Hace
49 años
La vuelta al ruedo al buen toro “Amistoso” / Cortesía La Aldea de Tauro |
Se
cuenta que los aficionados de esa tarde en Las Ventas disfrutaron de un gran
espectáculo, sobre todo, por la movilidad de los toros mexicanos
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial para
VUELTA AL RUEDO
Luego de habernos metido de lleno en nuestros
archivos sobre la historia del toreo, encontramos que este viernes 22 de mayo
de 2020 se estarán cumpliendo 49 años de que una ganadería mexicana lidiara un
encierro completo nada más y nada menos que en el coso Monumental de Las Ventas
de Madrid y en el marco de la famosa Feria de San Isidro de 1971.
Para abordar este tema, habría que ponerlo en
contexto apuntando que precisamente en el devenir histórico de la Fiesta Brava,
únicamente tres ganaderías mexicanas han lidiado sus astados en cosos de
España.
La primera de ellas fue la tlaxcalteca de Piedras
Negras, la que sin lidiar un encierro completo, pues compartió créditos con la
divisa salmantina de Clairac, mandó sus astados el 21 de julio de 1929 al coso
de Santander, todo gracias a que el empresario español Eduardo Pages montó una
corrida hispano americana en la que actuaron los diestros, el madrileño Marcial
Lalanda, el andaluz Joaquín Rodríguez “Cagancho”, el mexicano Heriberto García,
el también ibérico Manolo “Bienvenida” y el estadounidense Sidney Franklin.
Luego fue la divisa de San Miguel de Mimiahuápam,
enviando don Luis Barroso Barona un encierro completo al coso Monumental de Las
Ventas de Madrid, dentro de la afamada Feria de San Isidro de 1971, el 22 de
mayo, un suceso que, sin duda, hizo historia y del que ya daremos cuenta en
este recuerdo.
Tiempo después y dada la aceptación del ganado
mexicano en los aficionados españoles, el ganadero don Ignacio García
Villaseñor, propietario de los hierros de San Mateo y San Marcos, lidió un
encierro completo sanmateíno en el coso “La Merced” de Huelva el 11 de octubre
de 1986, actuando en tal festejo el mexicano David Silveti, el ecijano Tomás
Campuzano y el murciano José Ortega Cano y, otro en Madrid, en la Feria de San
Isidro, el 24 de mayo de 1987, con los hierros de San Mateo y San Marcos, integrando
el cartel el francés Christian Montcouquiol “Nimeño II”, el mismo David
Silveti, quien con “Huidizo” logró confirmar de manos del galo su alternativa,
y el andaluz Tomás Campuzano como testigo.
Así que la hazaña de San Miguel de Mimiahuápam en
España comenzó cuando un año antes (a principios de 1970) llegaron los toros
enviados por don Luis Barroso Barona a la finca andaluza de Los Alburejos,
propiedad de don Álvaro Domecq y Díez, para aclimatarse y ponerse para su debut
en el ruedo madrileño de Las Ventas, en plena isidrada de 1971.
Tal y como se acordó en el contrato, gracias a las
gestiones entre don Álvaro Domecq y Díez y don Antonio Ariza Cañadillas, el
encierro de la divisa en morado y amarillo se envió por barco, de Veracruz a
Cádiz. Reza la bitácora del viaje que el capitán de la nave acuática “Camino”,
como no pudo cumplir con la ruta establecida debido a que en Veracruz no hubo
carga, decidió irse a Colombia, luego a Venezuela, para después llegar a
Santander y así arribar a Cádiz, por lo que el viaje que estaba programado para
unos días, terminó siendo de todo un mes.
Para que esto se lograra, fue primordial la
intervención del novillero norteamericano Diego O’ Bolguer, quien se echó a
cuestas con gran esmero el cuidado del ganado durante toda la larga travesía.
Los toros iban ubicados en cómodos cajones y durante el viaje fue necesario
bañarlos a diario y, por supuesto, llevar a cabo de manera coordinada la
aplicación del agua y la comida, todo con la intención de conservarlos en peso
para que llegaran en óptimas condiciones.
Aun así, lo pesado, tedioso y largo del viaje que
no estaba calculado, se comenta, provocó serios estragos en los siete astados
enviados, los cuales llegaron a España en pésimas condiciones y, por supuesto,
no aptos para ser lidiados en el serial de San Isidro del 70. De ahí la gentil
aceptación de los señores Domecq -padre e hijo- para que los toros se quedaran
en Los Alburejos durante un año con el propósito de recuperarse y volverse a
poner con todo el tiempo disponible, lo que así sucedió pues los ejemplares
recobraron su fortaleza, su peso, su trapío y fina estampa, respondiendo así
todos y cada uno de los toros a su buena crianza y genética.
De esta manera, se dice, gracias a los pastos del
campo bravo andaluz el encierro se puso en condiciones idóneas para ser
lidiados entonces el 22 de mayo de 1971 en el marco de la afamada Feria de San
Isidro, en el ruedo del coso Monumental de Las Ventas de Madrid, siendo los
encargados de pasaportar este hato, el madrileño Victoriano Valencia, el
mexicano Antonio Lomelín y el sanluqueño José Luis Parada.
Se apunta también que en el reconocimiento previo
al sorteo o apartado de los astados no hubo problema alguno y por ello los
históricos bureles de San Miguel de Mimiahuápam salieron en el siguiente orden:
Abrió plaza el toro marcado con el número 21, de nombre “Hermano”; como
segundo, el 22, “Cariñoso”; en tercer sitio, el 14, “Manito”; de cuarto, el 33,
“Amistoso”, que mereció la vuelta al ruedo; en quinto lugar, el 58, “Cuate” y
cerró el festejo el ejemplar herrado con el número 39, llamado “Amigo”. Todos
cumplieron de manera sobrada en el caballo, con notable bravura y siendo
reconocido su juego.
Fue el compatriota Antonio Lomelín, quien al
segundo astado, “Cariñoso”, le logró cortar una valiosa oreja, la única del
festejo. En su segundo, el quinto, “Cuate”, el espada porteño recorrió el
anillo venteño con fuerte petición de oreja que la presidencia no quiso
conceder y por ello fue abroncado. Al cuarto, “Amistoso”, primero de Valencia,
se le dio la vuelta al ruedo a sus despojos.
Sin duda, se asevera que los aficionados de esa
tarde disfrutaron de un gran espectáculo, sobre todo, por la movilidad de los
toros, lo que hizo más claro el triunfo de la divisa mexicana en suelo ibérico.
Y por si fuera poco, se señala además que, uno de
los toros que conformaban el encierro y que no se lidió, el número 45, de
nombre “Compadre”, se quedó como semental en la finca de Los Alburejos y por
ello se le cambió el nombre a “El Mexicano”, lo que se constituyó en un caso
único en la historia del toreo y del toro de lidia pues lo normal que es que la
simiente llegará a América procedente de España y no a la inversa, tal como
sucedió en tan singular ocasión. En nuestra siguiente entrega tocaremos
precisamente el tema de ese toro de San Miguel de Mimiahuápam que se quedó en
el campo bravo andaluz como semental.
DATO
Antonio Lomelín a su primero, “Cariñoso”, le cortó una oreja,
la única del festejo. Y al cuarto, “Amistoso”, de Victoriano Valencia, se le
dio vuelta
Para Arturo
Macías: Mayo es de cuádruple festejo
Celebra
lleno de regocijo su alternativa en Aguascalientes y sus confirmaciones en
México, Madrid y Francia
Para el matador de toros aquicalidense Arturo
Macías, mayo se ha convertido en un mes de cuádruple festejo, puesto que el
pasado jueves 7 llegó a 15 años de haberse alternativado en la plaza Monumental
de Aguascalientes. Luego, lunes 11 cumplió 10 años de su confirmación de
doctorado en el coso Monumental de Las Ventas de Madrid. Después, este jueves
21 celebró 14 de haber confirmado su alternativa en la Monumental Plaza México
y 10 de haberlo hecho en el coliseo de
Nimes, Francia.
Fue aquel 7 de mayo de 2005 cuando en plena Feria
Nacional de San Marcos, en el coso Monumental de Aguascalientes, donde se hizo
matador de toros de manos de José Luis Angelino ante la presencia de Israel
Téllez y el salmantino Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”, cuando le fue cedido
el astado “Cortijero” de Xajay.
En 2006, un domingo 21 de mayo, confirmó su
alternativa en la Feria Torista de la Monumental Plaza México, con un encierro
de la ganadería de Barralva, siendo el toro de la ceremonia “Cordobón”, su
padrino el venezolano mexicano Leonardo Benítez y el testigo Guillermo
Martínez.
Ahí fue entonces donde el destino le puso en su
camino al toro “Don Palillo” y después de una emotiva y entregada faena le
cortó las orejas y con ello cimentar lo que sería su primera puerta grande de
“El Encierro” de las nueve que ha conseguido en su historia con el coso de
Insurgentes.
Vino el 11 de mayo de 2010 para que Macías
confirmara su doctorado en la plaza de toros Monumental de Las Ventas de
Madrid, llevando como padrino al madrileño Miguel Abellán y de testigo al
fuenlabreño César Jiménez. El toro de la ceremonia se llamó “Juntaollas” de la
ganadería de Martelilla. Su actuación en aquella ocasión fue digna y dejó buena
impresión.
Del mismo modo, un 21 de mayo, pero de 2010 y en
el coliseo de Nimes, Francia, confirmó su alternativa de manos del galo Juan
Bautista y ante la presencia del madrileño Matías Tejela con toros de José
Vázquez. Aquel día, Arturo destacó por su actitud y valentía estando por encima
de sus astados.
Así que Arturo ha tenido un largo camino lleno de
triunfos y éxitos desde el primer momento, siempre ha contado con el cariño del
público que lo ha apoyado en todas las plazas en que ha realizado el paseíllo.
Por ello, al respecto Arturo Macías señala: “Se
cumple un año más de un día que cambio mi vida para bien, llegué a la Plaza
México lleno de ilusiones, de que podía ser toreo y ese cariño que se me
demostró desde el principio ha sido muy importante, gracias a esta tarde y la
puerta grande conseguida ese día se me abrió el panorama de las grandes ferias
y así poder consolidar mi carrera. Gracias a la afición de la Plaza México por
estar siempre conmigo”.
Desde diciembre
pasado: César Carim se alista en España
El
chaval zacatecano está inscrito en el Centro Internacional de Tauromaquia y
Alto Rendimiento, en Fuentelencina, provincia de Guadalajara
El novillero zacatecano César Carim se reporta
desde España para informar que persiste en su intento de ponerse como torero en
suelo ibérico y que poco a poco se va viendo cómo van reanudando las
actividades en el llamado Centro Internacional de Tauromaquia y Alto
Rendimiento (CITAR), ubicado en Fuentelencina, provincia española de Guadalajara,
donde se encuentra desde diciembre del año pasado.
El reciente lunes el joven espada mexicano estuvo
realizando intensas labores de tienta en El Escorial, Madrid, donde se ubica la
ganadería de Baltasar Ibán, con divisa en rosa y verde, a la que acudió en compañía de los maestros
Luis Miguel Encabo y Juan de Castilla, integrantes de la docencia de dicho
centro de adiestramiento taurino.
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