viernes, 29 de mayo de 2020

Nace nuestro gran orgullo taurino

La Monumental Plaza México
La Ciudad de los Deportes así se apreciaba en su nacimiento / ADARBO
Se planeó desde 1939, se presentó el proyecto en abril de 1944, en junio de 1945 inició la obra, en enero de 1946 se acabó y en febrero se inauguró

ADIEL ARMANDO BOLIO
Especial para VUELTA AL RUEDO

Como ya lo habíamos apuntado en nuestras anteriores entregas, el 19 de mayo de 1946 se dio el último festejo taurino en el Monumental coso El Toreo de la Condesa, en la entonces colonia Roma de la Ciudad de México, la primera catedral taurina América Latina y el siguiente 23 de noviembre de 1947 la estructura del mismo coso se pasó a Naucalpan de Juárez, Estado de México, para levantar el coso Monumental El Toreo de Cuatro Caminos.

Sin embargo, antes de este par de acontecimientos, en 1944, se presentó un ambicioso proyecto, idea del visionario don Neguib Simón, para construir lo que sería la llamada Ciudad de los Deportes, misma que albergaría un frontón, una piscina, un estadio de futbol y una Monumental Plaza de Toros, de la que se dijo en esa época que sería imposible llenar. En fin, que la capital del país estaba a punto de “dar a luz”, en 1946, a la nueva y majestuosa catedral del toreo en el continente y que es, hasta ahora, la más grande del mundo. Pero, ¿cuál es su historia? Para ello nos metimos nuevamente a nuestros archivos y esto fue lo que encontramos sobre la Monumental Plaza México.

El llamado gran coso de Insurgentes fue un proyecto creado por el empresario de origen libanés don Neguib Simón Jalife, quien ya desde los años veinte del siglo XX deseaba construir un recinto que recibiera distintas actividades recreativas. Y no sería sino hasta 1939 que se inició la planeación de dicha idea, tras haber comprado el rancho de San Carlos, ubicado cerca de la hacienda de San José, entre las que ahora son las colonias Noche Buena y San José Insurgentes, justo donde se encontraban los hoyos de una ladrillera.

Primeramente, el proyecto incluía la plaza de toros, un estadio, una arena para boxeo y lucha, canchas de tenis y voleibol; una alberca olímpica, boliches, salas de cine, restaurantes, amplios locales comerciales y una zona de juegos de feria. Sin embargo, al final se cuentas sólo se lograron levantar los cosos para festejos taurinos y de futbol.

Debido a lo ambicioso del propósito, don Neguib se fijó en el ingeniero Modesto C. Rolland para que él realizara dicha obra. Fue entonces que el 28 de abril de 1944 se presentó el proyecto y más tarde se llevó a cabo la ceremonia de colocación de la primera piedra frente al entonces regente de la Ciudad de México, don Javier Rojo Gómez, el 1 de diciembre del mismo año, en lo que después fue la manzana donde está enclavada la plaza, siendo así las calles que delimitan al inmueble taurino: Augusto Rodín (la principal), Maximino Ávila Camacho, Carolina y Alberto Balderas. Todo ello fue gracias a la ayuda de los prestamistas, por un lado, de la Asociación Hipotecaria Mexicana y, por el otro, del Banco de Cédulas Hipotecarias.
La construcción de la nueva Monumental se inició con incredulidad entre los aficionados / ADARBO
El señor Simón se encargó de nivelar el terreno para iniciar su construcción, mientras que Rolland formuló las estrategias y planeaciones de trabajo. Las obras entonces comenzaron a finales de junio de 1945 y culminaron en enero de 1946. Sin duda, por lo que se indica, fueron seis meses de intenso trabajo en los cuales un equipo de 10 mil trabajadores y todo el personal de confianza del ingeniero estuvo todos los días y noches en ardua labor para realizar la hazaña Monumental.

De esta manera, el domingo 3 de febrero de ese mismo 1946, el arzobispo Luis María Martínez dio su bendición a la plaza y al ruedo que pronto sería inaugurado, argumentando el prelado que él fue quien dio la primera vuelta al ruedo del nuevo coso, de propiedad privada, mismo que tiene capacidad para 42 mil personas sentadas, pero ha llegado a tener más de 50 mil a causa de otros eventos como los deportivos, los artísticos y políticos.

Se trata de una colosal obra monolítica de hormigón armado y su ruedo se encuentra 20 metros por debajo del nivel de las calles, además de estar rodeada de varios grupos escultóricos, obras del artista valenciano don Alfredo Just, destacándose el impresionante encierro colocado en la parte alta de la Puerta Grande. Cabe señalar que el señor Just tuvo como auxiliar al maestro escultor yucateco don Humberto Peraza Ojeda, quien más adelante adornó el patio principal con sus obras como las de Fermín Espinosa “Armillita Chico”, Carlos Arruza, Eloy Cavazos, Agustín Lara y Mario Moreno “Cantínflas”.

Cabe señalar que durante los siglos XVI y XVII se levantaron plazas de toros con carácter provisional en distintos lugares de la Ciudad de México. Fueron de madera y por ello desmontables. La primera fija que se construye, llamada Real Plaza de Toros de San Pablo, fue en 1788 y se inauguró el 24 de noviembre de 1788. En 1821 un incendio la destruyó y en su lugar se erigió otro coso, cuya obra comenzó el 18 de enero de 1851 y se inauguró el 23 de noviembre del mismo año con el nombre de Plaza de Toros del Paseo Nuevo, por lo que en virtud de la ley promulgada el 28 de noviembre de 1867, que prohibía las corridas de toros, se destruye. Dicha norma se abolió en 1887 y de manera inmediata se construyó el coso San Rafael, de madera, inaugurado el 20 de febrero de ese 1887 y se demolió en 1889.

Ahora, con esta plaza Monumental, para los aficionados acostumbrados a ver las corridas en el Toreo de La Condesa, ubicada en la entonces colonia Roma (ahora Condesa), cerca del centro de la ciudad capital, la lejanía del nuevo ruedo resultó un punto relevante, además del aparentemente poco taurino diseño y el costo del boletaje. De ahí que se comentara en 1946 lo relacionado a que el costo de las entradas para la función inaugural nunca se vio, pues una barrera de sombra costaría cincuenta pesos. Por último, no hubo problemas e inclusive el gobierno de la ciudad creó rutas para camiones y tranvías que acercara a los aficionados a la plaza.

La Monumental Plaza México contaba con 49 filas además de los palcos, repartidas en siete de barreras, nueve de primer tendido y 23 de segundo tendido, además de la zona general. Es por ello que en su momento se le auguraba un escaso éxito al proyecto por sus magnitudes colosales.

La distribución de las localidades es de dos mil 270 en barreras, tres mil 274 en primer tendido, 12 mil 792 en segundo tendido, mil 30 en palcos, 105 en balcones, mil 279 en lumbreras, 20 mil 709 en la zona general y en total son 41 mil 262 lugares para plaza llena, pudiendo llegar de 45 a 50 mil aficionados.

La superficie de la plaza es de mil 452 metros cuadrados. Su ruedo tiene un diámetro de 43 metros. La altura de la plaza desde el ruedo es de 35.9 metros y como la apuntamos el hundimiento del ruedo al nivel del suelo es de 20 metros.

En temas musicales, en la Monumental de México se realiza el paseíllo bajo las notas del pasodoble “Cielo Andaluz”, compuesto en 1912 por el maestro zaragozano Rafael Gazcón Aquilúe, emigrado a México en 1895… Continuará.

DATO
La superficie de la plaza es de mil 452 metros cuadrados. Su ruedo tiene un diámetro de 43 metros y su altura desde el ruedo es de 35.9 metros
Ya levantada se veía majestuosa la Monumental Plaza México / ADARBO

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