No
hay espacio para el desánimo, ni para la renuncia
El
catalizador fue la cumbre de figuras promovida por Andrés Roca Rey, que tantos
seguidores ha tenido luego en todos los estamentos: hay que salvar la temporada
2020, dejándonos de lamentos y rodeos, renunciando incluso a algunas cosas que
en tiempos de normalidad serían irrenunciables. Y a raíz de ahí se van
multiplicando las iniciativas. Si todo es se lleva a buen puerto, con unidad,
con altura de miras y sin oportunismos, no habrá Gobierno que pueda con el
mundo del toro.
Redacción
TAUROLOGIA.COM
Hay que poner en valor todo lo que significa que
la campaña #MinistrodeCensura, promovida por las primeras figuras, haya sido
tendencia mundial, primer trending topic en España en las redes sociales. Y lo
decía de forma incontestable: Toreros, ganaderos, profesionales y afición,
TODOS UNIDOS para conseguirlo. La Cultura no se censura, @rodriguezuribes. Sea
el ministro de todos, no sea el #MinistroDeCensura @culturagob.
Y es que desde que las figuras, reunidos en casa
de Roca Rey, dijeron su “basta ya”, la cosa ha cogido una dinámica nueva. Y lo
primero, en la opinión pública. Enrique Ponce no se ha dado con rodeos, lo ha
denunciado con claridad: “A mucha gente del Gobierno le gustan los toros y no
están dando la cara”. Pero tampoco se calló El Juli: “Ningún Gobierno debe
dejarse llevar por la ideología en nuestra profesión”. Y a todo eso, Manzanares le puso nombres:
"El silencio de Ábalos y Carmen Calvo con los toros es un error".
Y lo que es mas importante: en aquella cumbre de
las figuras se comprometieron, si hacia falta,
a actuar en festejos sin público, o con ese ridículo minino del 1 por 9,
con las cámara de televisión. Todo antes de dejar la temporada absolutamente en
blanco.
Por eso resulta de toda lógica que se hayan
comenzado a proponerse iniciativas. Desde la de Tauroemoción, decidido a que,
cuando las circunstancias de la epidemia lo permitan, ofrecer su feria de
Burgos, aunque sea en otras fechas. O como ha dicho Victoriano del Río: si hace
falta se organizan corridas fuera de fecha en plazas cubiertas. Y así hasta
ANOET, que se ofrece a la Junta de Andalucía organizarle ocho corridas de
toros, una por provincia.
Frente a los pusilánimes de lo “políticamente
correcto”, como denunciaba Enrique Ponce, la realidad taurina tiene unos
números incontestables, de los que se han olvidado la vicepresidenta Carmen
Calvo o el ministro Abalos, tan fervorosos taurinos hasta que llegaron a la
poltrona.
Por ejemplo, la Comunidad de Madrid perderá 414
millones de euros sin la temporada taurina, según datos de la propia Comunidad
de mayo del año pasado: cuatro veces más que lo genera el cine español, unos
100 millones, en todo el país, como ha recordado desde las páginas de
Mundotoro.com. ¿En épocas de vacas flacas esta aportación a la riqueza de
nuestros pueblos y ciudades es algo baladí?
Desde luego, para los fervorosos antitaurinos, que
se integran hoy en el Consejo de Ministros, todo vale, aunque constituya un sin
sentido, como, sin ir más lejos, resulta dejar desasistidos de protección
social --a la que tienen derecho-- a muchos profesionales taurinos.
Pero cuando se camina por la vida con las gafas
del animalismo extremo, la vida se ve de otro color, aunque ni responda a la
realidad de España, ni por supuesto tenga fundamento constitucional adecuado,
como bien dejó claro el Tribunal Constitucional en sus sentencias en el caso de
Cataluña y Baleares.
Por eso el mundo del toro --parece que por primera
vez unido-- hay que trabajar de firme ni pude bajar la guardia, ni debe
abandonar su empeño. Como sea, con restricciones, pero la Tauromaquia tiene que
seguir estando viva también en años de pandemia. Las primeras figuras han
marcado un buen camino; ahora hace falta continuar con constancia, contra
viento y marea.
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