Manuel
Díaz mantuvo este jueves un encuentro a través de las redes sociales con sus
seguidores y les confesó su indignación por el trato que recibe la tauromaquia
desde la esfera política
S. T.
Diario ABC
de Sevilla
Manuel Díaz «El Cordobés» compartió ayer un
encuentro con sus seguidores a través de las redes sociales de la empresa
Tauroemoción, encargada de representarle en su vuelta a los ruedos. El torero,
a sus 51 años, tenía previsto volver a vestirse de luces en esta temporada 2020
tras haberse retirado hace dos años por unas complicaciones físicas en sus dos
caderas.
«Es lamentable la manía persecutoria que hay hacia
el toreo y la falta de respaldo por parte de las autoridades», así de tajante
se mostró Manuel Díaz «El Cordobés». En una entrevista realizada por la periodista
burgalesa Leticia Ortiz, no eludió ningún tema, especialmente a la hora de
hablar de la situación actual por la crisis del coronavirus.
«Lo que más me preocupa, como español, es la
situación de todas esas familias que han perdido a un ser querido, todos los
que están muriendo por culpa del virus y la gente que está perdiendo sus
empleos, que se quedan sin ingresos... eso me entristece muchísimo», reconocía
Manuel Díaz.
Pero concretando sobre la situación que atraviesa
la tauromaquia, «El Cordobés» no escurre tampoco el bulto al reconocer que: «Me
duele muchísimo que se nos trate cómo se nos está tratando, esa manía
persecutoria y esa falta de respaldo en una época en la que ya no se nos
reconoce como el segundo espectáculo de masas que somos, y todo es política y
más política».
«No hay que olvidar toda la gente que vive del
toro, la riqueza que generamos y que, además, lo que hacemos está amparado por
la ley, que somos cultura igual que el cine, el teatro, la literatura... y como
tal creo que se nos debería tratar, y no con ese ninguneo que parecemos que no
pintamos nada», apostilla.
Este año iba muy especial para él, pues iba a
reaparecer después de dos años en blanco tras someterse a una operación en sus
dos caderas, en las que se ha implantado sendas prótesis para paliar una lesión
que ya le impedía hasta hacer vida normal.
«Llegó un día que no podía bajar ni las escaleras
de mi casa. Ahí decidí parar. Y es que más que al toro le tengo mucho miedo al
ridículo. Y yo, por respeto al que paga en taquilla, para torear tenía que esta
al cien por cien», manifestaba.
«Luego gracias a Dios las operaciones fueron
perfectas y mi recuperación ha ido de maravilla, tanto que igual que dije a mi
familia que paraba luego les anuncié que quería volver, que una lesión no podía
acabar con mi carrera. Ahora estoy mejor que nunca, entreno cinco horas diarias
y esta vuelta a la actividad me ha dado vida, me mantiene con espíritu, joven e
ilusionado».
«El Cordobés» es consciente de su significado en
el mundo de los toros, de la importancia que posee en el circuito de las ferias
pequeñas y plazas de tercera, de ahí que haya vuelto a reivindicar la
importancia de los pueblos en la tauromaquia.
«La base del toreo está en los pueblos. Para que
un chaval llegue a una ciudad, a una feria grande, ha debido tener un rodaje.
Ahora veo a los chavales que son espartanos, que con apenas bagaje van a plazas
de tremenda responsabilidad. Eso no puede ser. El oficio es la base para coger
técnica y recursos. Por eso son tan importantes esas plazas que son el pulmón
de la fiesta», manifiesta.
«Y en esas plazas serán donde yo vuelva. Pero sé
que hay quien me necesita, y por ellos trabajo todos los días, para que cuando
llegue el día vean al Manuel Díaz de siempre. No sé si duraré una, cinco,
veinte o cincuenta corridas, pero lo que dure está claro que lo haré con la
máxima honradez de siempre», concluyó.
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