Simiente
de otras divisas
Memorable tarde de La Punta, con “Armillita”, Solórzano y “Manolete” / ADARBO |
El
ganadero don Francisco Madrazo García Granados muere en 1960 y hereda la dehesa
a sus hijos don Francisco y doña Carmen Madrazo Solórzano
ADIEL
ARMANDO BOLIO
Especial
para VUELTA AL RUEDO
Viene ahora la interesante descripción
complementaria que hizo en la década de los años 60, en el siglo XX, el
escritor Agustín Linares García en su obra “Los Toros en España y México” sobre
la formación de una de las ganaderías pilares en la crianza del ganado bravo en
nuestro país, nos referimos a la dehesa jalisciense de La Punta.
“Se efectúa la tienta por acoso y derribo en dos
‘jeep’, en igual forma se realiza a caballo en España. Fueron los hermanos
Madrazo quienes primero emplearon esta forma segura y práctica de acoso. Se
efectúa sobre un terreno de 1,800 metros de largo por unos 70 de ancho. Es
llano, perfectamente cuidado y sirve además para el aterrizaje de aviones
pesados que continuamente embarcan corridas para distintos puntos de la
República Mexicana.
Con el pie de simiente de esta famosa ganadería,
se han formado otras haciendas de reses bravas, que gozan de buen nombre en el
país.
A causa del fallecimiento del famoso ganadero don
Francisco Madrazo García Granados, acaecido en la ciudad de Guadalajara,
Jalisco, el 11 de febrero de 1960, heredaron la ganadería de La Punta sus hijos
don Francisco y doña Carmen Madrazo Solórzano, incluyendo hierro, divisa y antigüedad.
Sería interminable la lista de toros bravos de
esta vacada desde su fundación. Anotemos que continúa lidiando en las
principales plazas de toros de la República Mexicana, con el beneplácito de la
afición. Recordemos entonces la corrida celebrada en Monterrey, Nuevo León, el
23 de octubre de 1960, misma en la que le cortaron las orejas a los seis
astados, habiendo actuado Félix Briones, el portugués Manolo Dos Santos y
Joselito Huerta, quien además por su parte logró cortar una pata.
El 14 de enero de 1965 en la plaza de toros El
Toreo de Cuatro Caminos, obtuvo esta famosa vacada otro grandioso triunfo, en
que actuaron Luis Procuma, el rondeño Antonio Ordóñez y Joselito Huerta, en la
cual el espada ibérico realizó una extraordinaria faena al toro llamado
‘Cometa’, número 17, que pesó 562 kilos, sobrepasando los 500 kilos todo el
encierro. Fueron los toros al caballo, con gran pujanza, acusando raza, así
como su trapío y bella estampa. Fue por cierto, la última corrida que el torero
español toreo en suelo mexicano”.
Cabe señalar que La Punta debutó en El Toreo de la
Condesa, de la Ciudad de México, el 10 de agosto de 1924, con una corrida mixta
en la que actuaron el matador Manuel Navarro Escalante “Navarro de Brenes” y
los novilleros Juan Espinosa “Armillita” y Porfirio Magaña. Y mandó al mismo
coso su primera corrida formal el 23 de enero de 1927, estando en el cartel el
sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”, el madrileño Marcial Lalanda y Emilio
Méndez.
En la misma plaza de la colonia Condesa, el 27 de
enero de 1935, durante la décima segunda corrida del serial mayor, el toledano
Domingo Ortega, anunciado en mano a mano con el maestro Fermín Espinosa
“Armillita Chico”, lidió al toro punteño “Judío”, el más pesado que se ha
lidiado en la capital del país, con 803 kilos. En tanto, “Armillita Chico” le
cortó el rabo a “Bordador”.
La tarde del 16 de enero de 1946, también en El
Toreo de la Condesa, en la décima segunda corrida de la campaña, tuvo lugar la
memorable tarde en que La Punta alcanzó un gran éxito cuando el mismo
“Armillita Chico” le cortó los rabos a los toros “Consentido” y “Pituso”, en
tanto que Jesús Solórzano le “tumbó” un valiosa apéndice a “Batanero”, dando
vuelta al ruedo con sus alternantes y el ganadero don Francisco Madrazo García
Granados. Y el cordobés Manuel Rodríguez “Manolete” le cortó el rabo a
“Molinero”.
El 6 de abril de 1969, en la décima segunda
corrida de la Temporada Grande en la Monumental Plaza México, La Punta lidió el
encierro más pesado en la historia del coso, llegando a tener un promedio de
577 kilos. En el cartel estuvieron el español Luis Segura, quien lidió al toro
más pesado de esa tarde, “Tres Rayas”, con 636 kilos, Jaime Rangel y Gabino
Aguilar.
Y finaliza Linares García: “Ni que decir tiene,
que dada la afición, conocimientos y entusiasmo que le legó el autor de sus
días, siguió su propietario don Francisco Madrazo Solórzano, presentando
grandes corridas de toros en todos los ruedos en que lidió su ganado”.
Al fallecer en 1960 don Francisco Madrazo, como
apunta la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, hereda la
ganadería a sus hijos Francisco y Carmelita, pero a causa de diferentes
problemas y malos manejos, la dehesa viene a menos hasta que desaparece todo el
ganado.
Fue entonces que en diciembre de 1997, don Pedro y
José Vaca Elguero adquieren la hacienda y su fierro, así como 200 hectáreas,
desde luego sin ninguna cabeza de ganado original. Como homenaje a la tradición
de una de las ganaderías más emblemáticas del campo bravo mexicano, la Hacienda
se reconstruye totalmente.
El ganado actual proviene de la ganadería de Vaca
Hermanos, con una simiente procedente de Teófilo Gómez, De Santiago, San Martín
y San Miguel de Mimiahuápam, así como dos sementales españoles de Joaquín
Buendía, del encaste Santa Coloma.
En 2006 se forma una sociedad anónima y los
actuales dueños de la ganadería son Carlos Allende, Diego Argüelles, Pablo
Carrillo, Felipe Franco, Arturo Ramírez, Pedro y José Vaca.
La presentación de La Punta con los nuevos dueños
fue el 6 de mayo de 2005 en el coso Monumental de Aguascalientes y el 14 de
diciembre del mismo año se presenta en la Monumental Plaza México. Y en 2016 se
adquirió un lote de vacas, dos sementales y 15 utreros del encaste Parladé vía
Juan Pedro Domecq, provenientes de las ganaderías nacionales de Santa María
Xalpa en su mayoría y de La Joya.
En nuestra siguiente entrega tocaremos el
apasionante tema que concierne a la ganadería madre de la cabaña brava
mexicana, la de San Mateo.
DATO
El 27 de enero de 1935, en El Toreo de la Condesa, Domingo
Ortega lidió al toro “Judío”, con 803 kilos, el más pesado lidiado en la Ciudad
de México
Al cabo de tres
años del grave percance: Antonio Romero podría ser operado de nuevo
El
espada zacatecano tiene nueve cornadas, varias muy graves, pero ni eso mella su
vocación, es un ejemplo de vida
Fue el 19 de marzo de 2017, en la Monumental Plaza
México, cuando un toro de la legendaria ganadería de Piedras Negras le pegó una
grave cornada en el recto al diestro zacatecano Antonio Romero, quien después
de varios meses de dolorosa rehabilitación volvió al campo bravo y, poco
después, a los ruedos de manera formal.
Por ello, al cabo de tres años de ese duro
percance trance, el valiente espada ha tenido que lidiar las secuelas, pues aún
está latente una nueva intervención quirúrgica.
A pesar de que su calidad de vida no decreció,
diariamente debe tener cuidados específicos como hacer mucho ejercicio, lo que
lo convierte en un ejemplo y, al respecto, Romero apunta: “A raíz de la cornada
llevo muchos cuidados, porque ese tipo de lesiones traen consigo muchas
secuelas. Forzosamente debo correr todos los días ocho kilómetros, porque tengo
intestino perezoso, de tal forma que apenas cuando voy por el kilómetro cinco
comienzo a sentir vivos los intestinos, como si fueran de bulbos y tuviera que
calentarlos”.
En diciembre -continúa Antonio- “mientras corría
comencé a sentirme raro, incluso tuve sangrados leves, lo que me llevó a hablar
con el doctor que me mandó a hacer diversos estudios. A la par de la fibrosis
que tengo en el colon hay que ver el porqué del sangrado. Para no viajar a la
Ciudad de México por la crisis sanitaria, el doctor Juan Carlos López, quien me
atiende, me recomendó aquí en Zacatecas un lugar para realizarme el examen, lo
que hice en enero. Todavía no es seguro que tengan que volverme a intervenir
quirúrgicamente, pero el riesgo de ingresar al quirófano ahí está”.
A pesar de las molestias, el torero se echa para
adelante: “Esas molestias diarias no son dolorosas, sabes que ahí está la
lesión pero te acostumbras a vivir con ella. En esta profesión debes tener
vocación, fe y paciencia. Una cornada no te puede quitar de esto que amas con
toda el alma. He tenido oportunidad de platicar con toreros que han pasado por
algo similar y coincidimos en que la carrera taurina es de gran pasión. Muchas
veces me han preguntado por qué no tiro el arpa, pero estoy convencido de que
cuando trabajas por algo y lo haces con firme determinación obtienes grandes
recompensas”.
Antonio Romero tiene en su colega cacereño Emilio
de Justo, su amigo y un ejemplo a seguir: “Conocí a Emilio en España y nos hicimos
amigos. Su caso es muy interesante porque lleva 14 años de alternativa y fue
hasta aquella tarde en Mont de Marsan, Francia, con los toros de Victorino
Martín que cuajó una gran tarde, como otras que había firmado y se le abrieron
las puertas”.
En tanto, a causa del Covid-19, el torero
zacatecano busca lugares solitarios para ejercitarse: “Debo hacer mucho
ejercicio por salud, por vida. Entonces me salgo a correr a un bosque cercano
que siempre está solo, no quiero molestar a nadie y tampoco que me molesten.
Después entreno de salón en una cancha de futbol abandonada. En casa hago pesas
y también entreno. Todo esto lo hago atendiendo los protocolos de salud”.
Antonio Romero, quien en septiembre próximo
cumplirá 10 años de doctorado, lleva en su cuerpo las huellas de nueve cornadas
y tres fracturas, pero más grave ha sido que debido a la pandemia ha perdido
varias fechas que tenía firmadas en nuestro país, además de otras en España,
donde tenía programado viajar el próximo mes.
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