individuos de su cuadrilla que estaban
visiblemente emocionados.
La cabeza del toro
Sánchez Mejías mandó cortar la cabeza del toro
“Bailaor” causante de esta desgracia, que ha sido enviada a Madrid para ser
disecada y conservada como triste recuerdo.
Otros detalles
El gobernador civil, Señor. Figueroa, se emocionó
grandemente con la inesperada desgracia y ordenó que la estación telegráfica de
Talavera permaneciera funcionando toda la noche.
Le pusieron telegramas a Rafael Gómez (El Gallo),
al doctor de Joselito, D. Agustín Mascarell y a otros amigos y deudos del
finado.
Esta plaza, donde Joselito ha hallado su muerte,
fue inaugurada por su difunto padre, Fernando Gómez (El Gallo), en el año 1891,
matando él solo toros de D. Enrique Gutiérrez Salamanca".
Dejo en este punto la recolección de los sucesos
de esa prensa regional toledana, para continuar el día de mañana con el otro
diario encontrado.
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