El
colombiano vuelve este jueves a Las Ventas tras caer herido en San Isidro.
Estoqueará la corrida de Martín Lorca junto a Fernando Robleño y Juan Ortega en
el Día de la Virgen de la Paloma.
GONZALO I.
BIENVENIDA
@GonIzdoBienve
Diario EL
MUNDO de Madrid
Sebastián Ritter cayó herido tras unas chicuelinas
el pasado San Isidro. El derrote en el gemelo elevó al colombiano causándole
importantes destrozos. 20 centímetros de profunda herida que separaron sus
ilusiones de un buen toro de El Ventorrillo que cayó de rebote en las
experimentadas manos de Eugenio de Mora. Ahora vuelve a Madrid en el Día de la
Virgen de la Paloma, patrona de Madrid, junto a Fernando Robleño y Juan Ortega
ante toros de Martín Lorca.
De la cornada habla con serenidad, consciente de
lo que se perdió pero esperanzado con el futuro: "Me dolió mucho saber que
el toro que completaba mi lote fue bueno. Son años luchando, esperando ese toro
y justo cuando me sale estoy en la enfermería. Ahora miro hacia delante con
mucha fe en lo que viene. No hay mal que por bien no venga. Intento pensar que
ha sido todo para bien".
Nació hace 27 años en Medellín. Su padre es
matador de toros, ya retirado. Vive desde hace diez años en España. La
recuperación de la cornada ha sido lenta, tampoco le ha hecho falta forzar
porque su único compromiso tras el percance es el de este 15 de agosto. De esta
forma explica lo que sintió al recibir esa cornada de 20 centímetros que
destrozó la vena safena: "La cornada fue fuerte, afectó a la musculatura y
a las venas pero tuve suerte de que no me cogiera el nervio. Se pareció a las
de Curro Díaz y Alberto Aguilar, pero afortunadamente no me afectó a los
nervios que a ellos les dejaron secuelas".
En Madrid impactó como novillero en 2013, ese mismo
año tomaría en su ruedo la alternativa. De las nueve corridas de toros que ha
toreado en España desde entonces, seis de ellas han sido en Las Ventas. Una
plaza que le espera pero que todavía no conoce su mejor versión: "Aún no
he podido mostrar mi concepto del toreo. En estos años he aprendido mucho.
Quiero que el toro me pase cerca y despacio. En el campo lo he conseguido y
espero tener la oportunidad de hacerlo en Las Ventas". El 15 de agosto es
una fecha importante para Madrid y para el toreo. Un día en el que se aglutinan
un alto número de festejos repartidos por toda España. Una fecha muy torera.
Para Sebastián Ritter es el día D y la hora H: "Este país me ha adoptado y
mi vida entera está en Madrid. Me gusta torear en un día tan importante para
esta ciudad". Ritter se confiesa abiertamente como un hombre de fe. Al
celebrarse el día de la patrona, la Virgen de la Paloma aumenta el significado
de la cita: "Ojalá la Señora nos ayude ese día. Siento que cuando salgo a
una plaza de toros puedo morir. Encuentro la fuerza para ponerme delante de un
toro en la fe. Soy consciente de que me puedo morir cada día que salgo a la
plaza, tener a Dios en mi corazón me da tranquilidad para jugarme la
vida".
En San Isidro le brindó el único toro que estoqueó
al empresario y amigo personal de don Juan Carlos I, Manuel Piñera: "Don
Manuel fue el primero que nos apoyó. Tengo que agradecerle su intercesión,
gracias a él pude volver a Madrid hace algunos años. Ojalá le pueda devolver en
forma de triunfo la confianza depositada en mí algún día".
Cuestionado si siente el apoyo de su país natal,
asegura que de momento hay cierta indiferencia pero confía en dar motivos para
despertar interés: "En el toreo no se regala nada a nadie. Colombia
todavía no me apoya porque no les he dado motivos para ello. Sé, por mi padre
que también es matador de toros, lo que es ser torero colombiano sin venir a
España luchando por la provincia y es muy duro. Yo he decidido hacerme torero
aquí, si consigo triunfar tendrá repercusión en mi tierra. Estoy seguro".
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