jueves, 7 de mayo de 2020

La Punta y su notable corpulencia

Simiente de otras divisas
Memorable tarde de La Punta, con “Armillita”, Solórzano y “Manolete” / ADARBO
El ganadero don Francisco Madrazo García Granados muere en 1960 y hereda la dehesa a sus hijos don Francisco y doña Carmen Madrazo Solórzano

ADIEL ARMANDO BOLIO
Especial para VUELTA AL RUEDO

Viene ahora la interesante descripción complementaria que hizo en la década de los años 60, en el siglo XX, el escritor Agustín Linares García en su obra “Los Toros en España y México” sobre la formación de una de las ganaderías pilares en la crianza del ganado bravo en nuestro país, nos referimos a la dehesa jalisciense de La Punta.

“Se efectúa la tienta por acoso y derribo en dos ‘jeep’, en igual forma se realiza a caballo en España. Fueron los hermanos Madrazo quienes primero emplearon esta forma segura y práctica de acoso. Se efectúa sobre un terreno de 1,800 metros de largo por unos 70 de ancho. Es llano, perfectamente cuidado y sirve además para el aterrizaje de aviones pesados que continuamente embarcan corridas para distintos puntos de la República Mexicana.

Con el pie de simiente de esta famosa ganadería, se han formado otras haciendas de reses bravas, que gozan de buen nombre en el país.

A causa del fallecimiento del famoso ganadero don Francisco Madrazo García Granados, acaecido en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 11 de febrero de 1960, heredaron la ganadería de La Punta sus hijos don Francisco y doña Carmen Madrazo Solórzano, incluyendo hierro, divisa  y antigüedad.

Sería interminable la lista de toros bravos de esta vacada desde su fundación. Anotemos que continúa lidiando en las principales plazas de toros de la República Mexicana, con el beneplácito de la afición. Recordemos entonces la corrida celebrada en Monterrey, Nuevo León, el 23 de octubre de 1960, misma en la que le cortaron las orejas a los seis astados, habiendo actuado Félix Briones, el portugués Manolo Dos Santos y Joselito Huerta, quien además por su parte logró cortar una pata.

El 14 de enero de 1965 en la plaza de toros El Toreo de Cuatro Caminos, obtuvo esta famosa vacada otro grandioso triunfo, en que actuaron Luis Procuma, el rondeño Antonio Ordóñez y Joselito Huerta, en la cual el espada ibérico realizó una extraordinaria faena al toro llamado ‘Cometa’, número 17, que pesó 562 kilos, sobrepasando los 500 kilos todo el encierro. Fueron los toros al caballo, con gran pujanza, acusando raza, así como su trapío y bella estampa. Fue por cierto, la última corrida que el torero español toreo en suelo mexicano”.

Cabe señalar que La Punta debutó en El Toreo de la Condesa, de la Ciudad de México, el 10 de agosto de 1924, con una corrida mixta en la que actuaron el matador Manuel Navarro Escalante “Navarro de Brenes” y los novilleros Juan Espinosa “Armillita” y Porfirio Magaña. Y mandó al mismo coso su primera corrida formal el 23 de enero de 1927, estando en el cartel el sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”, el madrileño Marcial Lalanda y Emilio Méndez.

En la misma plaza de la colonia Condesa, el 27 de enero de 1935, durante la décima segunda corrida del serial mayor, el toledano Domingo Ortega, anunciado en mano a mano con el maestro Fermín Espinosa “Armillita Chico”, lidió al toro punteño “Judío”, el más pesado que se ha lidiado en la capital del país, con 803 kilos. En tanto, “Armillita Chico” le cortó el rabo a “Bordador”.

La tarde del 16 de enero de 1946, también en El Toreo de la Condesa, en la décima segunda corrida de la campaña, tuvo lugar la memorable tarde en que La Punta alcanzó un gran éxito cuando el mismo “Armillita Chico” le cortó los rabos a los toros “Consentido” y “Pituso”, en tanto que Jesús Solórzano le “tumbó” un valiosa apéndice a “Batanero”, dando vuelta al ruedo con sus alternantes y el ganadero don Francisco Madrazo García Granados. Y el cordobés Manuel Rodríguez “Manolete” le cortó el rabo a “Molinero”.

El 6 de abril de 1969, en la décima segunda corrida de la Temporada Grande en la Monumental Plaza México, La Punta lidió el encierro más pesado en la historia del coso, llegando a tener un promedio de 577 kilos. En el cartel estuvieron el español Luis Segura, quien lidió al toro más pesado de esa tarde, “Tres Rayas”, con 636 kilos, Jaime Rangel y Gabino Aguilar.

Y finaliza Linares García: “Ni que decir tiene, que dada la afición, conocimientos y entusiasmo que le legó el autor de sus días, siguió su propietario don Francisco Madrazo Solórzano, presentando grandes corridas de toros en todos los ruedos en que lidió su ganado”.

Al fallecer en 1960 don Francisco Madrazo, como apunta la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, hereda la ganadería a sus hijos Francisco y Carmelita, pero a causa de diferentes problemas y malos manejos, la dehesa viene a menos hasta que desaparece todo el ganado.

Fue entonces que en diciembre de 1997, don Pedro y José Vaca Elguero adquieren la hacienda y su fierro, así como 200 hectáreas, desde luego sin ninguna cabeza de ganado original. Como homenaje a la tradición de una de las ganaderías más emblemáticas del campo bravo mexicano, la Hacienda se reconstruye totalmente.

El ganado actual proviene de la ganadería de Vaca Hermanos, con una simiente procedente de Teófilo Gómez, De Santiago, San Martín y San Miguel de Mimiahuápam, así como dos sementales españoles de Joaquín Buendía, del encaste Santa Coloma.

En 2006 se forma una sociedad anónima y los actuales dueños de la ganadería son Carlos Allende, Diego Argüelles, Pablo Carrillo, Felipe Franco, Arturo Ramírez, Pedro y José Vaca.

La presentación de La Punta con los nuevos dueños fue el 6 de mayo de 2005 en el coso Monumental de Aguascalientes y el 14 de diciembre del mismo año se presenta en la Monumental Plaza México. Y en 2016 se adquirió un lote de vacas, dos sementales y 15 utreros del encaste Parladé vía Juan Pedro Domecq, provenientes de las ganaderías nacionales de Santa María Xalpa en su mayoría y de La Joya.

En nuestra siguiente entrega tocaremos el apasionante tema que concierne a la ganadería madre de la cabaña brava mexicana, la de San Mateo.

DATO
El 27 de enero de 1935, en El Toreo de la Condesa, Domingo Ortega lidió al toro “Judío”, con 803 kilos, el más pesado lidiado en la Ciudad de México

Al cabo de tres años del grave percance: Antonio Romero podría ser operado de nuevo
El espada zacatecano tiene nueve cornadas, varias muy graves, pero ni eso mella su vocación, es un ejemplo de vida

Fue el 19 de marzo de 2017, en la Monumental Plaza México, cuando un toro de la legendaria ganadería de Piedras Negras le pegó una grave cornada en el recto al diestro zacatecano Antonio Romero, quien después de varios meses de dolorosa rehabilitación volvió al campo bravo y, poco después, a los ruedos de manera formal.

Por ello, al cabo de tres años de ese duro percance trance, el valiente espada ha tenido que lidiar las secuelas, pues aún está latente una nueva intervención quirúrgica.

A pesar de que su calidad de vida no decreció, diariamente debe tener cuidados específicos como hacer mucho ejercicio, lo que lo convierte en un ejemplo y, al respecto, Romero apunta: “A raíz de la cornada llevo muchos cuidados, porque ese tipo de lesiones traen consigo muchas secuelas. Forzosamente debo correr todos los días ocho kilómetros, porque tengo intestino perezoso, de tal forma que apenas cuando voy por el kilómetro cinco comienzo a sentir vivos los intestinos, como si fueran de bulbos y tuviera que calentarlos”.

En diciembre -continúa Antonio- “mientras corría comencé a sentirme raro, incluso tuve sangrados leves, lo que me llevó a hablar con el doctor que me mandó a hacer diversos estudios. A la par de la fibrosis que tengo en el colon hay que ver el porqué del sangrado. Para no viajar a la Ciudad de México por la crisis sanitaria, el doctor Juan Carlos López, quien me atiende, me recomendó aquí en Zacatecas un lugar para realizarme el examen, lo que hice en enero. Todavía no es seguro que tengan que volverme a intervenir quirúrgicamente, pero el riesgo de ingresar al quirófano ahí está”.

A pesar de las molestias, el torero se echa para adelante: “Esas molestias diarias no son dolorosas, sabes que ahí está la lesión pero te acostumbras a vivir con ella. En esta profesión debes tener vocación, fe y paciencia. Una cornada no te puede quitar de esto que amas con toda el alma. He tenido oportunidad de platicar con toreros que han pasado por algo similar y coincidimos en que la carrera taurina es de gran pasión. Muchas veces me han preguntado por qué no tiro el arpa, pero estoy convencido de que cuando trabajas por algo y lo haces con firme determinación obtienes grandes recompensas”.

Antonio Romero tiene en su colega cacereño Emilio de Justo, su amigo y un ejemplo a seguir: “Conocí a Emilio en España y nos hicimos amigos. Su caso es muy interesante porque lleva 14 años de alternativa y fue hasta aquella tarde en Mont de Marsan, Francia, con los toros de Victorino Martín que cuajó una gran tarde, como otras que había firmado y se le abrieron las puertas”.

En tanto, a causa del Covid-19, el torero zacatecano busca lugares solitarios para ejercitarse: “Debo hacer mucho ejercicio por salud, por vida. Entonces me salgo a correr a un bosque cercano que siempre está solo, no quiero molestar a nadie y tampoco que me molesten. Después entreno de salón en una cancha de futbol abandonada. En casa hago pesas y también entreno. Todo esto lo hago atendiendo los protocolos de salud”.

Antonio Romero, quien en septiembre próximo cumplirá 10 años de doctorado, lleva en su cuerpo las huellas de nueve cornadas y tres fracturas, pero más grave ha sido que debido a la pandemia ha perdido varias fechas que tenía firmadas en nuestro país, además de otras en España, donde tenía programado viajar el próximo mes.

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