David de Miranda |
JAVIER
LÓPEZ PÉREZ
@Javierlopez01
Foto: EFE
El diestro David de Miranda abrió este martes la
Puerta Grande del coso de Chicuelo II de Cuenca gracias a las dos orejas que le
cortó al sexto toro, en una tarde de fiasco ganadero en la que Cayetano sumó
también un apéndice mientras que Morante de la Puebla se fue de vacío.
Fue una faena de mucha actitud ante el toro menos
malo de una floja y descastada corrida de Matilla: el sexto. El onubense toreó
con mucho corazón sobre ambas manos en tandas de muletazos largos y bien
hilvanados en lo que fue una faena de mucho ritmo, emoción y más, quede dicho
que por la determinación del torero, que cerró actuación por bernadinas de
pavor y una gran estocada. Dos orejas.
De Miranda ya había puesto toda la carne en el
asador para tratar de imponerse con el incierto y desclasado tercero, con el
que hizo un esfuerzo más que loable en la distancia corta para justificarse y
dejar su firma en varios pasajes al natural y un final por bernadinas. La
estocada cayó baja y fue ovacionado.
Morante apenas se dio coba con un primero de
corrida sin fuerzas ni casta, con el que decidió irse a por la espada tras
cuatro cositas por la cara. No le sentó bien a la gente la displicencia del
sevillano, que, sin embargo, dejó en el cuarto un saludo capotero de alto nivel
artístico, con dos largas, verónicas, chicuelinas y media de postal.
Lástima que luego el toro se viniera también abajo
demasiado pronto en el último tercio. Cosas de la falta de raza. Morante anduvo
aquí más comprometido y hasta logró una tanda estimable a derechas. Nada más.
Luego, tras ver que era imposible dar continuidad a la faena, cortó nuevamente
por lo sano.
Cayetano no pasó de discreto con un segundo de
corrida blando y sin raza alguna, al que pegó muletazos por uno y otro pitón
pero sin decir absolutamente nada. Se juntaron el hambre con las ganas de
comer. Pero al público pareció servirle, al menos para que el torero de
dinastía saludara una ovación desde el tercio.
Con el quinto, en cambio, estuvo más entonado
Cayetano. Y eso que el toro tampoco tenía mucho dentro. Pero aquí al menos se
le vio con más ganas, tirándose de rodillas y sacando lo poco, o nada, que le
permitió el de García Jiménez, al que finiquitó de una soberbia estocada, que
por sí sola valía la oreja que acabó paseando.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Hermanos García Jiménez, el tercero con el hierro de Peña de Francia, desiguales de
presentación, flojos y descastados, de juego deslucido en conjunto. El sexto
fue el menos malo, aunque si fue así, sucedió más por la actitud del torero que
por su propia condición.
José
Antonio "Morante de la Puebla", pitos y silencio.
Cayetano
Rivera, ovación y oreja.
David
de Miranda, ovación y dos orejas.
La plaza registró tres cuartos de entrada en
los tendidos, en el cuarto festejo de la Feria de San Julián. / EFE
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