Joselito
no dejó de comparecer en Sevilla –en la Maestranza y después en la Monumental-
desde su presentación como novillero hasta poco antes de la fatídica tarde de
Talavera
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario
CORREO DE ANDALUCÍA
En apenas nueve días –el próximo 16 de mayo- se
cumplirá un siglo exacto de la trágica muerte del diestro sevillano José Gómez
Ortega ‘Gallito’ en Talavera de la Reina. La historia es sabida y la
refrescaremos estos días en distintas entregas que se unirán a otras muchas
publicadas anteriormente en El Correo. Todas han servido para trazar la
semblanza humana y taurina del coloso de Gelves, que murió hace cien años víctima
del toro ‘Bailaor’. Había caído el que era tenido por ‘Rey de los toreros’...
Gallito lo fue todo en el toro. Además de alumbrar el camino por el que
acabaría transitando el arte de torear, sentó las bases de la crianza y la
selección ganadera; marcó las pautas organizativas del negocio taurino y hasta
alentó la construcción de plazas monumentales. Capítulo aparte merece el
inmenso y efímero coso de San Bernardo, erigido en la estela de la revolución
regionalista que mudó la piel de la ciudad. No sobrevivió a la vida de su
inspirador...
No hay que olvidar su simbiosis con otro creador
fundamental para entender los modos que estaban por venir. Y es que la figura
de José es inseparable de la de Juan Belmonte y seguramente complementaria. El
diestro trianero fue el contrapunto de Joselito. Juntos marcaron a fuego
aquella breve Edad de Oro del toreo que acabó sentenciada en Talavera... En el
toreo del menor de los Gallo se resume toda la historia, todos los hallazgos de
la historia del toreo anterior. Pero Joselito no fue una antología del pasado
sino un nexo comprometido con el futuro. El gran diestro de Gelves anunció la
ligazón –piedra angular del toreo moderno- y puso las bases de lo que desde
entonces se entiende por una primera figura. La regularidad, el sentido de la
responsabilidad y la superioridad profesional de José contrastan con la
desigualdad y genialidad de Belmonte que sí abre nuevos caminos estéticos a ese
arte que cambia de acepción: de habilidad u oficio a vehículo de expresión
artística.
Y Sevilla...
Hablar de Gallito es hablar de Sevilla, del campo
que fue y hasta de sus devociones, con la Esperanza Macarena a la cabeza. Pero
nos interesa ahora refrescar la memoria de sus actuaciones en la plaza de la
Maestranza y, cómo no, en esa efímera Monumental por él alentada de la que sólo
queda un exiguo testigo arquitectónico en la actual avenida de Eduardo Dato.
José debutó como novillero en el coso del Baratillo el 23 de junio de 1912,
mano a mano con Limeño, su pareja novilleril, y ante un encierro de Moreno
Santamaría. El mismo cartel, con reses de Agüera, se repitió al día siguiente
–día 24 de junio- y volvería a programarse los días 25 y 26 de julio con ganado
–nuevamente- de los Moreno Santamaría y Salas. Gallito y Limeño aún repetirían el
‘vis a vis’ el 12 de agosto con novillos de Miura. Tres días después, el día de
la Virgen, Joselito se encerraría en solitario con seis ejemplares de distintas
ganaderías a beneficio de la Hermandad de la Macarena, que pagó parte de la
fastuosa corona de oro de la joyería de Reyes con el producto de este festejo.
La alternativa se había programado el 15 de
septiembre de aquel 1912 en Madrid. Un percance inoportuno retrasó el doctorado
al día 27 en el mismo ruedo pero las inclemencias meteorológicas forzaron la
cesión de trastos, el día 28, en la plaza de la Maestranza de manos de su
hermano Rafael y en presencia de Antonio Pazos con la ganadería talismán de
Moreno Santamaría. El mismo cartel se repitió el 29 con reses de Surga, dejando
para el 30 el mano a mano de los hermanos Gómez Ortega con ganado de Salas.
1913 fue la primera temporada completa de Joselito como matador. El 23 de
marzo, Domingo de Resurrección, volvió a la plaza de la Maestranza, mano a mano
con Bombita, para despachar un envío de Trespalacios. En la Feria de Abril
alternaría en las tres tardes con su hermano Rafael en unos carteles
completados, sucesivamente, con los nombres de Cocherito de Bilbao, Bombita y
Bombita III. Hubo que esperar a 1914 para que, por fin, se viera las caras con
Juan Belmonte ante un encierro de Miura que acabaría propiciando un gran
triunfo del trianero. Fue en la cuarta corrida de las cinco que había
contratado en aquella Feria en la que también actuaron Rafael, Gaona, Paco
Madrid y Bombita.
Un nuevo tiempo en el toreo
La Edad de Oro ya estaba en su apogeo en 1915.
José contrató cinco corridas y en cuatro de ellas alternó con Belmonte,
incluyendo dos ‘mano a mano’ consecutivos con toros de Santa Coloma y Gamero
Cívico. Ese ‘vis a vis’ se reeditaría con un encierro de Murube en la feria de
San Miguel, que vería actuar a la pareja una tarde más con Rafael el Gallo por
delante. Pero el hito de aquel año –que resultó apoteósico- fue la encerrona en
solitario del día 30 de septiembre en la que corto la primera oreja https://elcorreoweb.es/toros/joselito-primera-oreja-en-sevilla-EA6310107
que se concedía en la historia de la plaza de la Maestranza.
Los públicos sólo querían ver el contrapunto de
José y Juan, que vuelven a verse anunciados en la plaza de la Maestranza en la
temporada de 1916 cinco tardes consecutivas durante el ciclo abrileño con el
complemento de Gaona y Vicente Pastor. Pero Joselito aún volvería en
septiembre, acartelado con El Gallo y Saleri, y llegaría a torear una atípica
corrida benéfica el 5 de noviembre. La pareja de colosos volvió a verse las
caras en una única tarde de la Feria de Abril de 1917 con Rafael de cabeza de
cartel. La misma terna repitió el 17 de mayo en una corrida organizada a
beneficio de la Asociación Sevillana de Caridad pero Gallito también se apuntó
el 24 de junio para despachar –él sólito- seis de Carmen de Federico en una
corrida organizada para la Asociación de la Prensa.
De la Maestranza a la Monumental
José se contrató en abril de 1918 con la empresa
de la plaza de la Maestranza. Aquel año brilló por su ausencia la figura de
Belmonte, precariamente suplida con nombres como los de Gaona, Fortuna o
Camará. Pero esa temporada se iba a producir un acontecimiento trascendental:
fue la inauguración de la Monumental inspirada por Joselito. Después de no
pocos contratiempos, fue estrenada el 6 de junio por su impulsor compartiendo
cartel con Curro Posada y Fortuna. Su rival y amigo Juan Belmonte quedaría aún
alejado de ese inmenso recinto que se levantaba en la actual avenida de Eduardo
Dato. Y allí volvería Gallito en las tres corridas organizadas con motivo de la
Feria de San Miguel, paralela a la que se celebraba en el histórico coso maestrante.
No faltaron dos festivales en el flamante coso con la participación del diestro
de Gelves. El primero, organizado el primero de noviembre como homenaje a los
picadores, contó con el propio Gallito oficiando de varilarguero y ayudando al
becerrista Pepito Maera a despachar una res. El ocho de diciembre se celebraría
otro festejo mucho más resonante íntimamente ligado con el proceso material y
humano que desembocó en la coronación canónica de la Virgen del Rocío que
detallamos en un reportaje anterior. https://elcorreoweb.es/toros/gallito-pabon-y-el-rocio-centenario-de-un-festival-BB4560838
En 1919 se organizaron dos temporadas paralelas
con dos empresas operando y compitiendo por separado en la Monumental y la
Maestranza. Se llegó a dar el hecho insólito de celebrar dos alternativas casi
simultáneas en la tarde del 28 de septiembre. Fueron las de Chicuelo, otorgada
por Belmonte en el Baratillo; y la de Juan Luis de la Rosa, que concedió
Gallito en la Huerta del Rey. Uno y otro coloso, de alguna manera, se habían
convertido en los mascarones de proa de cada plaza. Gallito, que no actuó ese
año en la Maestranza, encabezó los carteles de diez de las once corridas
organizadas en la Monumental; Belmonte no estuvo en ninguna de ellas. A José
aún le quedaron ganas para organizar un festival otoñal para la Macarena.
Las cosas cambiaron en 1920, la última temporada
activa de la Monumental. Los vericuetos de la política taurina pusieron a ambas
plazas bajo la misma batuta empresarial. José abrió fuego en la Maestranza el
día 19 de abril, estoqueando un encierro de Tamarón con los hermanos Belmonte
para pasar a la Monumental el día 21 junto a Manolo Belmonte y su cuñado
Ignacio. Pero la fecha del 22 tuvo una significación especial. José coincidió
por fin con Belmonte en la Monumental alternando con Chicuelo. Repetirían al
día siguiente delante de la reina Victoria Eugenia que también se subiría al
Palco Real de la Real Maestranza para asistir a la última tarde que
compartieron ambos ases en Sevilla. Fue el 28 de abril, mano a mano, y con los
toros de Guadalest. Una reina, dos ases; sólo les quedaban seis paseíllos
juntos...
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