jueves, 7 de mayo de 2020

LA HORA DE LA VERDAD - Reflexiones en abierto sobre los toros (televisados) a puerta cerrada

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid

Esbocé tuits que jamás publiqué por no caer en la tormenta de opiniones de quienes escriben en redes con cierta miopía y, por tanto, no con toda la amplitud de miras que requiere el asunto. Procuraré hacer, en este mi espacio, un ejercicio de pensar en voz alta. De reflexionar en abierto sobre los toros (televisados) a puerta cerrada.

Apuntaré, primeramente, que me asombran los desgarracamisas que, ante un panorama devastador, con el sector asolado y sus estamentos más débiles tiritando -cuadrillas, novilleros, ganaderos...-, y un horizonte no más esperanzador para los medios de comunicación especializados en el borde de la extinción -y no dejen de lado las secciones taurinas de los periódicos-, su dolor sea que pueda figurar la salvación de Canal Toros como uno de los objetivos de la estrategia. Evidentemente no el único. Pero el debate es éste, no que TVE mantenga cerrada su única ventana al toreo como es "Tendido Cero". Muchos de los opinadores se dicen periodistas.

Que en esta asfixiante situación un canal de pago estudie la propuesta de televisar ¿corridas? -o quizá mejor otro formato, pero ¿quién dijo corridas?- sin público, tras años haciendo la función que no hacen las cadenas generalistas ni públicas en las ferias, invirtiendo en el sector y tratando de rentabilizar, evidentemente, faltaba más, dé para tanta contrariedad. No sé qué pensar. O sí.

Yo me quedé en la idea iniciática de Fundación Toro de Lidia y ANOET, y no recuerdo la palabra "corridas" en su documento. Pero leo a El Fundi, presidente de la Unión de Toreros, y ya me callo. El Fundi, que levantó la mano en su momento en nombre de los suyos como diciendo, "¡eh!, que habrá que contar con nosotros los toreros", dice esto muy sensatamente: "Yo soy el primero que cuando comenzamos a hablar de una corrida a puerta cerrada me pareció algo frío. Sí, lógicamente puede resultar algo seco pero para juzgarlo nos tenemos que situar en el panorama actual, en los momentos que estamos viviendo, que ni siquiera sabemos hasta cuándo van a durar. Mira, a mí tampoco me gustan los hospitales de campaña, naturalmente prefiero los tradicionales, pero hemos llegado a un momento en que eran imprescindibles y los acogimos como una gran obra. Pues eso mismo me ocurre con los toros. Necesitamos hacer una temporada digamos de campaña".

No creo que vengan las televisiones autonómicas, incluso reconociendo en su nivel el admirable trabajo de difusión en Castilla-La Mancha y Andalucia, en Extremadura lo conozco menos, en Castilla y León algo más, en Madrid aún se están reinventando y Taurocast no parece que vaya a resucitar, a inyectar el dinero que ahora mismo traería un efecto mínimamente balsámico para los estamentos más frágiles ante la tragedia. El dinero lo aporta Canal Toros exclusivamente. Conviene recordar que las grandes multinacionales, marcas, firmas, compañías de la tela y el metal, se negaron a vincular sus campañas de publicidad a la tauromaquia hace ya demasiado tiempo.

Vuelvo a entrar en fase de desconocimiento consciente, constato mi conocimiento de todo lo que no sé, y certifico la ignorancia: no sé si es mucho o es poco el capital que oferta Canal Toros. Desde luego no será en que se paga por las grandes ferias, cantidad, la que sea, que a Morante de la Puebla le parece ridícula, según ha declarado a ABC: "Es un dinero ridículo. Por tema económico no tiene ningún sentido. Pero a veces se pone en una balanza si interesa que todos ['todos' es una audiencia que provocaría de inmediato el cierre de cualquier programa en una generalista] puedan ver las corridas". Sólo coincido con el genio de La Puebla en esta ocasión en el cierto rechazo que podría generar el vestido de torear en una corrida -sigo teniendo la duda si será así- a plaza vacía. El Juli esto tampoco lo ve.

Pero en cuanto a la plata, no parece que haya ahora mismo en el mercado audiovisual una cadena, ni pública ni privada, ni generalista ni autonómica, dispuesta a ofrecer ese "dinero ridículo" por retransmitir una corrida de toros. Tal vez en el regreso a los orígenes haya que insistir en seguir viviendo únicamente de los ingresos de taquilla, ajustándose todo el mundo. José Antonio puede decir esto y lo que le venga en gana desde una posición tan cómoda. Si le hablase del "dinero ridículo" de la televisión a los compañeros de la parte baja del escalafón -que ya empieza demasiado alto- igual escucha algo así como: "¿De qué dinero habla, maestro?". El "dinero ridículo" suele quedarse en las figuras de la élite del toreo. Que lógicamente son los que tienen la fuerza y el tirón, pero que a Simón Casas, presidente de la patronal, le parecen fuera de mercado y generadores de una economía quebrada...

Como observador del panorama tuitero -entre las escasas voces sensatas escucho a Moreno de Terry, filtro y proceso-, comulgo con aquellos que censuran la ingente cantidad de repeticiones de Canal Toros. Por los 20 euracos que vale, lo entiendo. Soy colaborador de la casa y a la vez cliente. Por ser colaborador alguno me dirá que este artículo es interesado. Y precisamente por esa misma condición y estas palabras igual el director de, Ignacio Frauca, me manda a esparragar a TeleVallekas. Hacen falta nuevos contenidos, ahora y en invierno, cuando no haya ni qué repetir del año 20. Lo que no entiendo es que los mismos opinadores -algunos se dicen periodistas- que claman contra tanto bucle a la vez censuren que, en plena y tenaz sequía, se proponga hacer algo -corridas o lo que sea temporalmente- a puerta cerrada. Que, por cierto, con la ley de los 9 metros cuadrados igual no serían tan a puerta cerrada ya.

Como más que en uve (V) la recuperación económica se presiente en ele (L), periodístamente molaría mucho que Canal Toros se fuera a pique, que los diarios en ERTE dejasen de enviarnos a los periodistas taurinos a cubrir las ferias cuando vuelvan, que las publicaciones especializadas desaparecieran y que nos reiventásemos todos en Instagram entrevistándonos unos a otros como gilipollas.

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