Fue el 7 de mayo de 1922. Aquella fecha quedó
grabada en los anales del toreo por la cogida y muerte del valenciano, que se
había doctorado apenas un año y medio antes y que ya había tomado en aquel
momento el cetro del toreo. A dónde hubiera podido llegar es algo que
"Pocapena", toro del Duque de Veragua, impidió saberlo para siempre.
Mayo tiene fama de mes trágico para los toreros, y
más para los valencianos. En 1922, el que estaba llamado a suceder a Joselito,
el recordado Manuel Granero, caía muerto en la plaza de toros de la carretera de
Aragón, en Madrid, víctima de una terrible cornada propinada por un toro del
Duque de Veragua. La fatalidad truncó la fulgurante carrera de uno de los
diestros de la tierra más importantes.
Era la cuarta corrida de abono, y en ella estaban
anunciados Juan Luis de la Rosa, Manuel Granero y Marcial Lalanda, que
confirmaba alternativa. La expectación era desbordante. En chiqueros aguardaban
tres toros de Albaserrada y otros tantos del Duque de Veragua. “Granero, que
vestía flamante terno negro y oro, salió al ruedo con más voluntad que nunca y
buscando un éxito que creía necesitar, dado el puesto que ocupaba en la
torería”, explica Eduardo Palacio en su crónica de ABC.
De la lidia del que hizo quinto, “Pocapena” de
nombre, del hierro ducal, Palacio escribe: “Al lancear, a Granero no le fue
posible lucirse, porque el bicho, pegajoso y burriciego, se paraba en seco sin
seguir el viaje que el diestro le marcaba. “Pocapena” quedó frente al 2, con la
cabeza hacia el 3, y allí fue Granero a su encuentro, tanteándole con un pase
ayudado, recargando el diestro cuanto pudo; volvió rápido el bicho, y
prendiendo al espada por la parte posterior del muslo derecho lo arrojó contra
la barrera, quedando la cabeza del diestro bajo el estribo, al lado derecho
(del espectador) de la puerta del 3, y como a unos metros de ésta. “Pocapena”
dio sobre el bulto una nueva cabezada, entrando un pitón por el ojo derecho del
herido y levantándolo muy poco del suelo. El cuerpo del diestro se sacudió en
un leve estremecimiento, y los que estábamos cerca adivinamos la catástrofe”.
Con el toro anterior Granero dio la que acabó
siendo la última vuelta al ruedo de su vida, una vida truncada cuando apenas
contaba veinte años de edad. / Redacción APLAUSOS
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