Un
lote descastado Domingo Hernández y Garcigrande solo permite el lucimiento del
alicantino.
CARLOS
CRIVELL
@carloscrivell
@carloscrivell
Málaga
De nuevo Manzanares salvó un festejo lastrado por
el juego decepcionante de la corrida de Domingo Hernández y Garcigrande, en la
que hubo algunos toros muy mal presentados, en general muy flojos y solo el
segundo tuvo calidad en la muleta. Una especie de saldo cada uno de su padre y
de su madre. El tercero se desfloró los pitones en una voltereta y fue
devuelto. El sobrero de La Palmosilla fue un manso de libro.
Definitivamente, Manzanares lo ve claro en esta
fase de la temporada. La faena al anovillado segundo fue de gran elegancia,
clara inteligencia en las distancias y los tiempos y preciosista en los
adornos, bien trincherillas o cambios de mano exquisitos. La estocada fue
soberbia y por sí misma mereció la oreja.
El quinto fue un toro distinto. Nunca se entregó
el de Hernández. Manzanares, en un alarde de ambición, fue sobándolo hasta
lograr algunos muletazos de mérito sobre la diestra. De nuevo lució su
elegancia, sobre todo en los cambios de mano. Su mortífera espada no fue
certera y se quedó sin completar su buena tarde malagueña.
El Juli mató su ganadería predilecta con escasa
fortuna. El que abrió plaza, toro muy blando y pasado de kilos, le permitió
realizar una labor seria y torera con escaso eco por las condiciones
aborregadas del toro. Tampoco se esmeró en la suerte suprema. El quinto fue una
prenda que trajo en jaque a su cuadrilla y que esperó antes de meter la cara
con mal estilo en la franela.
David de Miranda sustituyó a Pablo Aguado. Estuvo
toda la tarde con ganas y fue el único que entró en quites en los toros de sus
compañeros. Al manso sobrero de La Palmosilla solo pudo recibirlo con estatuarios
valientes. El toro huyó a las tablas y se acabó la faena. Pudo resarcirse en el
sexto, un animal con pocas fuerzas, siempre con la cara a media atura, al que
toreó con mimo por la derecha. A media altura, ante un animal con poco fuelle,
logró justificarse. Sacó pases de buen trazo para finalizar con sus bernadinas.
Volvió a matar bastante mal.
GARCIGRANDE - El Juli, José María
Manzanares y David de Miranda
Plaza de toros de La Malagueta, 19 de agosto
de 2019. 6ª de feria. Corrida Picassiana. Casi lleno.
Cuatro toros de Domingo Hernández, uno, 4º, de Garcigrande,
y un sobrero, 3º bis, de La Palmosilla,
desiguales de presencia, 2º y 4º, muy terciados. 1º, flojo y soso; 2º, blanco
con clase; 3º bis, manso; 4º, reservón y de mal estilo; 5º, descastado y soso;
6, flojo, noble con poca clase.
El
Juli, de granate y bordados en
plata y negro. Estocada muy trasera y tendida. Ovación. En el cuarto, estocada
corta atravesada y trasera y un descabello. Silencio.
José
María Manzanares, de azul añil y
azabache. Gran estocada. Una oreja. En el quinto, pinchazo, media estocada y un
descabello. Ovación y saludos.
David
de Miranda, de burdeos y
azabache. Tres pinchazos y estocada. Saludos. En el sexto, tres pinchazos y
estocada corta tendida. Saludos tras aviso
Antes de la corrida se le entregó a Fortes en Capote de Paseo como
triunfador de 2018.
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