Rafael
Gómez Ortega Nació accidentalmente en Madrid en 1882. Murió en Sevilla, el 25
de mayo de 1960, hace ahora 60 años. Apodado Gallito, el Gallo y después el
Divino Calvo.
JOAQUÍN
HERRERA
Diario CORREO DE ANDALUCÍA
Rafael Gómez Ortega fue un personaje bohemio, un
artista, desprendido y generoso, comprensivo con una vida aventurara y azarosa,
plagada de divertidas anécdotas. Pero fue sobre todo un gran torero de sublime
calidad, genial, elegante y variado. Único. Humano. Sencillo. Conversador
formidable.
Dirá Ortega y Gasset en su Tratado Taurino: La
historia del toreo está ligada a la de España, tanto que sin conocer la
primera, resultará imposible comprender la segunda.
Es un hecho de evidencia arrolladora que, durante
generaciones, fue, la Fiesta, la cosa que ha hecho más felices a mayor número
de españoles... Sin tenerlo con toda claridad, no se puede hacer la historia de
España desde 1650 a nuestros días.
Sin Rafael el Gallo, no se entiende la
tauromaquia. Con Rafael el Gallo se ama la cultura del toro.
"Se ha muerto un mundo. El mundo de Rafael
"el Gallo", el mundo de la fantasía, el de la torería. Escribía
Antonio Díaz Cañabate, 26 de Mayo de 1960.
Rafael Ríos Mozo, en su libro Tauromaquia
fundamental, escribe: "El Gallo ha sido el torero más genial de todos los
tiempos...
Jose María de Cossío indica: "Rafael el Gallo
ha ejecutado todas las suertes del toreo y las ha ejecutado no sólo a la
perfección, sino impregnándolas de un sello personalísimo, una gracia y un
donaire, no ya insuperables, sino incopiables, inigualables.
Federico Alcázar, en su libro sobre Sánchez
Mejías, en 1922, refleja:
“Hay toreros que creen que el arte debe ser
sobriedad, intensidad, dominio, eficacia, honradez, serenidad, emoción, algo
fuerte, profundo y entrañable, como Vicente Pastor, y hay otros que estiman que
el arte debe ser gracia, donaire, garbo, adorno, alegría, floreo, visualidad,
una nota brillante de color, de pompa, de ornamentación decorativa externa y
fugaz, como Rafael el Gallo”
Escribía “Selipe”:"Rafael rechazó
catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas. Sus suertes no se
comprendían en lo definible, ni sus actuaciones dentro de lo regular: era
imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a
predicciones los inequívocos alardes de valor y los celebrados eclipses del
mismo. Tan genuinamente único era en su toreo Rafael "El Gallo" que
anduvo solo y revistió de inverosimilitud su imitación. Al lado de la gran pareja
de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vivió su carrera
diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos. No le
estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor
esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas. SELIPE, 17 de
Julio de 1957.
Anécdotas:
1.-En tanto se desnuda, de vuelta de una corrida
en que le han echado un toro al corral, sus íntimos creen el caso de
consolarle:
-¡Era un marrajo!
-¡El condenado se acostaba por el lado derecho!
-¡Se iba al bulto!
-Además decía otro, se llamaba Verdugo.
A lo que el Gallo replica serenamente:
-Y por mí, todavía se llama...................
2.- Una tarde, en la plaza de Madrid, Rafael hizo
con el primer toro una de las peores faenas de su vida. Llovieron almohadillas
al ruedo, y el público, indignado, se hartó de chillarle. Cuando el Gallo,
compungido por el fracaso, volvió a la barrera, Vicente Pastor, que le estimaba
mucho, se creyó en la obligación de dirigirle alguna frase de consuelo, y le
dijo:
-¡Hay que ver cómo está el público esta tarde,
Rafael!..........
Y el Gallo le respondió rápido:
-Para vosotros, colosal. ¡Ya los he dejao a tos
roncos!
3.-Con un brindis al Capitán General de Sevilla
éste le concedió la absoluta, es decir la licencia que eximía por completo del
servicio militar. “Con un brindis hice yo todo el servicio al Rey” cuenta
Rafael.
Al mismo Capitán General le brindó un toro que
después se negó a matar.
4.-No se debió de enterar de que habla estallado
la Guerra Civil, pues cuando ya se llevaban más de cuatro meses de contienda,
preguntó: Oiga, amigo: ¿qué es lo que pasa con tanto soldados?
5.-En sus innumerables viajes al continente
americano, exclamó: América, la conozco de pitón a rabo. Nueva York es un
cerebro. Trenes por arriba...trenes por abajo...
6.- Don Antonio Maura le comentó: “la verdad que
la profesión de ustedes requiere mucho valor” y Rafael le contestó: “Pues anda
que la de usted
7.-Cuando se impusieron los petos, Rafael protestó
de la medida al delegado de plaza: “Pero usted se cree que se puede picar a los
toros con los caballos disfrazados de Felipe II”
8.- Después haber toreado un festival, en la
Maestranza le manifestaron que estaba muy agradecidos y querían hacerle un
regalo. “No se preocupen, no se gasten ustedes nada, apúntenme a maestrante.
9.-En una ocasión que iba a torear en una plaza de
Andalucía Rafael El Gallo le pidió a un amigo que le buscara una pensión
apartada, para no tener que soportar a la gente. Eso sí, le pidió que fuera
limpia.
Cuando llegó se encontró en la cama una chinche;
el fondista le aclaró que estaba muerta.
A la mañana siguiente le preguntó el dueño de la
pensión si había pasado buena noche y si le había molestado algún insecto.
Rafael le contestó «la chinche muerta no me ha
molestao, pero las que han venido al entierro se han cebao conmigo».
10.-Acababan de celebrarse las corridas de la
feria de Córdoba. Rafael El Gallo regresaba en el tren a Sevilla. Durante el
trayecto, en el pasillo del coche-vagón tropezó con un amigo que, desde Madrid,
se dirigía también a Sevilla.
Tras saludarse efusivamente, recayó la
conversación sobre las corridas de Córdoba. Fue el amigo preguntando al Gallo
por la actuación de todos los diestros que en ellas tomaron parte, así como el
juego que había dado el ganado. Al fin le dijo:
— Y tú, ¿qué tal has estado? ¿Qué opinaba el
público de tu actuación? A lo que el Gallo contestó con seguridad:
— Pues mira, de mí sólo sé decirte que las
opiniones quedaron divididas.
— ¿Entre tú y el “Bomba”? – preguntó el amigo.
— No –respondió Rafael–. Que unos se metían con mi
madre y otros con mi padre.
11.-Rafael El Gallo dilapidaba su dinero. No era
extraño que cogiera taxis e indicara que a Paris. ¿A la calle Paris?, le
preguntaban los taxistas. No a Paris de La France, decía el Gallo.
12.-En sus últimos tiempos le tuvieron que hacer
una corrida homenaje y le preguntaron a Juan Belmonte que como debían
entregarle el dinero, si anual o mensualmente. Belmonte contestó que ni
siquiera semanalmente, que a diario y a ser posible la mitad por la mañana y la
otra mitad por la tarde.
13.-Valladolid. Antiguamente, se tenía por
práctica habitual anunciar seis toros para dos toreros.
Habiendo matado El Gallo el primero de su lote, no
había tenido el ilustre torero mucha suerte y su actuación había sido más bien
gris. En esto que un espectador comenzó a increparle duramente a la muerte del
toro y gritaba:
– A la cárcel, a la cárcel con El Gallo.
A lo que Rafael, consciente de que aún le quedaban
dos toros encerrados, respondió:
– A la cárcel... ¡qué más quisiese yo con lo que
me queda ahí dentro!
14.-Terminó de torear en La Coruña e
inmediatamente exclamó: «Ya estamos en Sevilla». Alguien le replicó: «pues no
está lejos Sevilla», ante lo que el torero sentenció: Sevilla está donde tiene
que está, lo que está lejo es La Coruña...
15.- Belmonte tenía predilección por Rafael el
Gallo:
-Don Juan, ahora, ¿qué clase de torero ha sido
Rafael el Gallo?
-Rafael el Gallo ha sido el inventor del toreo. Te
lo voy a explicar: Lagartijo, dicen, que fue un fenómeno; Guerrita, muy
poderoso; a los demás ya les vi yo y no me lo tuvo que contar nadie. Rafael el
Gallo, ¡Rafael!, éste inventó lo que se llama el toreo moderno, porque tú sabes
que en aquella época se dedicaban más a lidiar el toro, no a torearlo, que es
distinto. Cuando Gallito y yo llegamos al toreo, ya lo había inventado Rafael,
que, además, ha sido el que mejor ha toreado de toda la historia"
16.- Rodolfo Gaona a Rafael Ortega, Gallito:
Mi abuelo, por la enfermedad, no puedo desplazarse
desde Sevilla y escribió una carta a Lagartijo, donde le decía: "Querido
amigo y compañero Rafael: Va un chiquillo mío a torear a Córdoba. Quiero que le
veas y me des tu parecer". Pasados diez o doce días se recibió una carta
en Sevilla con el siguiente texto: "Querido compañero y amigo Fernando:
Ayer vi torear a tu chiquillo y paso a decirte que si se cae de un quinto piso,
cae torero. Un abrazo de tu amigo y compañero, Rafael Molina, Lagartijo
17.- El Gallo había tenía en su cuadrilla un
personaje conocido como Marchena. No era banderillero, pero tenía acceso al
círculo más estrecho del maestro. Lo acompañaba en los momentos anteriores a
las corridas de toros. Se comportaba como un confidente.....Sorprendió a su
mujer, Pastora Imperio, la figura de Marchena.........
18.-¿Se puede saber qué hace este hombre siempre
aquí?
-Hacer, lo que es hacer, no hace nada. Pero
escuchar, escucha muy bien.
19.-Para ser gitano no era muy supersticioso .Si
le molestaba lo indecible la presencia del bicho que llaman escarabajo .Si veía
uno...era un hombre perdido.
Tampoco le gustaban los tíos “permiso” que llevan
la mala pata.
Decía, no tengo superstición tengo miedo. Su
superior y supremo conocimiento del toro, le permitía percatarse antes que
nadie las intenciones malévolas del mismo. Inventar “la espanta”, necesita
mucho arte.
20.-Un gracejo (bronca) dura cinco minutos, una
corná dos meses.
21.-En Estados Unidos decía, un día toree un
búfalo ¡El pobrecillo...era manso ¡
22.-Tenía partidarios...”A mi admirador Marconi”
escribió.
23.-Otro día le engañaron al pagarle una cuenta
21, 21,28... ¿Rafaé tú no has visto cómo te ha contado”? Sí que lo he
visto...pero ha estado gracioso...
24.-A la capilla de la Maestranza le llamaba “La
sala de espera”
25.- El día que Rafael el Gallo no pase por la
calle de Tetuán, no se verá en Sevilla ningún torero. Se podrá tener noticia
por los carteles de que en Sevilla hay todavía toreros, pero no se verán, como
no se vería Sevilla desde el tren a lo lejos, si se hundiera la Giralda.
(«El Gallo y la Giralda», por Gregorio Corrochano,
9 de octubre de 1957).
Bajan del cielo -mirad-
La Dominación y el Trono
Cuando angélico corono
Faena de majestad,
Con diez sobrenaturales
A izquierda y derecha, y tales
Que no me enmiendo ni un pie.
Por mi espalda la muleta
Cambia de ángel e interpreta
El símbolo de la fe.
Gerardo Diego. La Dominación y el Trono.
Rafael el Gallo. De El Cordobés dilucidado
Porque nunca mentía, porque toreaba siempre
de veras
José
Bergamín. De "La claridad del toreo"
Néstor Luján, en su libro Historia del Toreo,
escribe:
"El hombre más mitológico y lunático que ha
dado el toreo. Y a la vez, el más artista, más fecundo, más personal y lleno de
una maestría inédita, con un instinto de genial artista, el hombre que ha
llegado a la gracia del gesto más espontánea, más natural y la vez más inspirada
que se conoce."
Rafael pide una silla.
-¿Silla? ¿Una silla?- De paja.
Ya han encontrao la alhaja.
Ya se sienta en su Sevilla.
¡Cálculo de maravilla!
Tres, de maestro, le ha dado:
Alto, de pecho, ayudado.
En trono de querubines
Y cantando por bajines.
Todos de pie. Y él sentado.
(Gerardo Diego) Sentado en silla. Del libro La
suerte o la muerte.
El mismo Gallito, en “Mi paso por el toreo”, dice:
"Yo no he sabido de ningún torero que,
habiendo conocido a Rafael el Gallo, no haya sido partidario acérrimo suyo. Con
todos los que hablé, incluidos Guerra, Belmonte, Fuentes y tantos otros, me
hicieron grandes elogios de Rafael...................Posiblemente, de los
treinta pases que se dan en el toreo, veinte fueron invención suya. Por
ejemplo, el pase por alto que llamaban "el celeste imperio", las
banderillas al trapecio, las largas cambiadas, el pase con la muleta por la
espalda, el molinete con la mano izquierda, el pase afarolado, el llamado del
"quiquiriquí"..........., y así innumerables suertes del toreo
Clásico como el más clásico, romántico como ninguno, su toreo fue, en suma,
plasticidad y armonía"
Que venga Dios y lo vea.
El que lo ve es Rafael.
Solos en el redondel
Él y Juan. Dios se recrea.
"El Gallo" hizo maravillas:
Quites -largas de rodillas-
Ofreciéndose en exvoto.
Juan sublime a la verónica.
Va a arder la guerra en Salónica.
Y José, en el hule, roto.
Gerardo
Diego. Ayudados por bajo. De El Cordobés dilucidado.
Un solo defecto tenía, era sevillista. Pero en la
ciudad del Betis..., nos lo perdonamos.
Mi padre era de Paco Camino. Ambos toreros tenían
un mérito especial. Ambos tuvieron hermanos muertos en la plaza.
“El
alma es el espíritu del arte”
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