El
escritor, investigador y crítico madrileño de la agencia EFE está a punto de
presentar la esperada reedición de su ‘Joselito, rey de los toreros’ al borde
del centenario de la muerte del coloso de Gelves
La tapa de la primera edición de 1999, el cual es un libro de indispensable lectura para conocer lo que fue el legado de uno de los toreros más importantes de la historia del toreo. |
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario
CORREO DE ANDALUCÍA
El libro ya ha salido del horno. La reedición del
‘Rey de los toreros’ (Paseo Editorial) de Paco Aguado viene a colmar las
expectativas de muchos aficionados que seguían rastreando la primera y única
edición de una obra iniciática que había llegado a alcanzar precios disparatados.
El autor logró hace dos décadas abrir la espita del moderno revisionismo de la
figura de José Gómez Ortega, un torero fundamental que tendió todos los puentes
del futuro del negocio y el arte de torear y que había quedado eclipsado por la
mayor parte de la bibliografía oficial.
- ¿Quién
iba a pensar que el año de Gallito iba a pasar a la historia como el año del
coronavirus?
Pues sí, es una mala coincidencia pero la pena es
que no se puedan celebrar todas las exposiciones, actividades y homenajes que
había previstos. Habría que pensar en que el año que viene fuera un 100+1. El
personaje lo merece.
- En
cualquier caso, la pandemia no ha logrado frenar la reedición de ese ‘Rey de
los toreros’..
Ya hay muchas peticiones y ha sido acogido con una
expectación que yo no esperaba. No vamos a poder ver toros pero por lo menos
vamos a poder leer. No deja de ser una alternativa al aficionado para ayudarle
a llenar este vacío. Si no se puede sentar en el tendido que por lo menos se
pueda sentar en un sillón a leer. El libro cuenta además con un espléndido
prólogo de Luis Francisco Esplá que ha sabido tomarle el pulso perfectamente al
personaje.
- Es que la
anterior edición se había convertido ya en un incunable...
En su momento se sacaron 3.000 ejemplares, como
todos los de la colección ‘Tauromaquia’ de Espasa. El momento de preparar una
segunda edición coincidió con la compra de Espasa Calpe por parte de Planeta
que eliminó la colección taurina. Por eso se convirtió en un libro tan difícil
de encontrar y tan caro de pagar de segunda mano. De alguna manera esta edición
viene a colmar esas expectativas. Mucha gente lo quería tener, incluso jóvenes
aficionados de las nuevas generaciones y la nueva edición viene a solventar esa
carencia.
- Esas
expectativas no dejan de ser el certificado del interés que sigue despertando
este personaje a punto de cumplirse un siglo de su trágica muerte en Talavera.
¡Hay hasta gallistas y belmontistas peleándose
todavía! Eso sí que es increíble. Es que es un personaje decisivo y fundamental.
El libro en su momento señaló y llamó la atención sobre una figura que estaba
muy poco reivindicada y hasta desconocida. Estaba oculta bajo un montón de
literatura belmontina –de gran literatura belmontina- sobre todo el libro de
Chaves Nogales. La figura de Joselito era plana. Se le reconocía su papel de
rival de Belmonte pero no se había reparado en su verdadera trascendencia para
entender la evolución de la Tauromaquia. Es algo que se ha visto con la
distancia que ha dado el tiempo.
- Ha apuntado
algo que merece ser profundizado. Es que 100 años después también hay gallistas
y belmontistas enfrentados con cierta vehemencia
No sabemos si llegarán a pegarse como entonces
pero más allá de la broma no deja de representar dos formas de entender la
vida. Belmonte es un torero que está muy metido en el subconsciente del
aficionado taurino y hay muchos que se sienten agredidos porque creen que
reivindicar a Joselito es atacar esa figura idolatrada de Belmonte. Pero no es
cierto. Nadie le quita nada a Belmonte. Todo lo contrario. Le da mucha
grandeza. Estar compitiendo con Joselito El Gallo en esa época... Si no le
quitamos nada a Belmonte tampoco hay que quitárselo a Joselito.
- Ahí se ha
alumbrado una idea muy interesante: el toreo como metáfora de la vida, de dos
formas de entenderla...
Igual que en la pintura o en la música... El toreo
también representa maneras de aprender a vivir. Uno puede seguir por distintos
caminos y los toreros, el gran valor que trasciende de muchos de ellos es que
te dan lecciones de vida, clase, estilo y de estar en el mundo. Es la gran
metáfora de la vida llevada de una manera extrema. Todo el que va al tendido de
una plaza de toros, de alguna forma, va a aprender a vivir.
- La figura
de José también está sujeta últimamente a reinterpretaciones contrapuestas de
su psicología, de su vida íntima...
La vida de Joselito El Gallo es la vida de un gran
torero, de un auténtico visionario del futuro de la Tauromaquia con un final
trágico no sólo porque muere en Talavera sino porque él se entrega en cuerpo y
alma a su oficio, a su profesión y a su propio liderato. Eso le cuesta el
cansancio de los públicos que le ven triunfar tanto. Sobre todo le cuesta la
enemistad de quienes se sienten agredidos por los cambios que va a introducir.
El final de Joselito es trágico y triste. El último año y medio de su vida está
venido a menos de moral; va perdiendo alegría, fuerza... Es una vida difícil
porque cambió muchos intereses creados y ofendió a mucha gente sin pretenderlo.
Trastocó muchas cosas que estaban asentadas, sobre todo en la oligarquía
taurina sevillana: la forma de estar, de entender el propio negocio. Todo eso
lo cambia Gallito y a pesar de tener tanta gente en contra en el final de su
carrera se demuestra que lo que hizo fue fundamental y tan trascendente que un
siglo después todavía estamos viviendo de lo que él ideó.
- La
etiqueta tradicional de revolucionario correspondía a Juan y José detentaba la
de garante del antiguo régimen. La historia cambia...
Creo que la revolución belmontina es más estética
que técnica. Hablamos de un personaje sin fortaleza física, sin tradición, sin
conocimientos aparentes del oficio que consiguió una emoción muy profunda en el
espectador. Eso cambia todo. De ahí el atractivo de los intelectuales por
Belmonte. Ven que ese ‘pelele’ es capaz de hacer cosas grandiosas y de
emocionar a las masas cuando todo el mundo por pura lógica -como decía El
Guerra- repetía que había que darse prisa en verlo antes de que acabara un toro
con él. Pues no acabó un toro con él, viniendo a demostrar que el toreo es una
fuerza del espíritu. Ésa es la gran revolución belmontina.
- Hay que
volver a la primera edición de ‘El Rey de los toreros’. Es el definitivo punto
de arranque del más moderno revisionismo de la figura de José. Alameda lo había
apuntado pero tuvo que pasar algún tiempo para que se recuperara ese hilo.
Ésa era mi intención en su momento y si he logrado
conseguirlo aunque sólo sea en parte estoy encantado. Me di cuenta al hablar
con toreros, aficionados, ganaderos antiguos... algunos habían llegado a verlo
y otros no pero sí tenían referencia directa de otra gente que sí conoció a
Joselito. Me hablaban de una manera muy distinta de cómo se presentaba su
figura en los libros de historia del toreo. Y de ahí mi curiosidad. Me puse a
indagar y encontré muchas cosas. Ya el año del centenario de su nacimiento hice
un guión para Tendido Cero en Televisión Española que marcaba el esquema de lo
que iba ser el libro. Desde los años 50 no se había escrito nada. Lo había
hecho Gregorio Corrochano. Se lo debía de alguna manera aunque no entraba en un
análisis demasiado profundo ni en su trascendencia fuera de los ruedos. La idea
del libro era reivindicar esa figura. Curiosamente ahora todo el mundo le llama
el Rey de los toreros y antes no se le había nombrado así salvo en la famosa
poesía de Alberti en la que se le llama “el rey de los matadores” que es a la
que yo me agarré para titular el libro.
- En 2019,
aunque quizá no como merecía, se conmemoró el centenario de Chicuelo. Pero en
todas las charlas y encuentros, de una forma u otra, se empezaba hablando de
Manuel Jiménez y se terminaba hablando de José Gómez Ortega.
Joselito no descubre el toreo en redondo, ya se
estaba haciendo rara vez. Él mismo, antes de que se grabara esa corrida de los
siete toros de Martínez en Madrid, ya lo había hecho varias veces. Pepe Alameda
ve esa película y llama la atención sobre ese hecho. José ahonda en ese toreo
en redondo, lo hace con mucha más regularidad porque también se va encontrando
un toro que se adapta mejor a esas formas y en el que tiene un mando más
prolongado. Era muy difícil ligarle a un toro que ya se había parado antes de
tocar a muerte como pasaba tantas veces. Joselito sigue por esa línea; es la
línea que continuaría Chicuelo y llegaría hasta Manolete. Hay una imagen
curiosa de la reaparición de Belmonte en 1934 en la que se contempla a Belmonte
en Nimes pegando muletazos sueltos. Al día siguiente se filma a Marcial ligando
cuatro muletazos y uno de pecho. Había tenido más repercusión la técnica de
Joselito El Gallo que la de Belmonte. No es un demérito de Belmonte pero su
trascendencia es más estética que técnica.
- La
historia taurina suele ser muy estricta con sus colosos y más indulgente con
sus actores más inconsistentes o desiguales.
La regularidad es un grave pecado para el
aficionado. Casi todos los toreros que han sido regulares en el triunfo han
acabado repudiados por los públicos. Parece que el que mantiene esa mayor
regularidad es el que más engaña o el que más miente... Ya lo dijo Pepe Luis
Vázquez de Manolete: se había metido en un laberinto muy difícil. La gente
perdona más esas desigualdades. Las ven más humanas.
- Hay que
poner el punto de mira en esa nueva versión de ‘El rey de los toreros’. ¿Qué nos
vamos a encontrar?
Es lo que yo quería hacer desde el principio. En
el 99 estuve mucho tiempo recabando información pero el libro me lo escribí en
dos meses y se editó en uno. Me dejó satisfecho pero aún tenía lagunas y campos
en los que quizá me quedé a medias por falta de documentación. También había
algunos errores que se han subsanado. Esta edición tiene cien páginas más y se
profundiza más en algunos asuntos; se ha revisado la estadística para el amante
de los números; tiene cuatro pliegos de fotografías muy significativas y
contiene además un índice onomástico –en el que se empeñó el editor con
acierto- que ayuda mucho al investigador. Hay que añadir cuestiones y
personajes importantes, como José Julio Lissen, constructor de la Monumental y
pieza fundamental del proyecto, con una trayectoria vital y empresarial que
explica muy bien porqué se levantó la plaza; porque tuvo toda la oposición de
la oligarquía sevillana de la época y porqué finalmente se llega a derribar la
Monumental. Todo está relacionado con Lissen, incluso por encima de José.
La historia
del toreo y su relación con el arte, la cultura y la política del momento aún
está por contar.
La historia está contada pero sí es verdad que se
pueden entender muchas más cosas si las ponemos en contexto. Las corridas de
toros son un acontecimiento que no se puede entender sin relacionarlas con el
contexto social, político, económico, etc... del país. Ahí vamos a encontrar
muchas claves. Si las vinculamos al momento histórico en el que se producen vamos
a entender muchas más cosas. Esos años 10 del siglo XX fueron fundamentales en
muchísimos aspectos. Hablamos de un despertar de las masas, los cambios
políticos, ¡las vanguardias...¡ El toro se alimenta de todo eso, está en ese
mundo, muy por encima de los que quieren sacarlos de ese contexto. De hecho,
todo lo que está pasando estos años en el seno de la Tauromaquia tiene mucho
que ver con el contexto social, económico y político en el que nos encontramos.
Cuando pase el tiempo podremos tener un poco de perspectiva para darnos cuenta.
¿Y si
Gallito no se hubiera muerto en Talavera?
Hay quien dice que se habría retirado pronto. Yo
creo que probablemente se habría casado con Guadalupe Pablo-Romero después de
alejarse de los ruedos. No sé si hubiera vivido mucho. Carlos Crivell ha
apuntado que tenía la enfermedad de Crohn y posiblemente no habría tenido una
vida muy larga. Creo que se habría hecho ganadero: le tenía echado el ojo a la
ganadería de Fernando Parladé que luego ha sido el germen del 80% de las
vacadas actuales. Habría sido un buen ganadero y quién sabe si se habría metido
en cuestiones empresariales. Pero no creo...
Paco Aguado |
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